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martes, 12 de julio de 2011

Ay el crucero

Después de mas de dos meses de esperas constantes e inconstantes sobre unos papeles y unas autorizaciones que no llegaban, por esta situación medio ilegal que aun tengo y mantengo, al fin dieron los papeles en la agencia del crucero que ya había sido previamente pagado en un arranque que tubo mi marido de total valentía y ternura, por aquello de que nunca habíamos viajado juntos, (ya no en la lanchita de regla si es que eso se puede considerar un viaje, cruzar una bahía pestilente y de aguas petroleas), bueno nos preparamos a hacer el equipaje que yo me negaba rotundamente a armar ya escarmentado varias veces, de las tantas negativas que e recibido en mi vida.
Comencé a hacer el equipaje y luego de un rato ya estaba todo armado, solo faltaba esperar el domingo en que viajaríamos, íbamos nosotros dos y nos habíamos embullado mas aun al ir con unas amigas que ya tenían reservado en ese crucero desde tiempo atrás, al ir con alguien que ya sabia, dejaba menos a la expectativa y un poco mas a la realidad.
Finalmente el domingo llego y tuvimos que ir a coger el bus que nos llevaría a colon al lado de un hotel muy cerca de la casa, no teníamos idea de donde era pero al ver un grupo de señores mayores, dije jubilados aquí es la cosa, y por cierto no me equivoque.
Nos montamos en el bus y con el constante temor de que aun no me dejaran montar en el barco, conversaba un poco y tomaba pastillas cada 10 km, finalmente llegamos a las derruidas calles de colon, entramos por una especialmente derruida y allá al final se veía un puerto muy lindo y recién pintado, donde habían dos barcos a la espera, parece que el negocio de los cruceros en panamá, va viento en popa, nunca mejor dicho, nos empeñamos hasta los dientes, dejamos las pocas prenda que tenemos en las casas de empeños, pero coño nos vamos en el crucero.
Entregamos las maletas muy sonrientes pero con el peso en el estomago de quizás dejar mis piernas en la tierra, pasamos por el detector de metales , donde siempre tengo algo que suena y siempre me registran, eso es normal en mi, ya se escapa de las manos de los comunistas en la isla que me acosaban aquí me pasa igual tengo ese magnetismo especial, para llamar la atención, en fin la diferencia es que aquí si estas seguro que no llevas nada “extraño”, y ya aquí si sabes lo que es “extraño”, no es como allá que es lo que ellos puedan pensar “extraño”, pues con un encogimiento de hombros agarras la mochila y la vacías completica delante del encargado de la maquina de los rayos x, que ellos busquen lo que quieran, determinaron que eran dos pulseras que llevaba y al quedar una cerca de la otra tenia una forma extraña, en fin con el mayor desenfado y con una disculpa lo echamos todo dentro de la mochila nuevamente, llegamos al mostrador donde definitivamente me dirían no puede pasar, tantos años de no reiterados dejan su marca, no es que sea pesimista, es la fuerza de experiencia, pero extrañamente y para mi sorpresa y después de haber llenado los requerimientos aduanales lo entregue, casi ni me pidieron el pasaporte , menos aun me miraron el carnet y solo pidieron la tarjeta de crédito, en fin el se la dio, porque yo si casi ni tengo identidad que carajo voy a tener crédito, en fin nos atendió un muchacho gay que nos conto que también era cubano y se había venido también a panamá hacia unos años, en fin estábamos un poco en la manada, se llevaron la tarjeta de crédito y los papeles de embarque luego de algunos minutos en que mi pie se mueve a una velocidad vertiginosa, como alguien diría “cubacose”, (porque es la velocidad con que uno movería el pedal en una maquina de cocer, bueno un chiste cubano que pocos entenderán), en fin regreso el joven con dos tarjeticas divinas, azulitas y muy bonitas y nos dijo que esas eran las llaves de la cabina y hasta traían escritos nuestros nombres, no podía creerlo una tarjeta con mi nombre y no era la de los puntos del supermercado que maravilla, que dentro del barco todo seria cargado a la tarjeta y no se usaría el dinero, nos las entregaron y nos desearon buen viaje.
Me quede sorprendido con la tarjeta en la mano, nos miramos agarramos la mochila y nuestras amigas ya habían pasado y estaban dentro del otro lado, donde hacia un calor infernal, decidí entrar al baño como siempre me ando meando por todas partes y de paso aproveche para tomarme otra pastilla, Salí y nos sentamos a esperar a nuestras amigas que salieran del baño, terminamos y pasamos por migración, llevábamos los pasaportes y las hojas de embarque y las hermosas tarjeticas azules, solo me dijeron échese un poco para atrás mire a la cámara y zas casi de una patada en el culo me pusieron en la puerta del barco, que maravilla, un país de libertad, donde solo vale el dinero que tienes o que debes eso tampoco importa, y a nadie le importa de donde vienes ni para donde vas, siempre que tengas para pagarlo nada mas es importante, al menos eso me pareció a mi, nos hicimos las fotos correspondientes en la entrada del barco y con el barco detrás y con cuanta constancia grafica pueda quedar de nuestro paso por ese fondo blanco con lanchitas colgando y ventanas de vidrio.
Caminamos y entramos a una pequeña rampita que nos entraba directamente a la boca del barco, mi amiga me dijo mira el letrero, que por supuesto estaba en ingles,” mind your steps” y me dijo sabes lo que dice, y yo conteste mas con lo que quería que lo que decía, ”abra su mente”, ella me contesto casi, pero no es eso, es cuidado con la cabeza, por favor somos latinos ninguno llegamos al metro ochenta eso será para los gringos que miden mas de dos metros o quizás para los vikingos, no para nosotros, volvimos a dar la tarjetica mágica me dijeron bienvenido señor Alexis, pase a la parte de rayos x, y antes que me volviera a sonar algo eche todo en una cesta y esta vez nada me sonó, al fin estábamos dentro del barco.
Sentí en la cara un golpe frio de aire acondicionado un buen presagio, todas las cosas buenas vienen acompañadas de aires acondicionados, subimos directamente al piso 9 donde quedaba el restaurante que queríamos entrar, pero fuimos primero a dar una vuelta por la cubierta una vista impresionante el tamaño y las dimensiones estábamos quizás en lo mas alto del barco era realmente precioso, veía las banderas y un viento incomodo e irreverente que casi nos movíamos, bajamos por las escaleras hacia el restaurante, nos recibió un camarero dándonos la bienvenida en un español casi recién estrenado y parado al lado de un expendedor de gel antibacterial, incitándonos a lavarnos las manos, cosa que hicimos, era un lugar enorme y hermoso con mesas por todo el derredor y todo cubierto de cristales que dejaban ver el exterior quizás estábamos en la parte trasera del barco porque era redondo y se vía una vista casi de 180 grados, muy lindo se veía ese puerto de panamá, para el que a vivido en cuba con un pan que te dan al día por la libreta, 6 huevos al mes, carne nunca y 1 cuarto de libra de pollo al mes eso es un paraíso, no sabia si buscar un plato o acostarme enzima de las bandejas con comida, nunca había visto tanta y tan bien puesta, en fin nos sentamos en una mesa y salí en búsqueda de que encontraba, todo me parecía exquisito así que trate de probar de todo y los dulces aunque los tengo que controlar aquello era un desenfreno imposible de controlar, había de todos y en todas sus formas colores y expresiones, en fin comí de todo y todo hasta que ya no pude mas, treinta años de racionamiento no se quitan muy fácil de la mente, siempre recuerdo una amiga que me decía que algún día se comería un pollo entero, sin tener que pensar en picarlo en pedacitos para que alcanzara para todo el mes.
Conversamos bastante y nos retiramos a ver las cabinas a estas alturas y como estábamos en el piso 8 casi pegados a la chimenea que despegaba el humo del barco pensé que tendría que pasarme el día con un cartón echando el humo del cuarto, pero de eso nada y lo que mas temía que de la puerta tuviera que lanzarme para enzima de la cama tampoco era cierto era bastante espacioso, aunque eran dos camas separadas y lo mejor podía caminar por todo el espacio que tampoco era nada reducido, había para colgar ropa en los closets, había gavetas, televisión, teléfono y gavetas a morir y hasta baño, aunque ese si lo veía difícil debido a mi volumen, no teníamos ventana, pero para mi eso es perfecto no me gusta la luz para dormir, mi maleta ya estaba ahí, pero la de Nicolás la habían “confiscado”, porque llevaba una plancha y mira que le dije veces que no había que llevarlo que la ropa se pone como se lleva y ya, pero nada todo fue por gusto el se la llevo y le quitaron el equipaje, algo que es perfectamente comprensible si a alguien se le olvidara dejar la plancha conectada, podría haber un incendio así que perfectamente la ley, lo único jodio es que nadie se lo había dicho, pero coño eso es sentido común, y como dice una amiga( el menos común de todos los sentidos), así que yo me puse mi traje de baño mi víscera y toda la parafernalia adecuada para ir a la piscina, nos fuimos habían dos, una un poco mas grande debajo del abrazador sol, con una música escandalosa e insoportable, con unos chiquillos brincando y saltando a todo dar y la otra era el solárium que me encanto climatizado evocando alguna acrópolis griega o algo así, pero techada, tranquila, con una tenue música indirecta y donde el sol no te pegaba directamente, unas tumbonas espectaculares y ni un grito de un chiquillo, en fin algo para la tercera edad, exactamente lo que yo necesitaba, ahí nos quedamos yo me metí de una vez a la piscina que por cierto era de agua salada, espectacular , daba pie así que no tenia que preocuparme por mantenerme a flote, el pobre Nicolás solo podía mirarme desde la barrera porque su maleta aun no había llegado, nuestras amigas llegaron al poco rato y nos avisaron del entrenamiento que se haría al poco rato, en caso de accidente, así que Salí del agua y espere a secarme un poco nos habían dado, previamente un numero que estaba en la tarjeta y nos dejaba saber en que lugar debíamos reunirnos.

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