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sábado, 29 de enero de 2011

Camagüey, un viaje para recordar

Camagüey.
 Salimos de aquí a eso de las cinco de la tarde en un día, bueno en un día como todos los demás, íbamos cargados, con un gusano enorme y dos maletines mas; llevábamos ropa como si fuéramos a estar meses y solo estaríamos por un fin de semana, el día anterior nos había llamado Amalia desde Camagüey y nos había dicho que todo estaba resuelto, en este país incluye desde hotel hasta pasajes, nos aseguraron que el hotel nos estaba esperando y que teníamos hasta los pasajes de regreso en avión. Me decidí casi al momento igual que Roly; empezamos a hacer los preparativos, iríamos preparados contra cualquier contingencia, las locas somos así; Íbamos apertrechados hasta los dientes, todo el mundo aquí sabe lo que significa llevar desde jabónde baño hasta papel sanitario, en un país donde nos bañamos con una naranja partida en dos y nos limpiamos el culo con el periódico “Granma” sin contar las frivolidades que denotan nuestra naturaleza.
Llevar espuma de afeitar, shampo, acondicionador y toda una serie de productos occidentales unida a una larga colección de ropa (ni que fuéramos a cumplir 15 años y tuviéramos que cambiarnos a cada paso), denotaba nuestra insistencia en la frivolidad.
A pesar de todo esto iba equipado con buena cantidad de dinero, quince dólares que en cuba significaba bastante, previa que si algún contratiempo acontecía, siempre habría dinero para arreglos y que todo saliera bien, era mi primera salida solo fuera de la habana, siempre había salido con el y nada mas que había llegado hasta varadero. Llegar a Camagüey y solo significaba mi escape, al no poderme ir del país, al menos me iba de la habana, necesitaba esta fuga, este escape de mi realidad, de mi constante monotonía.
Cargados como camellos, llegamos no sin muchos contratiempos a la terminal de trenes, por supuesto, por ser el más grande me toco el enorme gusano, pero en fin me había propuesto no protestar ante nada. Heroicamente cargue el gusano sin chistar. Llegamos y no habíamos visto a José Luis, el cual al rato llego.
No se vislumbraba la posibilidad de obtener los pasajes, y Roly armándose del personaje de macho, fue en busca de ellos, su padre es un alto funcionario en los ferrocarriles y6 eso siempre ayuda, después de esperar más de una hora en la que “la representanta” y yo ya no teníamos de que hablar. Llego Roly sudorosa.- niñas póngase machos que papi nos resolvió los pasajes- todos nos echamos a reír y nos fuimos al anden.
El padre de Roly nos dio los pasajes, no sin antes echarnos una mirada inquisidora, y pudimos montar al tren en el coche seis, la ferromoza, algo seria, nos indico nuestros asientos, por suerte los tres juntos, no se imaginan lo que significa tres locas juntas, solas y desinhibidas, no quiero decir que seamos locas de carrozas, pero bueno siempre se destaca, nos reíamos de la gente, lo que a su vez se reían de nosotros y mas aun del personaje de Roly.
Esa loca haciendo de macho es la peor caracterización de ella misma, nos acomodamos en nuestros duros asientos, no sin antes haber guardado el enorme gusano en una parrilla metálica que estaba pegada al techo. Antes situamos los pomos con agua, los embases plásticos con comida, llevábamos arroz con hamburguesas (por supuesto de picadillo de soya), ya es el único picadillo que conocemos y diez panes que compramos en bolsa negra, cuando dije que íbamos equipadas hasta los dientes no era por gusto, nos propusimos que nada nos atormentaría.
Sabíamos que en los trenes no hay ni agua, ni nada de comer, ni, luz y pasarse doce horas en un tren sin ninguna de estas comodidades ya es demasiado y como locas preparadas lo previmos todo. La ferromoza comenzó a vender unos numeritos para hacer una rifa, le compramos cuatro números del veinte al veinticuatro, era todo muy entretenido y pintoresco al menos para mi, ya saliendo de la habana se efectuó la rifa y nos sacamos con el veinticuatro, paloma en la charada, el dichoso plato de yeso pintado que era todo un atentado contra el bueno gusto, propuse usarlo como diana de un tiro al blanco, pero las otras propusieron llevársela de regreso a Amalia, lo firmamos haciéndole una dedicatoria y quedamos encantados.
El tren continuaba su marcha era mas el tiempo parado que en movimiento, ya habíamos hablado de casi todo y nos comenzábamos a aburrir y unas locas aburridas puede ser algo muy “peligroso”, se nos ocurrió jugar a las cartas y sobre las cajas de las cintas, pues Roly es la cantante,(el principal motivo por lo que íbamos a Camagüey era por un recital que iba a dar en esa ciudad), un debó prever a que se referían.
Comenzamos un entretenido juego de cartas y ante las miradas asombradas de los otros pasajeros, nos secábamos el sudor, haciendo la mayor indiferencia hacia ellos y el calor.
Cuando en este país haces algo que las demás personas no están acostumbradas a ver o que se sabe que existe aunque no se practique inmediatamente eres blanco de miradas y comentarios, había que mantener una rigurosa postura y forma de vestir especifica para ser aceptados por la mayoría y no destacarse a lo que nos revelábamos desenfrenadamente.
Rápidamente se fue haciendo de noche por lo que tuvimos que guardar las cartas y comenzar a conversar nuevamente, mirando lo poco que se podía ver hacia afuera.
El tren paraba en algunos pueblos y las personas inmediatamente se acercaban a vender cualquier tipo de productos comestibles, piñas, mangos, naranjas, cebolla, ajo y cosas deficitarias en mayor cuantía en la ciudad, no compramos nada pues pensamos que en Camagüey se conseguiría todo y mas barato por ser una provincia mas alejada, finalmente se puso todo obscuro dentro del tren, no llevaba luces ninguna pos supuesto.
Fijamos nuestra cena para las once de la noche, habíamos venido comiendo pan en todo el trayecto y no teníamos casi hambre, no es fácil ver como la gente se desespera dentro de esa caja de muertos de hierro donde nos encontrábamos, asinados con el calor, el hambre , la falta de agua y el hedor que emanaba de los baños, es espantoso como todo el mundo mantiene un silencio totalmente estoico, veíamos a varios hombres que iban para el baño y no regresaban, a esas alturas o había una gran orgia dentro del minúsculo baño o se lanzaban por la ventanilla, logramos averiguar que era lo primero al Roly ir a experimentar y no regresar hasta dentro de un buen rato oliendo a mierda y con una sonrisa en la cara, no hubo necesidad de explicación ya estaba confirmada la duda, era una gran bacanal , bueno también no había mas nada que hacer en ese tren y el tramo era largo.
Sacamos todo nuestro aparataje alimentario sobre las once a luz de la fosforera comimos ya sin sonrisas y con mayor dureza en los rostros, el cansancio unido a las cosas desagradables que veíamos nos quitaban la alegría unido a que las hamburguesas de “lombrices” (aquí la gente dice que las hacen de lombrices), ya estaban agrias, así que o no las comíamos o pasábamos la noche en blanco, así que comimos sin hablar.
Esperábamos la madrugada con verdadera expectativa, se especulaba mucho sobre las orgias gays de los guajiros tapados de los trenes, pero al final no vimos nada o no salimos a buscarlo estábamos demasiado cansados y no andábamos ni a mitad de camino.
Muchas personas se dedicaban al comercio ilícito en este país, (conocimos a una pareja gay), que llevaban un año de relaciones y se arriesgaban en hacer estas actividades para tratar de comprarse un cuarto donde vivir, lo que tampoco se podía hacer, pero bueno así funcionan las cosas aquí, ellos traían a la habana, queso y huevos (nadie se imagina lo difícil que es trasportar huevos para el contrabando sin que se rompan en el intento) y los vendían, luego llevaban a Camagüey, chicharos(granos en abundancia en la habana), pero escaso en las provincias. Así iban llenos de regreso y no perdían el viaje, en bolsa negra todo se comercia o se vende, la necesidad impone y como seres humanos que somos nos aburrimos de las cosas en demasía, en la habana  llevaban como seis meses dando por la libreta solo chicharos, cuando la cogieron con dar frijoles colorados, eran todos los meses, por aquella época trasmitían una telenovela donde la protagonista medio boba repetía diariamente.-niña mira tu novio- y el cubano con su humor natural bautizo al arroz con frijoles colorados “niña mira tu novio”.
Ya todos los temas posibles de conversación permitidos habían sido agotados y como de política no se puede hablar a no ser para alabar al gobierno, nos sentamos unos frentes a otros tratando de mirarnos, cosa que solo se lograba por momentos, cuando algún destello de luz entraba por las ventanas.
Nos quedábamos medio dormidos por momentos, era lo mejor que nos podía pasar en aquella situación tan desagradable, nos despertamos una vez, eran como las cinco de la mañana, preguntamos si faltaba mucho para Camagüey, nos contestaron que no por lo que decidimos comenzar a arreglarnos, no podíamos permitirnos el hacer nuestra entrada triunfal en tan ilustre ciudad hechas unas “brujas”, sacamos a la luz de la fosforera (que nos hubiéramos echo sin ella), todo el aparataje para lavarnos los dientes, (con pasta perla), la cara y arreglarnos el pelo, a falta de espejo y la falta de luz, solo podíamos guiarnos por lo que nos indicaba el que nos quedaba de frente, por lo que la representanta, tuvo que guiarnos a Roly y a mi , mientras nosotros éramos dos para ella sola, terminamos con aquel despliegue de aseo, nos dispusimos a esperar la llegada a la ciudad de los tinajones, ya amanecía cuando volvimos a preguntar y nos dijeron que aun faltaban tres pueblos mas, evidentemente o nos habían mentido o habíamos escuchado mal, cuando logramos vernos ya con las luces de la aurora, nos dimos cuenta que estábamos espantosos, manchados de pasta de diente, el pelo arrebolado , en fin horribles, todo lo habíamos echo mal, por lo que tuvimos que arreglarnos nuevamente, pero esta vez quedamos frescas como lechugas, (conozco la frase pero se me a olvidado el vegetal de tanto tiempo que no entra al agro), eso si con un aliento envidiable.
Finalmente llegamos a la ya no tan lejana ciudad, nos bajamos del tren y caminamos hacia un sentido y hacia el otro, no encontrábamos a Amalia; seria posible que no hubiera ido a esperarnos?; se entendía que no asistiera la banda infantil y el coro de niños cantores del “tinajón divino”, por aquello del periodo especial, pero ella si debía estar allí, decidimos seguir a la gente y cuando íbamos saliendo del interminable anden, por fin la vimos, aquella tortillera resplandecía dentro de aquella muchedumbre, el alma nos volvía al cuerpo.  
Nos abrazamos y nos besamos como si hiciera años que no nos viéramos, tras los saludados de siempre, preguntamos que haríamos, primero ir a un buro de reservaciones que se suponía hicieran en esa ciudad y tras tomar un che con caballo, la primera experiencia en ese lugar; íbamos divinas, parecíamos damas de finales de siglo, lo único que nos faltaban eran los abanicos, cosa que Roly logro días después al ir acompañado de unas señoras de edad que llevaban uno y fingiéndose asmático le pidió prestado el abanico, para finalmente sentirse realizada en aquella ciudad.
Llegamos al lugar donde se detenían los coches, no podían continuar más allá, al preguntar cuanto le debíamos y contestarnos que cuarenta pesos, diez pesos por cada uno, nos quedamos anonadados y con un triunfal:
-        Las deudas se pagan no se discuten- saque el dinero del bolsillo y le pague, por supuesto jamás nos volveríamos a tomar otro aunque se nos cayeran las piernas de tanto caminar, por cierto las distancias en Camagüey eran extremas, para un entrenamiento de maratonista de fondo, no tenia desperdicio aquel lugar. A todas estas yo no había chocado con ninguno de los famosos tinajones, seria que los habían usado para hacer refugios?, en este país y con esta furia de hacer refugios para las invasiones de los americanos que nunca llegan , cualquier cosa es posible.
Nos sentamos en la entrada de l buro de reservaciones, a todas estas pensaba que simplemente habíamos ido allí a confirmar lo que ya teníamos, aquello parecía tan real que ni por un  momento me tome la libertad de aplicar mi regular fatalismo de dudarlo todo, pero al preguntar que hotel teníamos reservado y recibir la respuesta que ninguno, me sentí desmayar, que carajo hacia yo en aquella ciudad perdida en lo mas recóndito de este puñetero país sin tener donde carajo poner el culo.
Me arme de todo mi valor, y me enfrasque en contemplar todo aquello, era una bonita plaza típica del colonialismo español, que contrastaba desafortunadamente con unas recientes construcciones tipo soviéticas), que contrastaba desafortunadamente con unas recientes construcciones que deslucían todo el lugar; en los pequeños bancos habían sentadas algunas parejas que sino llega a ser por Roly, jamás hubiera notado que eran lesbianas, jamás había visto tanta “fortaleza”, unas (porque habían dos parejas), eran unas alegres jovencitas con tanta gangarrias y féferes que se podían llevar, cargadas de maquillaje que parecían unas “puertas chinas”, todo desentonaba con lo temprano de la mañana, pero evidentemente querían realzar su femineidad, pero las que las acompañaban no asimilaban ningún tipo de descripción, eran sencillamente “hombres”, todo en sus ropas así lo demostraba, sus modales, hasta los peinados que llevaban, solo desentonaba con todo aquello sus senos que a pesar de sus esfuerzos se empeñaban en sobresalir, mi cara era seguramente tanto asombro y mi vista tan fija que Amalia, me llamo la atención, temiendo quizás una respuesta de parte de ellas, realmente no me había quedado así a propósito, no me había dado, cuenta, en realidad suelo ser muy despistado y me quedo mirando fijamente sin darme cuenta.
Finalmente llegaron las “compañeritas”, que atienden el buro de reservaciones, que con una sonrisa de oreja a oreja nos dijo que jamás encontraríamos alojamiento, a pesar de un pequeño “obsequio”, que le había dado a una de ellas, la que me invito a que la visitara mas tarde a ver que podía hacer.
Decidimos irnos para la casa de Amalia donde nos esperaban, tras caminar toneladas de cuadras las que parecían no tener fin, llegamos finalmente a su casa, fuimos muy bien recibidos, lo principal al menos para mi era darme una buena ducha, tras besar a toda la familia, también al perro. Desbaratar nuestro pesado equipaje y obsequiar el “hermoso plato”, que nosotros mismos colocamos en la pared y que allí mismo debe seguir, nos dispusimos a bañarnos, pero no había agua en la ducha, como ciertamente me sentía en mi casa, decidí que me pusieran agua a calentar par bañarme con un cubo y el consabido jarrito, una vez todo listo me llamaron para que me fuera a bañar, salí del cuarto con todo aquel aparataje de aseo personal que llevaba, entre al baño y tras disponerlo todo me decidí a entrar a la poseta donde uno se baña, pero al ver el agua dentro del cubo me quede petrificado, el agua era realmente amarilla, o no sabia determinar bien el color y a un grito de – amaliaaaa- , Salí de allí despavorido. Entre risas me explicaron que el agua de allí era así, que no podía hacer nada, que la de tomar si no lo era, porque ellos compraban agua a un señor que la vendía de un manantial, pero que en toda aquella desafortunada ciudad, siempre la encontraría así, lo que no dejo de ser verdad a los días de estar allí verla un una pizzería convertida en hielo, no me había equivocado era realmente amarilla; y rebasaba todos los limites de mi amplia imaginación.
Después de darme aquel baño, ya con menos alegrías y euforias salí de allí con una sonrisa angelical, aunque mi conciencia opinara otra cosa, la amabilidad con que nos trataban era tanta, que echaba por tierra cualquier percance que allí pudiera tener, me sentía realmente bien en aquella casa.
Tras habernos bañados y desayunados todos, salimos a hacer nuestra primera incursión por la ciudad, todo me parecía interesante o al menos me lo trataba de creer, lo contrario jamás lo diría, caminamos como dementes, me llevaron a tantos lugares que me sentía desfallecer, ya para esa hora todas las casas se me parecían y las iglesias creía que no había salido de la misma desde que empecé este largo viaje.
Finalmente recalamos en la casa de la cultura donde mi amiga, daría su recital, al fi un asiento, un delicioso espacio donde dejar caer nuestras extenuadas nalgas, un espacio de espuma de goma forrada con vinyl que nos pondría el culo a sudar, pero por fin una silla?;quizás habría agua?, no, nos dieron ni tan siquiera un baso de agua.
Pero estábamos alegremente en Camagüey,( esta frase me la repetía a cada momento para no caer en una total depresión e ir a acostarme en la línea del tren en el que habíamos venido y esperar pacientemente que en algún momento quisiera pasarme por enzima y que además no fuera tan despacio como para que pudiera parar, pero no puedo seguir divagando con mis anhelos tengo que contar una historia); salimos de allí tras dejar ultimados los detalles del espectáculo y la seguridad de un hotel al día siguiente. Esperábamos la noche con franca expectativa, se nos había hablado de los hermosos gays de Camagüey, pero aun no habíamos visto ninguno, pero manteníamos las esperanzas. Al fin llego la noche con todo su halo de penumbras y deseos mal reprimidos, nos arreglamos lo mejor que pudimos, estábamos como para que nos comieran vivos, cosas que pensábamos dejar que nos hicieran sin la mayor resistencia. Amalia nos llevo a un parque por el que me parecía ya habíamos pasado mas de una vez, de ahí se suponía iríamos a una fiesta , nos sentamos allí con nuestras cabezas moviéndolas tan constante  y ambas direcciones que parecíamos ventiladores rusos, ( de esos blanquitos chiquiticos que venían dentro de los refrigeradores y que te vendían por meritos en las asambleas del trabajo , si de esos mismos), al fin comenzaban a llegar nuestros futuros pretendientes, todos nos saludaban y éramos presentados por ella, la que los conocía a todos,(será que los tenia censados, en este país y con  lo serio que se lo toma el CDR, no lo dudaría), aun no veíamos los hermosos gays, pero la noche aun era joven.
El tiempo pasaba y las locas llegaban, era una horda de locas estúpidas y simples que no tenían absolutamente nada de que hablar, tomaban ron como alambiques en celo y pajareaban a mas no poder, y cantaban hasta canciones inventadas por ellos que se me antojaban bastante simpáticas, como aquella que le había escrito una de ellas a los carros de la policía que pasaba constantemente, encendía los focos temblábamos un poco y seguía( luego supimos que los policías eran mujeres de algunas de ellas), así que ya a estas alturas quedaban dos opciones o ir preso una vez mas por maricon o estar custodiado , contra ladrones y abusadores de gays, en fin la canción decía algo así como “brigada especial, brigada especial, para acabar con la tranquilidad”, me parecía que habíamos retrocedido en el tiempo, que estábamos a principios de los ochenta, tuve las mismas sensaciones, había que reaccionar, que la persecución aun no había terminado, ni terminaría en este país.
Ya a estas alturas estaba convencido que la policía solo estaba consiguiendo gasolina para poder traerse un par de guaguas y cargar con aquel plumífero parque, pero a pesar de todo aquello seguían llegando locas, aquella en vez de ser la ciudad de los tinajones, debería ser la ciudad de los maricones, como era posible que hubiera tantos en tan pocos metros cuadrados, y la fiesta que no aparecía por ninguna parte todos tomaban ron, o lo que decían ron un liquido extraño mal oliente y que te bajaba por la garganta como un rio de lava ardiendo, creo que se llamaba “chispaetren” o algo así la verdad que no duraría que fuera algún liquido inventado o destilado que salía de ese monstruo de metal infernal que nos había llevado a ese recóndito lugar.
Por fin decidimos preguntar por la fiesta, porque quería irme, no quería ni una temporadita mas prisionero por maricony me imagino que tan lejos de la ciudad seria mucho peor al menos por lo que veía allí. Y al recibir la negativa colmada de justificaciones decidimos irnos finalmente, para ellos era de lo mas divertido pero al menos para mi aquello era tan remoto, vivido y lamentable que no quiera seguir viviéndolo nuevamente, por fin salimos de allí dejando aquellas locas hablando y soñando con vergas y trapos unión un poco rara pero, ya podía esperar cualquier cosa, fuimos hasta casa de Amalia, donde nos acostamos adelante del ventilador echo con el motor de la lavadora que iba caminando solo y al ir rotando y andando terminaba parándome varias veces para traerlo de vuelta y quedar de frente y me echara un poco de aire, esperamos que el nuevo día trajera algo mejor.
Desperté empapado en sudor y con el ajetreo en la cocina, pero no me levante, escuchaba voces extrañas que no conocía, seguramente serian los esposos que se preparaban para irse a trabajar, por lo que espere que se vaciara un poco aquella urbe de gente dentro de aquella inmensa casa, probablemente me volví a dormir y desperté nuevamente con un agrio sol que entraba por la ventana.
Me levante haciendo notar que ya me había despertado, di los buenos días y me fui al baño a lavarme, me senté luego en la sala a esperar que los demás despertaran, mi mente empezó a vagar y a cuestionarme que yo hacia allí,(evidentemente quedaban respondidas todas las preguntas porque los cubanos lo único que hacían era tomar ron y singar, no había mas nada que hacer);Si era necesario?. Que representaba esta huida y sobre todo si valía la pena?. Evidentemente las expectativas habían sido mayores que lo que habíamos encontrado, pero estaba montado en ese tren, y no había nada que hacer o seguir en el o regresar a lo que me negaba rotundamente para no aceptar tan rápidamente mi derrota.
Los demás comenzaron a despertar y la casa a desperezarse de un sueño prolongado, quizás apoyado por tanto liquido embriagante de la noche anterior, la vida tomaba nuevos aires, salimos a la “candonga” que había en la esquina y compramos tamales para desayunar, tras hacerlo y vestirnos salimos nuevamente a la calle, la aventura continuaba.
Me sentía mucho mejor, comencé a fijarme en los pequeños detalles, las calles estaban asombrosamente limpias, (ya hubiera querido la habana para un 26 de julio), en este periodo especial inventado por nuestro centenario líder una vez que los rusos nos quitaron la teta de donde se chupaba esa leche endolarizada que nos tenia medios gorditos, todo estaba casi recién pintado o al menos recién fregado, seria esta la misma ciudad que había visto o mejor que no había visto el día anterior, “el bulevar”(aquí cierran una calle y le ponen ese nombre tan pomposo), arteria indiscutible de aquella ciudad se me antojaba ahora como recién echo, las tiendas se arreglaban rápidamente y con recursos desconocidos y cambiaban los nombrecitos al ingles a una velocidad pasmosa, la necesidad imperante de cuanto dólar llegara a la isla la tenia que conseguir el gobierno a como diera lugar, nos llegamos al hotel y todavía nada, pero no desalentamos, llegamos a la casa de la cultura donde un nuevo aire se le daba a todo aquello, nuestro parco ministro nos visitaría, lo que estimulaba a todas aquellas locas a correr desenfrenadamente para tratar de arreglar aquel destartalado lugar el que evidentemente no tendrían ningún ingreso en dólares, así que el gobierno no se molestaba en arreglarlo.
Después de las opiniones un poco de todos y mucho corretear y pedir prestado a todas las viejas de la ciudad, desde adornos hasta alfombras todo quedo bastante bien decorado, como se decía por estos tiempos “hacer mas con menos”, en este caso era hacer algo sin nada, pero allá vamos, por algo somos la parte mas imaginativa de la sociedad, salimos a almorzar a la pizzería ya que nos habían dado un bono para poder entrar, y me hablaron maravillas de allí, ya no me creía nada de lo que me decían y a todo asentía , si que genial, llegamos y tras cambiarnos detrás de una columna con el mayor desenfado, porque a mi no me dejaban entrar en camiseta , así que ella se puso mi camiseta y yo su pulóver así que quedamos “travestidos” en pocos segundos, no obstante el bono nos toco sobornar al capitán para poder entrar por la módica suma de treinta pesos algo que me pareció muy barato, después comprendería por que?.
Entramos y nos sentaron en una mesa al fondo, evidentemente esa era la que estaba destinada para los colados, el lugar era espantoso, pero el hambre lo era mas, los tamales con agua del desayuno nos había dado una acides horrible en el estomago.
Nos sirvieron el agua, ahí fue donde vi convertida en hielo y si era realmente amarilla, parecia un puñetero duro frio de mantecado, lo que superaba cualquier fantasía mía, a lo que me negué rotundamente  tomarla, pedimos jugo de mango que aunque sabia era echo con la misma agua y estar disuelta con el ¿mango?. Bueno en fin pedimos todo lo que había y nos tocaba, aquí todo es racionado y para comer algo nuevamente debía de ser nuevamente sobornado esta vez la dependienta que mas bien parecía domadora de leones que otra cosa por el fuerte olor que despedía y sus modales estaba negada a aceptar las donaciones cosa que después agradecí.
Nos trajeron unos espaguetis, pero no, no podían serlo!, eran como un vomitivo gris en forma de fideos mal olientes, era espantoso a la vista y al paladar, eso se negaba a dejarse tragar era como una masa engominada que no había manera de hacerla bajar ni empujones de jugo de ¿mango¿, tras dejarlo después de varios intentos, los demás se lo comieron encantados, aunque Amalia se resistía algo por lo que no termino, al poco rato llegaron las pizas, bueno aquello realmente parecían pizzas, aunque seguían siendo grises, evidentemente era la harina que venia por esos lugares, esta si se pudo tragar aunque no completa, (será por eso que por aquella época mantenía aquella figura envidiable), después de todo había que comer algo, porque donde sino, después nos trajeron unas especies de panetelas que nunca sabré si eran comestibles o paletas para mesclar cemento, tras degustar toda aquella profusión de nueva tecnología alimentaria estilo periodo especial, salimos sonrientes de allí, no sin antes apretar la mano del capital y dejarle los treinta pesos, invitarlo al concierto y jurar que volveríamos nuevamente. El comería aquella comida?, no lo creo al ver el botón de su saco que quería saltar y sacarle un ojo a cualquier atrevido que intentara preguntárselo.
Nos fuimos nuevamente al hotel donde ya nos tenían la habitación, era una reducida,! pero al máximo!, con una sola cama y un ventilador amarrado con una cadena y aquella agua amarilla que brotaba por todas partes y corría alegremente por dentro del cuarto, lo que nos hacia poseedores de un manantial particular, que alegre nos sentíamos allí, hasta podríamos colgarnos del techo, ( si porque aparte de no caber ahí dentro las bigas del techo estaba afuera y era muy fácil amarar las sabanas de allí como si fueran hamacas) y cual juglar declamar sonadas canciones al pie del riachuelo, que hermoso era todo aquello. No quería ni pensar como nos haríamos a la hora de dormir, ¿a quien le tocaría la proximidad del rio¿ porque a estas alturas Roly aun no había cantado y ya tenia aires de diva.
Tras trasladar parte de nuestro equipaje allí, me negaba rotundamente a llevarlo todo con nosotros, no sabíamos lo que podía acontecer y en el mejor de los casos se empaparía de tan misterioso liquido. Nos bañamos y salimos tempranito para el ensayo, no sin antes haber pegado por todo el boulevard los posters de ROLY EN CONCIRTO; gracias a los simpáticos compañeritos de la pizzería que nos habían donado un poco de esa harina gris para hacer el pegamento, que quedo estupendo, y con un color envidiable, y como engrudo era genial.
El ensayo fue delicioso, grito y pateo todo lo que quiso, Roly estaba muy alterado con las pobres compañeritas de la cultura de la ciudad, que tanto empeño habían puesto, pero era que nada salía como debía de ser pero tras algunos “ataquitos” de la estrella y unas cuantas tazas de tilo que casi se mea en el escenario, todo había mas o menos quedado solucionado, evidentemente le tenia fobia a la luz verde,(parecía la historia de la “masucamba” de Moraima Olvera), no había celofán amarillo, ni rojo así que ingeniosamente pedimos un pedazo de nailon y lo teñimos con bijol y el otro con rojo aseptil, así que quedo amarillo uno y rojo el otro, ahora faltaba ver lo que duraba cuando le diera el calor del foco, eso era rezando que hubiera luz en la noche, y para ese menester tenían a unas cuantas beatas de rodillas rezando al santo patrono de los apagones para que no se fuera la luz.
Salimos y logramos comprar un nuevo jabón en la única tienda de dólares que había allí porque la estrella no podía ir nuevamente oliendo a naranja agria que era con lo que solíamos bañarnos, (no tuve corazón de quitarle a la mama de Amalia el que habíamos traído y que había quedado tan contenta al tenerlo en su baño bajo la aclaración de solo una pasadita , nada de espumarajos), tras bañarnos nuevamente y comer en el hotel , la comida no era tan mala si tenemos en cuenta la de la pizzería, que siempre se llevaría la estatuilla de lo peor.
Nos cambiamos nuevamente de ropa, pero esta vez ya iba por tres colecciones distintas, si seguíamos así tendría que mandar a pedir mas a la habana y yo que pensaba que había traído demasiada.
Llegamos nuevamente al improvisado escenario, (esa cualidad si tienen todas las provincias en este país que las unifica, que todo da la impresión que es realmente improvisado), ya era de noche, llevaba dos días allí y ¿los tinajones, donde estaban?, aunque no me atrevía a preguntar por no pecar de indiscreto, ya habían llegado algunos espectadores por lo que nos encerramos en el “improvisado” camerino, sudábamos a mares ¡que calor!, no había maquillaje que allí resistiera y lo que me esperaba no era fácil, pues harían un desfile de modas y me tocaba a mi convertir en princesas a todas aquellas brujas camagüeyanas, desee escapar, pero el director de aquello, quizás leyéndomelo en la cara, no me dejo salir del camerino, tras promesa de buscarnos un ventilador.
Tras terminar aquel esfuerzo mefistofélico, gracias a dios todo fue roseado con unas cervezas muy frías que no se de donde salieron, pero que engullía con total voracidad, por lo que las ultimas modelos ya salían con las pestañas de lado y el colorete tan subido que precia que le habían entrado a galletas, pero daba igual si con esas luces ni se iban a notar.
Se sabia que había echo lo humanamente posible, yo no hacia milagros, me dedique  ver lo que restaba de aquel “improvisado” espectáculo, para ser improvisado tampoco era tan malo, peores los había visto yo en el Teatro Mella pagando tres pesos y con naylitos de envolver pollos colgando en bambalinas, era verdad que las locas “siempre se crecen antes las dificultades”, (seguramente esa frase fue inventada, pensando en nosotros), si dirigiéramos este país seguro ya se hubiera acabado el periodo especial o al menos “parecería”.
Allí estaban las locas que ya conocíamos del parque y otros gays que por su forma y comportamiento, parecían mas interesantes,       ¿seria que nos habían llevado al lugar equivocado en aquel parque?, parecía que si.
Terminado el espectáculo y el sin final de canciones que canto Roly, o sea todo su repertorio y algunas mas que se invento, los nuevos gays que habíamos allí conocido nos invitaron a una fiesta, y lasque ya se creían nuestras amigas se quedaron boquiabiertas cuando las dejamos plantadas y nos fuimos con un teatral portazo tras nosotros;( ah el ministro de cultura nunca apareció, pero esa parte ya me la imaginaba).
Llegamos a la casa de la fiesta, una casa muy espaciosa y de mas arquitectura colonial, (esto era otra cosa), la música muy agradable, el ron había que comprarlo, pero no nos importo, el lugar y las personas eran agradables, comenzamos a alternar y conocer, al fin caíamos en algún lugar agradable, bailamos toda la noche y conocimos algunos mas íntimamente, que ya al irnos nos aseguraron que nos pasarían a recoger al día siguiente para que no fuéramos raptados por las otras locas insípidas, la Roly estaba fascinada, un chico le había regalado una flor y hasta le había dicho algunas palabritas inconvenientes al oído, a mi también alguno me llamo la atención, la que acabo fue la “representanta”, desde que llego se perdió en uno de los numerosos cuartos y no salió mas hasta casi cuando nos íbamos y ya toda sudorosa, por lo que esta noche la castigaríamos y le tocaría dormir pegada al riachuelo, la noche por fin terminaba,? comenzaba a valer la pena el viaje al oriente del país?.
A la mañana siguiente llego Amalia bien temprano, no quería perderse la posible salida, todavía no sabíamos adonde, presuponía no había tantos lugares donde ir en aquella ciudad, nuestros posibles pretendientes llamaron desde el lobby; ¡albricias!, teníamos teléfono y además funcionaba, eso era toda una delicia, bajamos muy informales, debíamos de desayunar primero, donde sino comeríamos, porque en la pizzería ni muerto, allí estaban los muchachos, habían venido el de Roly y el de Jorge Luis, el mío ni por todo aquello, y estoicamente jamás pregunte, no podía ponerlos en la penosa situación de tener que dar una escusa, no disculpamos, era penoso pero no los podíamos invitar a desayunar, no los dejaban, eran tres los hospedados y ni uno mas, (si no los empleados no se podían robar lo que quedaba). Salimos casi como entramos, no había casi nada, jugo de ¿mango? Y pan con pasta, jamás supimos de que?, a pesar que nos la daban a diario. Les pregunte que adonde iríamos y nos dijeron que a conocer la ciudad, ¡NOOOO!, ni coronado de oro volvería a conocer la ciudad y caminar las interminables calles de adoquines, donde se te viraban los pies a cada rato, a ver las casas de cuanto mártir se le ocurriera haber vivido allí aunque fuese un solo día,(perdón), pero jamás volvería a la iglesia, cuando comenzaba a ponerme verde de rabia decidieron como por encanto llevarnos al hotel Camagüey y pasar el día en la piscina, pero como no éramos extranjeros, aunque si turistas,(pero aquí la condición de turismo sin ser extranjero no era posible), a lo que Roly se les adelanto y les dijo que con mi personaje teníamos abiertas, me dijeron casi en susurro que quedaba algo lejos, pero tomaríamos un taxi, y esbozando una sonrisa subimos a vestirnos, habíamos previsto esta situación por lo que nos habíamos traído ropa adecuada y trajes de baño, mientras Amalia corría a su casa para ponerse una trusa y parecía que había ido volando, pues cuando bajamos ya disfrazados de playeras, entraba ella por la puerta, sofocada, pero allí, jamás se perdería la excursión, aunque nadie hasta ese momento había dicho con que dólares entraríamos allí, por supuesto que con los míos no seria, no podía quedarme sin un centavo en aquel lugar perdido del mundo, echamos a andar y casi sin querer me dijeron que su amigo se disculpaba conmigo pero que había tenido que trabajar por lo que nos podríamos ver en la noche, a lo que no conteste nada, aun con la mirada acusadora de los demás, a lo que moví la casa en señal de nada y salimos de allí.
La odisea comenzó con buscar un taxi que quisiera ir lleno de maricones, parecía imposible, solo era para impedidos físicos, débiles visuales, hospitales, funerarias y demás desgracias, yo sabia que en la habana era igual, pero ellos jamás hacían lo que les mandaban y siempre estaban dispuestos ante una buena oferta y por lo que supe después la de ellos lo era, pero el peor problema era que no pasaba ninguno, (siempre sueño con las películas que los actores sacan la mano e inmediatamente aparece un taxi, donde se montan si preguntar nada y como por arte de magia, será verdad así?, en algún país del mundo?),hasta que por fin Amalia logro conseguir uno y tras una larga conversación decidió llevar a unos primeros y luego venir a recoger a los otros, éramos seis y no podíamos ir todos juntos, así se hizo y tras estar todos reunidos, entramos al hotel, que con mi disfraz y mi –“hola”- con ese acento indefinible, que no se logra saber si es de los Cárpatos Cantabrios o de los suburbios de “te pito”, en fin entramos en vez de parecer un hotel aquello parecía una escuela al campo con olor a desinfectante barato y planticas mal cuidadas, pero en fin estábamos en Camagüey, ardía en deseos de ver la piscina, la curiosidad me mataba, ¿tendría también el agua amarillita?, esta vez me equivoque eran tan transparente como cualquier otra fuera de esta ciudad.
Nos sentamos en unas sillas de extensión que había muy cerca de la piscina, me quite la ropa, lo que hicieron otro tanto los demás y cuando vi que la camarera venia hacia nosotros me levante y me lance a la piscina con el mayor desenfado del mundo, esa parte no me la iban a dejar a mi al poco rato se me acerco Amalia dentro de la piscina y le pregunte como habían echo y me dijo que le habían contestado que mas tarde pedirían algo, pero que no me preocupara que traían como veinte dólares, mejor así era menos la pena.
Habíamos notado que un extranjero miraba a Amalia con mucha insistencia, ella se separo y tras sentarse muy cerca del hombre comenzaron a conversar, por mi parte estaba cansado de tanta agua y tanto sol y salí de la piscina y nos sentamos a conversar, pedimos unas cervezas y yo cigarros, al poco rato se me acerco un turista preguntándome algo sobre la ciudad, pero como nada conocía la pregunta se la pase a uno de los chicos que nos acompañaban, después el “señor turista”, se puso a conversar con todos, me pregunto mi procedencia y con un ecuador, que casi ni se entendía cambie el tema, el era chileno, por lo pronto teníamos las cervezas aseguradas.
Al poco rato se nos acerco Amalia ya muy colgada del brazo de su reciente novio, tuve que contener una risotada, evidentemente allí no había mucho jineteo, los extranjeros se aburrían como ostras, se nos unió y comenzamos a conversar, todo era tan simple como la mismísima ciudad, pero a pesar de todo me divertía.
Pasamos una mañana y una tarde bastante agradable y hasta nos alcanzo para almorzar.
Salimos de allí todos, esta vez regresamos en guagua, los extranjeritos se habían quedado tan aburriditos como los habíamos encontrado, venían en grupo y no había nada que hacer.
Llegamos a nuestro hotel muerto de cansancio y hambre, comimos pan con pasta y quedamos en vernos en la noche, nos encontramos en la carpeta un tarjeta de invitación muy florida que nos habían dejado para una fiesta en la noche, Amalia recordó que se lo habían avisado, por lo que quedamos para eso, siempre con mi rechazo.
Ya de noche y algo recuperado, nos cansamos de esperar a los novios de mis amigas pero nada, por lo que fuimos a buscar a Amalia a su casa, tomamos café y salimos ella como de costumbre estaba compuesta y de fiesta , eso si tenia de bueno esta tortillera no se hacia esperar,.
Caminamos nuevamente como locas, pero en fin me estaba empezando a acostumbrar, llegamos a lo que suponíamos la casa, no lográbamos dar con el numero de la casa, pero Amalia nos aseguro que habíamos llegado, miraba a todas partes y no lograba ver la casa, pero ah, la tenia frente a mi, era una enorme talanquera de metal y al conjuro de unos toques mágicos de ella se abrió como por encanto. ¿Aquello era la casa?, no, no podía creerlo, mas bien parecía un basurero, las locas que nos recibieron definitivamente ya las conocíamos, ah las mismas otra vez, se podía encontrar en aquel enorme potrero dedazos e bloques, gomas viejas, y cuanto tareco sirviera o pudiera servir para depositar todas aquellas afanosas asentaderas o al menos parte de ellas. El lugar era todo lo que uno no podía imaginar, al fondo quedaba una especie de portal donde titilaba endeble un bombillo, pero era tanto sus esfuerzos por agradarnos que termináramos cediendo, ya adoraban a Roly la que sentía como “Madonna” era toda una celebridad.
Nos introdujeron por una pequeña entrada que estaba camuflada y daba directamente a la sala de la casa, me imagino no lo que significaba aquello, si llegaba la policía ya sabíamos por donde había que correr, bueno pues todas estaba allí y con un despliegue de maquillajes, tacones y trapos como para sentirse realizadas, lo único bueno es que había ventilador y cervezas frías que caían del aire, yo podría haberme quedado a vivir allí aunque tuviera que pasarme la vida maquillando pájaros.
Fuimos sentados en la mesa de honor, (yo solo retorcía los ojos y Roly se cagaba de la risa solo de verme y saber mi nivel de acides como iba subiendo),una enorme goma de tractor que nos habían puesto casi delante del “improvisado” escenario.
Salieron las coristas, el show comenzaba, eran seis pájaras maquilladas hasta la saciedad, si algo se gastaba allí era cosmético, no se como se las arreglaban para conseguirlos pero cualquier cabaret de este país no tendría esa cantidad variedad y buenas marcas de cosméticos, la verdad estaba bastante bien para lo que tenían, unas especies de trusas, adornados con lentejuelas y cuanta piedrecita de rio hubieran encontrado, los pobres gallos de la ciudad habían quedado desnudos al perder todas sus plumas en pos de tanta mariconeria, las tenían en unos simpáticos gorros y en las colas de las trusas, en sus pies lucían unos alegres, “kikos plásticos” adornados con lame y pintados quizás con ¿pasta dental?, no habría para lavarse la boca pero para mariconear si, en fin hacían lo que podían y con lo que tenían, tras su “opening” salió la animadora, nos dio la bienvenida a nosotros “la delegación de la capital y esa estrella que las visitaba “y al resto del publico que ya colmaba el lugar, se expendía ron y a su ayuda las cosas comenzaron a mejorar. Salió después la primera cantante una morena espantosa que imitaba a Witney Houston; todos nos reímos y yo tenia que aguantar a Roly para que no se trasvistiera, solo un poquito me decía yo miraba a Jorge Luis y le decía no lo dejes, que ella es la estrella, mira que me voy , le amenazaba, después salió otra imitando a Alicia Alonso, esa si la caracterización era magnifica, hasta en los mas mínimos detalles, lo terrible era el traje, una saya de escuela secundaria subida hacia arriba recordando quizás un tutu con un mosquitero enrollado debajo, un pequeño topecito con un pedazo de tela rosa y un trapo en la cabeza a falta de algo mas parecido a una coronita, sus imitaciones eran magnificas, creo que quizás lo hacia mejor que la misma Alicia.
Después salió otra y otra mas hasta el cansancio, al final salieron todas y saludaron, aquello había sido maratónico, pero ahí fue cuando comenzó de verdad “El bodegón de las garzas”, mientras el show funcionaba todos se habían enfrascado en un flete descontrolado y desmedido, rociado con tanta chispaetren era lógico que pasara, todo enaltecido por algo que hacían llamar el telegrama , lo que animadora comenzó a leerlos, resulta que cada cual mandaba papelitos al que le gustara y les decía los piropos que mas se le antojara y lo que ponía de su propia cosecha la animadora.
Era delicioso las cosas que se decían, las frases mas celebres se decían con un total desenfado y las parejas se iban armando, casi por encanto, se pidió que había que premiar a la artista, cuando de pronto se dio la voz de ¡La Policía!, todas nos sentimos consternadas, saben lo que significaba caer presos en Camagüey y por pajarear, ya eso era demasiado, las locas nos sacaron por la pequeña puerta que habíamos entrado y una vez salimos corriendo detrás de una gran arda de todas ellas en tacones y maquilladas, que casi no nos permitía correr de la risa, corrimos desenfrenadamente, hasta que Amalia que era supuestamente la mas cuerda mando a parar, habíamos corrido tanto que estábamos casi en las afueras de la ciudad, había que regresar para es hora, ya lo que quería era precisamente que nos llevara la policía, para por fin no tener que caminar mas. No obstante todo aquello, iban cantando de regreso a las casas, nos hablaron de otra fiesta pero a un grito de –NOOO-, cambiaron de idea.
Gracias a dios y a nuestros piececitos llegamos al hotel, era tardísimo y como nadie cuidaba aquello, nos acostamos los cuatros a dormir.
Despertamos a la mañana siguiente con la sensación de que habíamos jugado en un equipo de futbol del dolor que teníamos en las piernas, nos levantamos y tras un baño reparador,(para esa hora ya lo que menos me importaba era el color del agua) aunque hubiéramos podido quedarnos a bucear en nuestra habitación con el riachuelo que ya se había engrandecido y era toda una laguna, salimos a la calle, ya había pasado el horario del desayuno y del almuerzo también por lo que nos habíamos quedado sin nuestro pan con pasta, así que tuvimos que ir a una “paladar”, era mas barato que en la habana, por lo que comimos muy bien y tomamos mucha cerveza y ya medios entonados determinamos que ya no nos quedaba nada por hacer y el riesgo iba creciendo con tantos maricones alrededor, envalentonados fuimos a la terminal de trenes , allí pedimos hablar con la jefa de todo aquello que a la promesa de dos dólares nos daría cuantos pasajes necesitáramos, pero teníamos que esperar, nos pusimos a contemplar todo aquello, cuanta deprimensia, cuanto churre, cuanta miseria, todo unido en el mismo lugar, en el espacio que nos tocaba a los hijos de esta tierra esperar por las migajas que nuestro gobierno nos tiraba, a nosotros los seres discriminados de este país que nos vio nacer y donde no éramos mas que unos discriminados en nuestro propio espacio, en eso llegaba un tren que hacia que paraba para que las gentes corrieran tras el, vimos una pequeña niña que cargaba a una mas pequeña que ella y llorando corría tras el tren, finalmente paro abrieron las puertas y las personas lograron subir, los hombres fuertes subieron primero, no le daban espacio a nadie mas débil, algunos se bajaban para tomar agua de una manguera que la botaba constantemente del piso, y hasta llenaban pomos de plástico para llevar. Deseaba que el tiempo pasara rápidamente, deseábamos salir de allí, cuando no se puede hacer nada por ayudar al prójimo, lo mejor es no verlo.
Finalmente vino la compañera de los pasajes y nos resolvió los cuatros pasajes para esa misma noche, no podíamos aguantar mas, la tristeza ganaba cada vez mas espacio dentro de nosotros. Salimos de allí y fuimos a recogerlo todo al hotel, también pasamos por casa de Amalia para recoger y despedirnos ella también se iba con nosotros, no quería seguir tampoco allí, tras un breve soborno logramos que Amalia almorzara con nosotros, nuestra amiga nos acompañaría, la historia tocaba fin.
Llegamos a la terminal faltando minutos para chequear los boletos, allí encontramos a los mismos chicos que habíamos conocido en la venida, continuaban en sus comercios, conversamos algo, pero ya con muchas angustias en nuestros rostros, desde el día anterior la realidad se rebelaba cruelmente, también de allí había que esperar, nos encontramos con varias locas que ya conocíamos, pero que en la terminal parecían no vernos, quizás para salvaguardarnos de los negocios ilícitos que hacían, o quizás por pena de lo que hacían, nunca lo sabré, desde vender pasajes a sobreprecio, cucuruchos de maní, tamales y hasta hamburguesas, de eso vivían las locas camagüeyanas, finalmente montábamos al tren y de los tinajones nada.
Atrás quedaba una ciudad y una realidad que aunque no hablaban nunca de “lo malo que esta esto”, se les podía leer en las caras, unos gays que merecían pese a todas mis quejas y malas caras, mis respeto por sobretodo no dejar que el medio los aplastara, las locas camagüeyanas todavía se permitían soñar, algo que los de la habana ya habíamos perdido.
El tren comenzó su marcha hacia la otra parte de la realidad, esta vez la mía la diaria, la que quizás había querido olvidar pero me regresaba de peor manera. Nos sentamos nuevamente juntos pero esta vez en el ultimo asiento pegado al baño quizás eran los únicos que quedaban, lo que nos anunciaba un regreso con un aroma ideal, al menos íbamos sentados, algunos iban de pie, por suerte esta vez el tren iba a gran velocidad, quería como nosotros escapar de todo aquello, nos íbamos sin haber comprado nada para traer a la habana, venir del campo y no traer nada era incomprensible, pero que si no había nada, aquello estaba peor que la habana y eso era mucho decir, además ya no teníamos dinero, a pesar de su aparente várate en Camagüey se nos había ido todo el dinero que habíamos llevado, nuestros amiguitos vinieron a vernos, hablaríamos con la ferromozas a ver si nos podían cambiar para su coche y estar juntos, además que era el único que tenia luces, al poco rato llego uno de ellos era imposible, el coche era para ciego, me encogí de hombros, pero aunque no dije nada todos pensamos lo mismo, para que querían los cieguitos el único vagón que llevaba luces, si de todas formas no se enterarían, pero bueno en este país todo lo absurdo era lo lógico, que bien funcionaba la “anci”, que resolvía tanto para sus débiles visuales asociados, bueno en fin después que Roly fue a buscar los cuatro panes que nos tocaban, (nos daban merienda y todo de regreso) eso era genial , quizás seria para que la gente se apurara mas en irse de aquella ciudad, pero aparte de los panes llegaba doblada de la risa y nos conto entre carcajadas que no era que se llenara de cieguitos el vagón, sino que estaba reservado para Ciego de Ávila, la provincia, lo que nos dio un ataque de risa generalizada, cuanto subestimábamos a nuestros “ilustres” ferrocarriles, ya no esperábamos nada mas del viaje por lo que mal mente dormimos lo que pudimos, con las cabezas descolgadas prácticamente por las ventanillas, la peste de los baños era insoportable, preferíamos perder la cabeza a seguir oliendo eso.
Despertamos ya en Matanzas, La Habana se acercaba, esta vez no nos arreglamos, ya no teníamos deseos de nada, solo llegar y descansar, lo que finalmente ocurrió cuando despuntaba el alba; unos tonos rojizos nos inundaban las caras con unas nuevas arrugas en nuestros rostros, esto no era el fin sino la continuación de una misma historia.

lunes, 24 de enero de 2011

Mis amigos de afuera (final).

...( Alicia jamás hubiera permitido policías dentro del teatro), mas aun para conocer extranjeros.
Ahí volvía a ver a los conocidos de las embajadas y las locas con poder del sistema, tuve muchos amantes de las embajadas eran los mejores porque mientras durara la supuesta relación llevabas una vida confortable, los autos con chapas diplomáticas frente a mi casa se hacia para mis vecinos cada vez mas notorio, me había confiado demasiado de todo lo que me rodeaba, el personaje me lo había llegado hasta creer yo mismo y eso es fatal cuando tienes que regresar a tu casa de Dolores y tener los ojos del CDR pegados en la nuca. Había conocido un agregado cultural de las naciones unidas que tenían la sede diagonal al maltrecho teatro Amadeo Roldan, lo conocí recién llegado a la habana, en el mercedes negro, que me dejo clavado en plena puerta del Hotel Capri, me paso por el lado y al yo bajar la cabeza y mis ojos encontrarse con los de el, dio un frenazo e hizo retroceder el carro hasta donde yo estaba , a el casi ni lo vi, aunque tampoco era nada para ver, pero el mercedes era un sueño , aun no se rodaba ninguno así por la habana, y tener la premisa era algo que no podía dejar pasar, sin descontar que su sola tendencia y su chapa negra veías a las claras el poder que tenia; me subí al auto y nos fuimos a cenar, ese mismo día no me fui con el, ya sabia que mientras mas se demorara , mas provecho sacaría, me hablo que llevaba poco tiempo en el país, de su interés de arrendar una casa, para lo que ya pedía mi colaboración, acepte de buen tino, pero aun dejando ver que de sexo aun nada, que iba en serio. Me negué rotundamente a ir con el a su hotel argumentando que los cubanos no podemos entrar, cosa que también era verdad y no debía correr riesgos, parece que el sabia era verdad porque no insistió.
Al día siguiente me llamo por teléfono para que lo acompañara a almorzar y ver algunas casas para decidir cual escogía alquilar. Le di las coordenadas de donde me debía recoger para ese momento ya mi madre hacia gestiones para permutar y quitar de mis espaldas las miradas acusadoras de los vecinos.
Nos encontramos en el lugar indicado, y tras tener un breve almuerzo nos fuimos a la agencia donde rentaban las casas a los diplomáticos (algo que no sabia que existía), fui presentado como su sobrino otro parentesco seria imposible a su edad y su procedencia, así fui aceptado y escoltamos en “nuestro” flamante mercedes a la joven que nos mostrar las casas, el me había pedido que diera mi opinión con toda libertad, quería ser mi novio a como diera lugar, vimos dos casas en el vedado, que no me gustaron mucho, pues aun tenia en mente la casa del tío de Lilian y estas estaban muy por debajo de aquella soñada, después de decirle que esas no nos gustaban, se aventuro a llevarnos un poco mas allá y ya preguntándome directamente a mi si seria mejor la zona de Miramar, le dije que si y allá fuimos.
Esta casa si me gusto no mas verla, tenia una verja con alegres jardines aunque no demasiado suntuoso, una entrada de autos que nos dejaba directamente en la puerta de la vivienda, lo que quitaba la interrupción de vistas indiscretas, era una construcción solida, con salomónicas columnas, a ambos lados, una escalera de mármol que daba a las habitaciones que estaban en la planta alta, frente a la enorme sala, se habrían unas puertas de cristales que daban a un patio interior donde perdida entre la vegetación se encontraba una piscina y sin pensarlo dos veces le dije que si ( ya a estas alturas el trato era conmigo) y por el precio de setenta dólares mensuales fue arrendada la “casita”.
Mientras tanto mi mama también había encontrado una casa en santo Suarez, adonde quería mudarse, pero quien iba a permutar para dolores teniendo un apartamento en Santo Suarez, pues mi madre lo logro siempre con la ayuda del que ya era mi novio que le compro un televisor a colores para ayudar a la señora de Santos Suarez a decidirse, la que accedió casi inmediatamente.
Ya fuera de la vista de los vecinos, mi mama y yo respiramos más calmadamente.
La decoración de la casa de Miramar se llevo a cabo con toda la agilidad que es posible con los dólares por delante, todo quedo como en las películas.
El comenzó a querer sacar las uñas al ver tantos chicos lindos en la calle, y que por un pulóver pasaban la noche jurándote amor eterno, comenzamos una relación de amantes y amigos que era muy cómoda para mi, me permitía disfrutar de todo y me dejaba el lugar de honor ante la sociedad gay que aun me recordaba.
Luciano, me pregunto de donde conocía a tanta gente y siempre lo dejaba con la duda, solo le confesé algo cuando de veras necesite de su protección y cuando uno de sus arranques de celos puso en juego mi actual estatus. Sabia que a esa relación le quedaba poco, había dado todo lo humanamente posible y me enfrasque en una desenfrenada carrera, en dejar bien equipada mi casa lo que logre a medias, (pues al el darse cuenta que le llegaban facturas de cosas que no había comprado, porque al ya conocerme en algunos comercios para diplomáticos me dejaban comprar y mandarle la factura a la casa), me dejo plantado en plena calle con un grito de                           
¡ JINETEROOO!.
Me abandono en mal momento, mis arcas estaban vacías, pues no me había preocupado al saber que junto a el tenia crédito abierto. Solo me quedaban unos pocos dólares y mi cuerpo para trabajar.
Las relaciones si las mantenía, por lo que decidí para conservarla, retirarme un poco de la calle, cosa que hice inmediatamente, ya casi en la parte final de mi carrera, me había ido a Varadero con unos amigos, a mi regreso mi madre me esperaba con la noticia que una amiga de Lilian me estaba buscando, que estaba sola y necesitaba operarse, que necesitaba ayuda. Deje lo que traía de equipaje y como mismo estaba vestido me fui al Hotel Victoria para saber que sucedía en realidad.
La chica me recibió colgándose a mi cuello y abrazándome, después de los saludos tan afectuosos me dio una carta de Lilian, me explicaba que Verónica era su amiga, que tenia un serio problema y que necesitaba ser operada, que yo le diera toda la protección que pudiera y la ayuda en todo, que se había venido prácticamente sin dinero y que la ayudara. Hablamos largamente, tenia un fibroma en el útero y en su país la única opción que le daban era la extirpación total del útero y la imposibilidad para siempre de tener hijos, que esta era la única opción que le quedaba, que había venido con la ayuda de todos, pues lo que mas anhelaba en la vida era tener un hijo, me conmovió tanto su realidad que le jure que haría hasta lo imposible por ayudarla, inmediatamente, recogió sus cosas y se fue conmigo a mi casa.
Al verme llegar mi madre rompió a llorar a mi me había conmovido todo aquello pero como conozco a mi madre lo exagerada que es, todo aquello parecía una escena de una telenovela mexicana.
La acomodamos en el cuarto que nos quedaba libre y nos trazamos un plan de acción, ella traía varias cartas de recomendación para varios dirigentes a diferentes esferas, comenzamos por ahí, (algo que sabia no llevaría a ninguna parte) y recorrimos desde el Ministerio de Salud Publica hasta el de Relaciones Exteriores, todos daban esperanzas, pero la realidad era que si no pagaba su operación en dólares, nada se podría hacer. Nos decidimos por, la otra vertiente la del “Sociolismo”, mi mama como buena hipocondriaca que es conocía a muchos médicos y con un surtidito de obsequios que ella se había traído, ( como jabones, shampos, artesanías, pintura de unas, pintura de labios y cositas así)nos fuimos al Hospital Hijas de Galicia, nos atendió una doctora muy amiga de mi mama y nos aseguro que si lo que ella quería se podía hacer no repararían en esfuerzo, nos llevo ante el jefe de cirugías, según todos una eminencia en el asunto, traíamos urdida toda una historia sobre la procedencia de Verónica, que era mi mujer y no se cuantas cosas mas.
Llegamos ante el Doctor que nos impresiono mucho por su hermético semblante, cuando le íbamos a hacer aquella historia, tuve un arranque de sinceridad y le contamos toda la verdad, se compadeció de mi amiga y tras examinarla, le diagnostico lo mismo que ella traía ya dicho desde Quito, con la diferencia que cuando la fuera a operar si existía la posibilidad de salvarle el útero lo haría.
Nos indico como hacer, la inscribiría como cubana en el Hospital, que tratara de hablar lo menos posible y en todo caso dijera que era Oriental, así se les hicieron todos los exámenes y quedamos en breve espera para ingresar.
Mientras pasaban los pocos días de espera nos enfrascamos en una carrera para lograr algún dinero, ella solo traía cien dólares, lo que era demasiado poco incluso para cuba, hasta en estas circunstancias donde nosotros la atenderíamos y había comenzado a trabajar, la situación de “peligrosidad” me había seguido hasta Santos Suarez, me habían llevado detenido a la estación de policía y me obligaron a firmar un documento donde juraba no volver a tener relaciones con extranjeros y mas aun no tener relación con homosexuales, so privación de libertad en fin o dejaba de ser maricon o me costaba 4 años en la cárcel.
Cambie mi horario de estudios para la tarde y comenzó a trabajar de estibador en una tienda de la ciudad. El horario de trabajo era de las 12 del mediodía hasta las 8 de la noche y para asistir tres veces por semana a la Escuela de Diseño ( que la unica que quedaba abierta  homosexuales en este país), ahora en cursos de trabajadores, el director de aquella empresa había sido muy “magnánimo” conmigo y para poder ir a la escuela estos días debía de limpiar aquel inmenso lugar en las mañanas para poder salir a las 5 y media de la tarde y estar a la 6 en la Escuela; donde la mayor parte de las veces me quedaba dormido en el aula debido a lo extenuado de todo un día de trabajo, no podía quejarme, mi difícil situación no me lo permitía.
Para estos días me conseguí un certificado medico (cosa nada difícil en este país cuando le llevas al medico un shampo o un paquete de jabones), lo que me permitió atender a Verónica y hacer mis exámenes finales.
Existía aun el mercado paralelo, lo que nos permitía comprar preferiblemente comida para ella, que tanto lo necesitaba, comenzamos a ir a la diplotienda, siempre camuflado ahora menos que nunca podría permitirme un encontronazo policial, comprábamos artículos que por esos días se adquirían a precios bajos y luego se los dábamos a una amiga que los vendía en mercado negro, con las ganancias de estas actividades comprábamos pollos, carne de puerco, leche y cuanta comida pudiéramos comprar, las cosas a veces la dejábamos en casas de amigos y después la íbamos llevando a nuestra casa poco a poco, donde mi madre desesperaba por mi, yo había roto con todo mi mundo anterior, sabia que en la cárcel no podría sobrevivir, en fin poco a poco me iba convirtiendo en lo que ellos querían un “joven revolucionario”, aunque yo perfectamente sabia la mentira en que me había metido obligado por la “maldita carta de peligrosidad”, ahora si sabia como comportarme, jamás llegábamos en taxi a la casa, siempre nos quedábamos unas cuadras antes y caminábamos hasta la casa, algunas veces me cambiaba de ropa en cas de alguna amiga par no levantar sospechas con mis ropas, me negué pese a todo a dejar de escribirme con mis amigos extranjeros.
Habíamos logrado un buen pertrecho de alimentos y dinero para poder afrontar el proceso de recuperación, finalmente ingresamos a Verónica y al día siguiente fue operada, (gracias al medico que siguió siendo nuestro amigo toda la vida y se descubrió como un ser humano fabuloso y con enormes valores hasta que lamentablemente murió de SIDA); pude entrar a la sala de recuperaciones y verla entre lagrimas de ambos supimos por el medico que le había salvado el útero y quizás dentro de dos años podría tener hijos.
La recuperación fue rápida, en el Hospital se corría un gran riesgo al tenerla allí ilegalmente, pero supimos después que nunca seria mayor que el haberla sometido a una operación donde cualquier contratiempo habría hecho que el medico junto a todos nosotros habríamos ido de cabeza para un calabozo, pero bueno como se dice por aquí , como aquí todo es ilegal, lo que nos hace un poco habituarnos y hasta acostumbrarnos a convivir con esta cruz.
Nos la llevamos de regreso al tercer día de operada, donde el medico la veía a diario y le hacia tomar e inyectarse grandes cantidades de antibióticos para evitar una posible infección, Verónica mejoraba por día y al cabo de dos semanas de operada hasta se permitía el lujo de conocer algo de las buenas partes de la habana, pasamos por muchos lugares, desde Tropicana hasta la playa de Santa Maria. A pesar de todo no divertíamos , el tiempo pasaba y se acercaba su partida, le habían mandado sus padres dinero del Ecuador pero era muy poco para pagarse el pasaje de regreso, el que gracias a un alma caritativa, que con un certificado medico, tras largos tramites burocráticos, logro sacarle el pasaje por razones humanitarias, este muchacho ocupaba un puesto importante en el Ministerio de Salud Publica y mediante eso pudo conseguir tan difícil objetivo, junto al actual agregado de la Embajada del Ecuador, el que nos brindo todo su apoyo para llevar a buen fin nuestro deseo.
Finalmente lleve a Verónica al aeropuerto (en la guagua), no podíamos permitirnos el lujo de un taxi, ella se iba y quedaba solo aquí y sin un centavo, sin escenas de llanto, pero con un profundo dolor en nuestras almas nos dijimos adiós tras una bendición que retumbo por todos los rincones del aeropuerto.
Su partida marcaba mi soledad y mi deseo
abrumante de escapar de un país que ya me hartaba de tanta asfixia.
Me aferre ciegamente a mis estudios, había logrado un puesto mejor en mi trabajo, tras mi graduación y con un puesto mas atractivo, hacia mas fácil mi estancia allí.
Casi no salía y mis esporádicas salidas solo estaban enfocadas a algún evento cultural que me interesaba, adopte una posición de apatía total, en fin ya nada me interesaba.
A el lo conocí en el Cafeteatro del Hubert de Blant, donde ya era asiduo justo a mis otros amigos teatristas y esnobistas como yo, estaba actuando una danzarina, que ahora no logro recordar de que país era, representaba una extraña danza dentro de una funda que al color de la luces parecía rosado, simulaba las vainas del filme americano “ El regreso de los cuerpos vivientes.”, estaba allí sobresalía dentro de aquella urda locas que tomaban te y fingían estar muy interesadas en lo que alli pasaba, realmente lo saque por decantación, era lo que mas valía de lo que había allí, estaba sentado en las gradas y yo junto a una de mis conocidas amigas, mas cerca del improvisado escenario, comenzamos a mirarnos y realmente me gusto, era todo lo ajeno a lo que yo había conocido hasta ese momento, su aspecto denotaba rudeza, pero sus ojos pequeños traslucían una necesidad de afecto que me turbo, y haciendo gala de mi nueva imagen saque una libretita y allí mismo le hice un poema, que al solo recordar sus estrofas me ruboriza de mal gusto, pero que en aquellos momentos todo era permitido, cuando termine de escribir aquel insulto a la lengua de Cervantes, ya se había sentado a mi lado. La verdad no sabia como había llegado allí, pero lo había logrado; saque un cigarro y con la mayor de las ingenuidades lo deje cerca de mi boca, a lo que el inmediatamente saco una fosforera y me brindo candela, se dejo escuchar una extraña musiquilla, pero haciendo gala de la mas sórdida frivolidad le deje con los deseos de explicarme el extraño sonido, tras un –Gracias_, que lo dejo sin deseos de volver a intentar un acercamiento, las miradas continuaban y ya se hacían mas atrevidas al ir acompañadas de furtivas sonrisas, gracias al cielo aquella tortura seudocultural llegaba a su fin, y tras preguntarle directamente si se iría conmigo con el mayor desenfado, me contesto que no venia solo, que por favor lo esperara, que se iría inmediatamente.
Regreso acompañado de sus amigas lesbianas, lo que no me agrado mucho pero en fin que podía hacer, salimos caminando y me invito a acompañarlo a casa de una de sus amigas que vivía cerca, fuimos a la pequeña morada de ella, tras conversar sobre lo mas estúpido de la vida, y visiblemente nerviosos, sus amigas salieron y nosotros nos enfrascamos en un desenfrenado deseo que nos impulsaba a consumar todos los pecados.
Todo quedo tronchado de momento ante la inminente llegada de una de ellas, salimos de allí, lo acompañe a su parada de la guagua y tras conversar como siempre en casos de todo lo que no se debe hablar, donde dejamos aun lado las emociones y quizás tras el temor al ridículo escondemos los sentimientos tras una mascara de frivolidad al llegar su guagua le pregunte con ternura ya en los ojos, si no nos volveríamos a ver. Casi con indiferencia me cito para dentro de dos días, desde ese momento ya lo amaba, lo vi el día indicado y comenzó la relación mas feliz y mas sufrida de mi vida, el amarlo constituía todo un atentado contra mi mismo, mis celos quizás exagerados corrompían mi alma, mi espíritu se sentía morir al solo cruce de un saludo suyo con alguien en la calle, había cometido el desatino de señalarme casi todas sus relaciones anteriores y me hundía cada vez mas en una ciénaga de angustias y desvelos que no conocía fondo, pero su sola llegada ocasionaba un vuelco en mi estomago, una llamada suya era un motivo de jolgorio para mi apesadumbrado espíritu, nuestros enlaces sexuales eran toda una carrera contra el tiempo tratando de aprovechar al máximo cada minuto y cada pedazo de piel, nos dábamos tanto placer que llorábamos de puro éxtasis, no le conté nada de mi vida, quería que me siguiera creyendo salido quizás de una urna, (tampoco nunca me pregunto), mi juventud no dejaba dudas, era inconcebible que a mi corta edad ya llevara tanto sufrido, tanto que me hacia relegar el mundo de donde había salido, siempre había un objeto que se muestra y yo había servido para ser sacado a la vista, jamás me había sentido amado, nunca había deseado estar a cada momento junto a una persona, en fin nunca había amado, era el primer enamorado, el de niño, el de adolescente y el adulto, todos los experimentaba de un tirón y los vivía tan en piel que me quemaba constantemente, era como la paz que necesitaba, el retiro necesario a una vida sosegada, solo se levantaba entre nosotros el enorme muro de sus amantes y sus amigos de los que me debía de deshacer para salvar la posibilidad de tener una relación, dios me lo había dado y de mi dependía mantenerlo cerca de mi. Transcurrían los días y mi pasión crecía a cada instante, los celos me laceraban cada vez mas, lo induje a romper con todos ellos, aun hoy siento dolor al recordar cuando saludaba a alguien, mas con astucia que con malas artes lo separe de sus amigos y me limitaba a frecuentar muchos lugares donde no quería ser saludado por mis antiguos conocidos.
Nuestra relación se hiso familiar, fue aceptado por mi familia, mi madre lo adoraba, lo veía como mi salvador de una prisión segura, lo que no me sucedió a mi, el tenia demasiados prejuicios para mi gusto, yo me había buscado demasiados problemas por aceptar siempre mi homosexualidad y sentirme orgulloso de ello, pero la vida me lo devolvía donde mas me dolía, ya no esta vez me encerraban en un calabozo por ser gay, sino que el me dejaba de lado frente a sus amigos ( al hasta dejarme plantado en alguna cola de una cafetería por no querer que me vieran); y ya ni soñarlo con su familia, (esa ni sabia de mi existencia), el pasar del primer lugar  hacia la nulidad, me dejaba casi sin fuerzas para seguir luchando, nos enfrascábamos en interminables discusiones políticas, el amaba fervientemente al sistema y yo le hacia ver infructuosamente el error en que se encontraba, era tanta su obstinación y sus argumentos interminables que hasta llegue a dudar de mis principios y de las experiencias vividas, era tanto mi amor por el que para mantenerlo preferí olvidar hasta mis principios, yo también había sido un pionero, también a mi me habían inculcado a puro cincel la revolución en mi cerebro, la única diferencia es que no logra entrar ni a golpe de cinceles, había descubierto lo engañoso que era este sistema, ya sabia hacia donde nos dirigíamos, pero a pesar de todo claudique, deseche la idea de salir del país, todo lo soporte estoicamente por el, pero el tiempo paso y su familia revolucionaria emigro y el junto con ellos, dejándome sumido en la mas obscena y pegajosa telaraña, me había formado a su imagen y semejanza y me había dejado sin la coraza que tenia para vivir, la que había tenido que romper para poder amarlo abiertamente, y sin valor para comenzar nuevamente, se había ido con sus ideas revolucionarias y yo me había quedado en la revolución sin ideas.
Habían trascurrido ya dos años dese la partida de Verónica y tras la deserción de EL, me había sumido en una depresión como no recordaba otra, no salía de la casa solo para ir al trabajo, me había retirado de todo y mi vinculo con el mundo exterior solo se reducía a cartas y pequeños paquetes que recibía de vez en cuando de mis amigas ecuatorianas.
Por una llamada Verónica me hablo de la dificultad que tenia un amigo de ella, que necesitaba una vez mas de mi ayuda que no tenia dinero y que tenia que ser operado de una pierna, le dije que si y articule los contactos que había dejado cuando la operación de ella, su medico y ya mi amigo me prometió hablar con un ortopédico amigo suyo para hacer a la llegada de Javier lo mismo que con ella.
Ya había recibido las señas de Javier y a su vez el tenia una foto mía para su llegada al aeropuerto, mi amigo el cirujano que había operado a Verónica, me llevo en su auto a recibir a nuestro enfermo, me había echo un simpático letrerito con su nombre, pero no fue necesario, el único que traía muletas era el, tras los abrazos pertinentes nos fuimos a casa, a tiempo para ver el capitulo que correspondía a la telenovela brasileña que transmitían por esa epoca.
Era un hombre pequeño e insignificante, con unos espejuelos que marcaban  aun mas su fealdad, fue nuevamente acomodado en la habitación que ya había quedado para los “huespedes”, ya esta vez sabíamos a donde debíamos dirigirnos primero, el también venia equipado de una buena cantidad de cartas para diferentes dirigentes a distintas escalas y buena cantidad de regalitos para posibles sobornos.
A la mañana siguiente nos vino a recoger nuestro medico y junto a el nos dirigimos a un hospital de la habana que había sido recientemente reformado y se anunciaba a bombos y platillos como la octava maravilla del mundo, fuimos presentados a nuestro futuro protector se hizo una junta de médicos y con todas las radiografías y otros exámenes que se había traído le indicaron que lo mas inteligente seria precisamente no operar, no se sabia como podría quedar ni hasta donde serian las posibilidades de éxito, pero si un profundo tratamiento de rehabilitación y ejercicios bien indicados por un fisioterapista, todo quedo así dispuesto, pero cuando fueron a hacer efectivo el ingreso chocamos con la muralla infranqueable de la “compañera de relaciones internacionales”, (que mas bien debería llamarse la compañera de dolares por delante), que no quiso entender de ninguna manera todos los argumentos humanitarios que les pudimos expresar, ni siquiera transo por una consulta externa. El tiempo había pasado y el sistema se había perfeccionado si no pagaba en dólares, jamás seria atendido ni en ese ni en ningún otro hospital, y comenzó el largo bregar por interminables oficinas gubernamentales que yo sabia desde antes que no le resolverían absolutamente nada.
Nos enfrascamos en una penosa carrera ante las puertas de las oficinas de los mas difíciles poderes de este país, todo era lo mismo, si tu problema no era lo suficientemente doloroso para ser divulgado y seguirle el juego al sistema, jamás serias atendido, nunca seria como las anunciadas operaciones ejecutas por el “celebre” Albares Cambras, ante las cámaras del programa de Isa Dobles, (una venezolana que vivía como quería en cuba y que se hacia pasar por periodista y trasmitía unos reportajes tan comunistas que el rojo estallaba en la pantalla) donde toda la familia del aquejado aparecía en el putumayo con los niños llenos de mocos y las familias en harapos, dándole las gracias a Fidel.
Aunque mi amigo fuera de izquierda no lo era lo suficiente, no era famoso, ni tenia a nadie que lo respaldara, lo acompañaba estoicamente dándole alientos a el y mas que nada a mi mismo.
Mientras tanto las reservas de dólares que se había traído tocaban fin y era necesario hacer algo para podernos mantener por algún tiempo mas, se acercaba el fin de año y aunque en este país esas fechas pasan con mas penas que glorias las diplotiendas si lo festejaban en grande, desde simpáticos Santa Claus junto al que los niños extranjeritos se fotografiaban, hasta las perseguidas rebajas del 50%, las que nosotros buscábamos desenfrenadamente, para poder comprar las cosas y después venderlas en bolsa negra, comprar nuevamente dólares en bolsa negra y repetir el movimiento, negocio por cierto muy lucrativo y como los extranjeros eran los únicos que podían tener dólares y comprar en esas tiendas podíamos hacerlo frecuentemente.
El tiempo de Javier tocaba fin y no había podido hacer nada por su dolencia, solo se había podido hacer una consulta en el Cira García que por el “módico precio” de ochenta dólares le habían atendido y le habían indicado los ejercicios que debería ejecutar y se iba de cuba con la absoluta certeza que era nuestra culpa el no hubiera sido atendido en un hospital, no quería entender que el sistema revolucionario había revolucionado el comercio capitalista de la medicina, se había dicho al mundo que cuba era una potencia medica y no podían perder la oportunidad de sacar partido a eso.
Finalmente partió dejando tras de si una estela mas de penas que de glorias, se había ido y la sensación de vacio y abandono aumentaba dentro de mi, la impotencia y la cobardia eran los estándares que embolvia mi espíritu, dejándome en esta tierra que cada vez mas dejaba de ser mia.
Tras Javier y al poco tiempo llego Eduardo, ya veníamos siendo como una especie de sucursal de las hermanitas benedictinas con atención a los desvalidos de america del sur, este gracias a dios venia con todo ultimado y su hospitalización en el hospital Frank país, centro medico especializado en problemos ortopédicos, venia con todos los gastos pagadoscosa que la “terrible sociedad capitalista”, le brindaba por ser un trabajador publico, solo me había contactado para entregarme un paquete que me enviaba Lilian, lo conoci y lo invite a comer, por aquella época aun nos podíamos permitir esos lujos, tras la cena nos comenzamos a hacer grandes amigos, por fin llegaba alguien que no era tan radical en sus ideas izquierdistas, comprendía quizás nuestro sistema y se auto felicitaba por vivir en su país, me explicaba como funcionaba un sistema capitalista , sus pro y sus contras, de la seguridad social y de cómo mediante ella había podido realizar este viaje.
Pasamos unos días de magnifica comunicación, algo tan distante de nuestras vidas, donde no hay espacio para la diferencia de criterios, donde todo debe ser repetido en todos los lugares y hasta con las mismas palabras, le hizo pareció hilarante valla que se repetían unas tras otras con el texto de “todo buen revolucionario de saber tirar y tirar bien”, referido a que en su país la palabra tirar significaba nada menos que “singar”, en estos momentos estábamos esperando unas de las acostumbradas agresiones que nunca llegaron, La Habana casi se hunde de tantos huecos que se hacían para posibles trincheras que jamás serian utilizadas con esos fines, los que solo servían para llenarse de agua, que al estancarse allí era un magnifico caldo de cultivo para cuanto germen y cuanto bicho deseara reproducirse a sus anchas;
¿ Creo que por esa  época hubo un brote de dengue?, seria que tenia algo que ver??; en fin aquello no importaba había que tener a la población entretenida, aunque el país se hundiera los huecos había que hacerlos, a lo que la gente jocosamente decía que eso no era lo peor, sino cuando hubiera que taparlos, lo que al cabo de un tiempo y las invasiones de mosquitos (y esos si nos invadieron), tuvieron que hacer. La voz popular era sabia.
Como en otras oportunidades la despedida llego, mi vida se había convertido en un constante decir adiós, ya me dolía la espalda de tantos abrazos y me dolía la mano de tanto decir adiós desde la parte de afuera de los cristales del aeropuerto, pero mas me dolía el alma de tanta perdida constante, de tanta gente que se iba y jamás volvía, de tanta soledad, de tanta asfixia, de tanta impotencia y envidia por no ser yo el tomaba el avión.
Creo que fue por esa época cuando le hice una carta a Verónica, la que mas e querido, que hablaran entre ellos a ver quienes me podían ayudar y confesándole mis requiebros y angustias pidiéndole ayuda a gritos, que viniera a casarse conmigo para que me sacara de aquí, estuve forjándome ideas tanto tiempo como duro la respuesta en llegar, me veía en Quito trabajando, luchando, me podía hasta permitir ser de extrema izquierda pero allá, allá todo era posible, pero sobre todo me imaginaba franqueando los rígidos limites de la aduana y subiendo al avión; y la respuesta llego en una carta con toda la demora acostumbrada del correo; me llego la negativa mas rotunda que jamás había recibido, me explicaba que jamás tendría ese dinero, que no podía hacer eso, porque su novísimo novio jamás lo entendería, que seria una empresa demasiado riesgosa , que quizás después de todo quizás no era tan malo estar acá, que de ninguna manera ella podría hacer eso. Su contesta era rotunda me había echado a la cama por un largo periodo, me había incrustado contra el piso, pensé que era importante para ellos, pero me daban una negativa que me ponía a pensar hasta donde habían sido sinceros conmigo, hasta donde me habían utilizado ellos a mi, hasta donde había sido “JINETEADO”.
Me propuse que jamás volvería a incurrir en el mismo error, que jamás volvería a ser utilizado, que siempre en lo adelante seria yo el explotador, pero una vez mas me equivoque, volvería a incurrir en el mismo error ya tiempo después y bajo el nombre de Yanet, que llego a mi con otro paquete y una necesidad de afecto que le ablandaría el corazón a la mismísima “compañera de relaciones internacionales”.
También era de izquierda (y ya me tenían cansados todos ellos), y esta todo le parecía muy interesante, quería estudiar comunismo científico, acá en el ultimo bastión quería quedarse a vivir, luchar contra el imperialismo, esta vez claudique y bajo el juramento de no discutir de política, sellamos la amistad, venia como los demás sin un centavo, por suerte teníamos algunos dólares que me habían enviado y la explote todo lo que creí poder, la empeñe en un constante recorrer tiendas, yo le puse el sobre nombre de “la cangura”, por llevar una enorme mochila al frente y su andar cansado tras de mi por todas las diplotiendas de la habana y de las playas también, se paso dos semanas en mi casa sin jamás dar un centavo (como todos los anteriores), parecía increíble que a pesar de ser ella la extranjera , era mantenida por mi, esta compartió con todos, soñaba a todo momento, quería casarse en cuba con un lindo cubano, pero no se había registrado ningún cubano que quisiera casarse con una extranjera para quedarse a vivir en cuba, todos querían EMIGRARRRR, ni ella misma lo pudo encontrar y muy jocosamente le juramos que si se reportaba alguno le avisaríamos.
Nunca llegamos a saber cual era la situación que tenia en su país o mejor aun en su familia que la impulsaba desenfrenadamente a no regresar, hasta en este país era complicado alguien que realmente quería la revolución deseaba quedarse y se lo negaban, no bastaba con amar la revolución para poder quedarse y que te dieran una libreta, había que tener muchos dólares e invertir aquí para poder ser recibido por el gobierno.
Finalmente Yanet se marcho con su mochila repleta de libros comunistas y regalos de todos, le dimos de todo lo que pudimos comprar con nuestros tristes pesos, la repletamos de artesanías, cuanto libro de Lenin de Marx y demás ideológicos que nos obligaban a comprar, les dimos hasta los libros de texto de la escuela, que quizás en sus manos serian mejor utilizados que nunca, le dimos hasta nuestros pocos recuerdos agradables de la revolución, se fue llena de ella y agradecida de haber sido tan bien recibida y atendida se fue pensando que el producto de este sistema era realmente bueno.? Lo seriamos de verdad?; pero Yanet también me fallo, se había llevado buena cantidad de productos para venderlos en su país y después hacerme llegar los dólares, con los que pensaba yo podría seguir subsistiendo un tiempo mas en esta sociedad dolarizada, aunque nunca entendió porque ella tenia derechos que a nosotros nos tenían negados, y porque casi no se podía comer si no tenias lo que habían sido siempre renegados “billeticos verdes”, eso no se lo pudimos explicar, no quería romperle sus ilusiones y en realidad nosotros mismos no lo sabíamos, espere el retorno del dinero que nunca llego, jamás volvimos a saber de ella, evidentemente había muerto luchando por las causas perdidas o atragantado con los dólares que nunca me mando.
A Ricardo y Guida los conocí en Tarara, yo salía del trabajo porque una de las tiendas que tenia que atender por la empresa de comercio en donde trabajaba era precisamente esa, la tienda que le vendía cosas a los rusitos de Chernóbil y aparte de ir a hacer el trabajo aprovechábamos para comprar cosas en pesos cubanos que en otros lugares era imposible, como shampos , pasta de dientes, detergentes, jabones, chancletas de goma y cosas así, tenia una amiga que vivía dentro de tarara que era un área cerrada y solo para extranjeros y nos sacaba las jabas con las cosas para afuera en su carro, pero a veces no había mucho que llevar y como había que sacarlo a escondidas nos metíamos los chocolates hasta en el calzoncillo, así que siempre llegaba con el culo lleno de chocolate, bueno estaba en la parada de la guagua esperándola que siempre se empecinaba en demorar, los vi bajarse de un camión ( que quizás lo habían traído de botella, cargados de mochilas y con unos deseos terribles en sus ojos de ayuda, les pregunte si necesitaban algo, al contestarme con su extraño acento (eran brasileños), me explicaron que deseaban desenfrenadamente una habitación para descansar, les ofrecí mi apartamento por el simbólico precio de diez dólares el día, aceptaron de inmediato, llego por fin la guagua y los lleve a mi casa y tras prepararles un delicioso almuerzo y ducharse, me invitaron que los llevara a recorrer la habana, este trabajito de guía me estaba realmente molestando, pero mas me molestaba que también eran de izquierda, pero ¡coño! Que suerte tenía para ellos. Hice como con Yanet, pactamos después de un rato de conversaciones políticas, no hablar de eso, esa parte mejor se la dejaba a mi pareja que ya vivía conmigo en esos momentos. El adoraba al Che y hasta se le parecía bastante físicamente, yo lo odiaba totalmente ( al Che), mas que nada por haber sido un homofóbico redomado y mandaba a los campos de concentración a cuanta loca hubiera en la habana, le parecía de mal gusto el comercio excesivo que veía de su imagen, así como de los símbolos del país, toda una gama de pullovers y toallas con sus fotos y hasta su imagen formada por brillos y lentejuelas esa es por supuesto la que mas me gustaba, porque seguro era una venganza de algún gay que lo había diseñado y finalmente lo había mariconeado hasta la saciedad.
Esa noche la pasamos en casa tomando ron y escuchando música cubana (que otra cosa se puede hacer en cuba), al menos era buena música cubana la de antaño que se habían comprado en el palacio de la artesanía a sugerencia mía. A la mañana siguiente nos fuimos a una agencia de viajes que se encargaba de sus vuelos para confirmar el día siguiente, de ahí nos fuimos al hotel comodoro, donde se habían hospedado unos compatriotas de ellos, salían en ese momento para varadero, el hiso los tramites para ir en ese viaje aunque yo me negué a ocasionarles ese gasto y porque además no llevaba mi avituallamiento de playa que era bastante extenso por cierto, desolló mis argumentos y nos fuimos todos a Varadero íbamos en una guagüita de turistas con guía y todo, al yo ser cubano y según mis acompañantes de gran confianza obviaron a la guía y comenzaron a acosarme a preguntas , a estas alturas ya yo había echo un curso intensivo de portugués en 24 horas y lo hablaba bastante bien, (portuñol como decían ellos), pero me ponían en una situación difícil al tratar de contestar sus preguntas ante los ojos acusadores de la guía, esta vez también claudique (bueno todo fuera por la excursión a varadero), y les dije precisamente lo que querían oír, pero Ricardo me miraba quizás compadeciéndose de mi al verme sin poder expresar mis propios criterios. Hasta tenia que explicarles las cosas que íbamos viendo, aquella guía no sabia nada de la historia de cuba y solo le interesaba mostrarle los lugares turísticos, así que yo me tome todas las licencias históricas y geográficas que me dieron la real gana, desde decir que la estatua que estaba frente al amejeira era la de maceo hasta pasar por santa cruz y decir que eso era una refinería de petróleo (cuando era la fabrica de ron), y al preguntarme porque la provincia de matanzas se llamaba así , les dije que ahí había habido una matanza de indios ( cosa que después me entere que era cierto, al menos en eso la había pegado), en fin yo lo decía con tanta soltura y desenfado y en ese lenguaje inventado que todo se podía creer.
Finalmente y gracias a dios llegamos a varadero, nos soltaron en el hotel Tuxpan, a las once de la mañana y nos recogerían a las 4 de la tarde para traernos de regreso, nos habíamos ido sin nada para bañarnos en la playa y al ella preguntarme sobre donde podríamos comprar trusas para bañarnos, les indique un centro comercial cerca de allí donde se podían comprar cosas bastantes económicas, según los precios de varadero que son bastante altos, y tras un pequeño soborno al chofer de la guagüita nos llevó a hacer las compras de lo que podíamos necesitar, después de regresar nos cambiamos y nos metimos alegremente al mar, estaban maravillados, los deje disfrutando de lo lindo y me fui junto a unas señoras mayores que nos acompañaban y como ya guida les había contado de mis dotes culinarias fui centro nuevamente de preguntas esta vez y parece que habiéndose dado cuenta de cuanto me disgustaba hablar de política, les explique en mi recién estrenado portuñol, buen numero de recetas de cocina, lo que ellas atendían con bastante atención, al notar mi garganta seca me ofrecieron una coca cola la que recibí casi con saltos de alegría, al poco rato llegaron mis amigos y las señoras se fueron a almorzar, lo traían ya pagado en el paquete, nosotros (bueno en realidad ellos pidieron yo con que iba a pedir si no tenia con que pagar, allí todo era en dólares), nosotros pedimos hamburguesas, pollos fritos y otras cosas, seguimos conversando y conociendo el hotel cinco estrellas , llego la hora de la partida y después de el haber dado un buen escándalo nos tuvimos que ir sin haber comido nada pues nunca lo trajeron, eso significaba las estrellas que ostentaba el hotel, nos fuimos de varadero sin haberlo conocido en lo absoluto, los habían llevado a un hotel muy semejante al donde ellos se encontraban les habían ofrecido un trozo de playa y una piscina igual que cualquier otra, les habían cobrado cincuenta y tantos dólares y no habían visto ni pitoche de varadero; ahh pero eso si habían ido a varadero.
Al regreso nos quedamos cerca de la casa, lo que causo también otro disgusto, que diferencia había en quedarnos antes, no podía creer que nos llevaran  hasta el comodoro cuando nos podían dejar en la vía blanca, al final lo logramos y llegamos con mas frustración que otra cosa, aquello era todo lo que no se debía esperar de una excursión, peo en fin estábamos en cuba y hasta para ellos no había otra opción.
Llegamos a la casa verdes de hambre, por lo que tuve que hacer galas nuevamente de mis dotes culinarias y hacer una suculenta comida, gracias a unas latas de atún que nos habíamos traído, seguimos tomando ron hasta la noche en que pidieron un taxi que nunca llego y tuvieron que irse en un carro particular hasta el aeropuerto. No sin antes darnos las direcciones y prometernos escribirnos.
Ricardo también era un romántico, soñaba con traer a sus hijos a estudiar a cuba y venirse a vivir acá. Tampoco contaba con recursos para eso, nos seguíamos escribiendo y el decía sufrir por lo que pasaba en cuba, “el terrible capitalismo” y su pérfido bloqueo contra cuba,( aunque en las diplotiendas no se notaran para nada), me contaba que cuando Brasil y cuba se hicieran amigos no nos faltaría de nada porque en su país había de sobra, pero mi novio lo callo con un mejor se ocupan de sus muertos de sus hambre, de las favelas, de la delincuencia y de sus aborígenes que caían como moscas en el amazona, antes de dar sus recursos a otros como hacia nuestro gobierno, que prácticamente manteníamos a otros gobiernos, que luego nos darían con las puertas en las narices como Angola por ejemplo.
Había pasado mas de un año cuando llego Lourdes, la madre de Ricardo, este me lo había anuncia por teléfono, me llamo y me pido que fuera a verla al hotel y la ayudara a conocer la habana, le explique que las cosas como siempre habían cambiado para peor, en este país esa es la única manera de cambio siempre para peor, el transporte estaba imposible te podías pasar el día entero en la parada de la guagua y no pasaba ninguna, se podía tener dólares, pero no se podía entrar a los hoteles, lo teníamos demasiado arraigado en nuestras mentes de treinta y tantos años de prohibiciones; la señora me llamo y me pidió que fuera a verla al hotel Neptuno, que era muy importante para ella, y ante la expectativa de un posible paquete que me enviaba su hijo fui hacia allá.
Tras una larga espera en que finalmente tuve que hacer un abuso de mis facultades histriónicas en mi único personaje, la encontré junto a tras mas en el restaurante. Era una señora mayor no hablaba ni ápice de español, tan siquiera portuñol, era la presidenta de la casa de la cultura cubana y sociedad José martí en minas giráis, por supuesto de “izquierda también”, fui presentado a sus amigos, me llevó a su habitación para entregarme lo que Ricardo me enviaba, todo se reducía a dos libros para aprender portugués. Casi me echo a reír pues siempre me sucede lo mismo, las expectativas son tantas que me quedo bastante decepcionado, pero ella si me dio de sus reservas, una buena cantidad de jabones, shampo, pasta de dientes, etc. y una caja con los bombones mas deliciosos que había comido en mi vida (creo que habían sido los únicos), me explico que ella comprendía lo que pasaba aquí, que había venido a unas sesiones de solidaridad con cuba, pero que por favor los llevara a ellos a recorrer la habana, que la querían conocer de veras, salimos de la habitación y tras conversar un rato con los amigos y explicarles lo de imposible de las guaguas, a lo que ella me dio 20 dólares para que tomara un taxi lo que le agradecí enormemente y quedamos en que esperaría su llamado para vernos.
Esto sucedió a los dos días, me llamo al trabajo para que por favor la acompañara a realizar unos encargos que traía para algunas personas, (por suerte dentro del libro venían 100 dólares, algo que agradecí mucho mas que los libros por supuesto) la acompañe y después nos fuimos a hacer algunas compras, me tubo todo el día dando carreras por la habana, claro en taxi, ya no caminaba ni un paso mas, pero eso si sin tomarme ni un refresco, ( que energía la de esta señora), todo a estas alturas era porque se lo debía a Ricardo y quizás la esperanza de algún regalo.
Al día siguiente no nos vimos, concertamos una cita dentro de dos días y la seguridad de que conseguiría un auto particular para que nos llevara a todas partes, conseguí un auto moskobich, casi nuevo y de una señora actriz de este país que lejos de alquilar su carro para comprar jabón debería de viajar en limosina.
Llegue con el carro y enseguida se me unieron, lo primero que hicimos fue ponerles gasolina, tramite que realice para ganarme algunos dólares, enfilamos hacia la habana, fuimos a ver primero el museo de la revolución, siempre escoltados por niños que nos pedían moneditas intur y dólares a cada paso, ellos se enfrascaban en darles lápices y caramelos, lo que era muy bien recibido, pero insistían en los dólares, lo que a ellos les disgustaba y a mi no hacia mas que causarme risa.
Al entrar al museo fuimos parados por la agradable noticia que debían pagar 5 dólares por cada uno para ver los recuerdos revolucionarios, ahí solamente valían mis derechos de cubano, para mi la entrada era gratis y yo que precisamente no quería entrar, era suficiente con ver los únicos dos canales de televisión gubernamentales para saber todo lo que ahí había, (porque se negaron rotundamente a pagar por ver fotos),  tras el primer intento fallido de turistear nos dirigimos hacia la bodeguita del medio, donde todo turista que se respete debe ir, allí nos sacamos las acostumbradas fotos y nos tomamos el celebre mojito, salimos escoltados nuevamente ya no solamente por niños, sino por personas de todas las edades que nos requerían pidiéndonos e todo, hasta una jovencita con su bebe en los brazos nos pedía un tete o algo para el, hasta donde hemos llegado, allí también se vendía de todo, desde una muleta, hasta las consabidas imágenes del che, que Lourdes estuvo tentada de comprar y quizás viéndome la repugnancia en el rostro se retracto. Salimos de la catedral muy apenados, no entendían que sucedía, aquello no era lo que decían en la convención en que participaban; tras la despenalización del dólar, se le había escapado la gente de las manos, ya los jineteros no eran unos cuantos, ahora se había ampliado mucho mas, la realidad era cruel, el vil dólar se había convertido en la razón de nuestras vidas.
Nos fuimos a mi casa donde les hacia el almuerzo, ahora la cosa era distinta, solo les podía ofrecer, moros y cristianos, ensalada de tomate ( que por ese momento había en nuestros agros) y unos suculentos pescados “chicharros” que bajo el titulo de “un exquisito pescado tropical en fase de extinción” se los comieron encantadas aunque les tomo bastante tiempo porque parecían unos puñeteros alfileteros de tantas espinas que tenían, ellas habían tenido el desatino de preguntar que deberían de comprar para la comida, a lo que aproveche y tras comprar cervezas y algunos refrescos les pregunte con la mayor ingenuidad si no habían probado la malta con leche condensada, al contestarme como imaginaba que no, aproveche para darme un buen gustazo  y compre un paquete de maltas y latas de leche condensada, yo también tenia derechos ehhh, ya tendría mi novio leche condensada por un buen tiempo, de otra manera hubiera sido imposible.
En realidad la pasaron bien, al menos eso dijeron aunque por poco se van sin probar la malta con leche porque yo casi quería olvidarlo, pero ellas me lo recordaron.
Ese fue otro día agotador, al llegar al hotel de regreso, los esperaba una inminente intelectual cubana que salía en el programa de televisión escriba y lea y estaba allí luchando un jabón, al darme Lourdes nuevamente dinero para que me fuera en un taxi, nos quedamos en que los iría a recoger al día siguiente con el carro para ir a varadero.
Llegue bien de mañana, los encontré a todos fuera del hotel, pensé que me estarían esperando, pero al acercarme a ellos note cierta tensión y disgusto por su parte, rápidamente me contaron que se habían enterado que Color de Melo estaba hospedado en el hotel contiguo al de ellos. El Comodoro, que prepararían en ese mismo momento unos carteles y se irían a protestar frente al hotel, me puse pálido y empecé a temblar, le trate de explicar ya con la voz entrecortada que en este país eso estaba estrictamente prohibido, que irían en contra de ellos mismos, sin pensar que a mi me meterían a la cárcel y botarían la llave, pero argumentaban que no comprendían que podía hacer su ex presidente allí, cuando había sido destituido por corrupto y lavador de dinero, necesitan una explicación promesa de armar un escándalo, sabia a lo que me expondrían de hacerlo, la tención se iba acrecentando, las especulaciones y las opiniones de otros brasileños los enaltecía, se hablaba ya de posibles conversaciones gubernamentales, definitivamente aquello me había superado, que no entendían como le habían permitido la entrada de el a este país. Debía de estar haciendo lo que en otro momento quizás había echo Noriega , y de los etarras que también veraneaban en la isla , lo mismo hacían.
Eso los dejos clavados en el piso, había logrado hacerlos callar, con argumentos irrebatibles e incuestionables, se montaron al carro y nos fuimos.
Nos fuimos a varadero y con el aire que entraba por la ventanilla, trataba de despejar mi temblor y miraba constantemente hacia atrás pensando que en cualquier momento viniera la policía a pararnos, me propuse que el viaje no seria como el de Ricardo y guida, pensaba mostrarle varadero y espantar las sombras de lo ocurrido, en el camino lo preguntaban todo, me resultaba agotador el conducir y además de explicar maravillas geográficas e industriales, pero son mucho mejores estas preguntas. Entramos a varadero ante los ojos maravillosos de mis amigos, fuimos directo hacia el Tuxpan, ya que no se podía continuar mas allá, estaba en construcción un nuevo hotel cerca de las Américas.
Allí mismo nos quedamos, le explique a Lourdes que allí había estado junto a su hijo y su nuera, lo que produjo una incesante lucha por hacernos una foto para que su hijo nos viera en el mismo lugar donde el había estado. Tras la sesión de fotos nos dirigimos a la playa, elogiaban mucho la blancura de arena, lo cristalino del agua, tras estar allí un tiempo les propuse seguir el descubrimiento de “la playa mas hermosa del mundo”; al preguntarme si todos los hoteles eran parecidos a aquel y asentir , me dijeron que si yo no me disgustaba preferían quedarse allí, no tuve otra opción que encogerme de hombros y disponerme a disfrutar un agradable día de playa; (quizás los guías de turismo sabían lo que hacían).
Salimos del hotel ya entrada la tarde, no quería  que me cogiera la noche, pero tenia hambre y deseaban almorzar antes de irnos, por lo que nos fuimos al bodegón criollo, degustamos un delicioso plato típicamente cubano y finalmente nos fuimos de Varadero.
Definitivamente nos cogió la noche en la carretera, finalmente llegamos al hotel los dejes para que se cambiaran y pase a recogerlos mas tarde para irnos a La Maison. Deseaba fiestear y esa era la única oportunidad que tenia, al no podérmelos pagar yo por mis medios, debía esperar siempre por algún turista para poder frecuentar cualquier lugar.
Llegamos a La Maison, lugar que particularmente me fascina, por el encantador lugar donde esta enclavado, los pases de Fashion Show, el espectáculo que casi siempre es de buen gusto, por suerte ese día estaba un grupo de salsa rock que me gustaba especialmente para auto felicitarme.
Nos sentamos bien cerca de la pista, uniendo dos mesas, vino el mozo, (por cierto muy buen mozo, es como si los escogieran), mis amigos no se ponían de acuerdo, por lo que me pidió que cuando se decidieran lo llamara.
Por fin puse orden a aquel embrollo y tras pedir, continuamos viendo muy animadamente el pase de moda, terminado este, salió un mago con su hija y esposa, la hija era casi boba, la suspendía de una escoba ( como habría echo para conseguirla, la escoba digo),lo que lucia horrible tras ellos, llego la esposa del mago, era o parecía una telepata, cuanto mal gusto, se derrumbaban mis expectativas del lugar, pero el clímax llego cuando el mago le pidió una cartera a una jinetera y tras preguntarle a la clarividente que tenia en la mano, la pobre señora se devanaba los sesos tratando de adivinar, hasta que finalmente dijo- lo que usted tiene en la mano es una libreta de abastecimiento y sacando el mago la libreta de la cartera asintió con la cabeza y el estruendo de la risa de todos los cubanos fue unánime, lo que los extranjeros por supuesto no entendieron nada, para nosotros resultaba totalmente surrealista que en aquel lugar y con todo aquel derroche de capitalismo, saliera algo tan tropical y folclórico como una libreta de la comida, solo eso era posible aquí donde las “jineteras” hacían de todo.
Tras explicarles a duras penas lo que pude de aquello, cosa que creo nunca llegaron a entender, entro el grupo Monte de Espuma, les encanto, coincidían conmigo su música buenísima, así como lo agradable de las chicas que cantan.
Llegaron los pedidos, les pusieron cervezas a los que habíamos pedido, refrescos a otros y a Lourdes su jugo, me llamo aparte y me pregunto que porque le habían puesto eso y no lo que ella había pedido, ya sin comprender y ella contestarme con un sonido gutural, que no logre comprender, me señalo un vaso que lo que quería era ron, me disculpe y le pedí ron casi muerto de la risa y a punto de atragantarme con el sándwich que yo me había pedido; la noche paso muy agradable, terminando el espectáculo bailamos un rato y después nos fuimos. Llegamos al hotel y tras acompañarlos a las habitaciones me obsequiaron algunos productos deficitarios por acá, algunos dólares y nos despedimos fuertemente, sabia que jamás los volvería a ver.
Hasta cuando seguiría este constante despedir, esta constante incertidumbre hacia el futuro, hacia el extranjero, al saber que cada persona que se va muere inmediatamente, la distancia es inflexible, no perdona jamás las partidas.
Me fui de allí casi como había llegado, solo con un poco mas de fantasmas a mis espaldas, volvía a quedar solo hasta la próxima llegada.