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lunes, 24 de enero de 2011

Mis amigos de afuera (final).

...( Alicia jamás hubiera permitido policías dentro del teatro), mas aun para conocer extranjeros.
Ahí volvía a ver a los conocidos de las embajadas y las locas con poder del sistema, tuve muchos amantes de las embajadas eran los mejores porque mientras durara la supuesta relación llevabas una vida confortable, los autos con chapas diplomáticas frente a mi casa se hacia para mis vecinos cada vez mas notorio, me había confiado demasiado de todo lo que me rodeaba, el personaje me lo había llegado hasta creer yo mismo y eso es fatal cuando tienes que regresar a tu casa de Dolores y tener los ojos del CDR pegados en la nuca. Había conocido un agregado cultural de las naciones unidas que tenían la sede diagonal al maltrecho teatro Amadeo Roldan, lo conocí recién llegado a la habana, en el mercedes negro, que me dejo clavado en plena puerta del Hotel Capri, me paso por el lado y al yo bajar la cabeza y mis ojos encontrarse con los de el, dio un frenazo e hizo retroceder el carro hasta donde yo estaba , a el casi ni lo vi, aunque tampoco era nada para ver, pero el mercedes era un sueño , aun no se rodaba ninguno así por la habana, y tener la premisa era algo que no podía dejar pasar, sin descontar que su sola tendencia y su chapa negra veías a las claras el poder que tenia; me subí al auto y nos fuimos a cenar, ese mismo día no me fui con el, ya sabia que mientras mas se demorara , mas provecho sacaría, me hablo que llevaba poco tiempo en el país, de su interés de arrendar una casa, para lo que ya pedía mi colaboración, acepte de buen tino, pero aun dejando ver que de sexo aun nada, que iba en serio. Me negué rotundamente a ir con el a su hotel argumentando que los cubanos no podemos entrar, cosa que también era verdad y no debía correr riesgos, parece que el sabia era verdad porque no insistió.
Al día siguiente me llamo por teléfono para que lo acompañara a almorzar y ver algunas casas para decidir cual escogía alquilar. Le di las coordenadas de donde me debía recoger para ese momento ya mi madre hacia gestiones para permutar y quitar de mis espaldas las miradas acusadoras de los vecinos.
Nos encontramos en el lugar indicado, y tras tener un breve almuerzo nos fuimos a la agencia donde rentaban las casas a los diplomáticos (algo que no sabia que existía), fui presentado como su sobrino otro parentesco seria imposible a su edad y su procedencia, así fui aceptado y escoltamos en “nuestro” flamante mercedes a la joven que nos mostrar las casas, el me había pedido que diera mi opinión con toda libertad, quería ser mi novio a como diera lugar, vimos dos casas en el vedado, que no me gustaron mucho, pues aun tenia en mente la casa del tío de Lilian y estas estaban muy por debajo de aquella soñada, después de decirle que esas no nos gustaban, se aventuro a llevarnos un poco mas allá y ya preguntándome directamente a mi si seria mejor la zona de Miramar, le dije que si y allá fuimos.
Esta casa si me gusto no mas verla, tenia una verja con alegres jardines aunque no demasiado suntuoso, una entrada de autos que nos dejaba directamente en la puerta de la vivienda, lo que quitaba la interrupción de vistas indiscretas, era una construcción solida, con salomónicas columnas, a ambos lados, una escalera de mármol que daba a las habitaciones que estaban en la planta alta, frente a la enorme sala, se habrían unas puertas de cristales que daban a un patio interior donde perdida entre la vegetación se encontraba una piscina y sin pensarlo dos veces le dije que si ( ya a estas alturas el trato era conmigo) y por el precio de setenta dólares mensuales fue arrendada la “casita”.
Mientras tanto mi mama también había encontrado una casa en santo Suarez, adonde quería mudarse, pero quien iba a permutar para dolores teniendo un apartamento en Santo Suarez, pues mi madre lo logro siempre con la ayuda del que ya era mi novio que le compro un televisor a colores para ayudar a la señora de Santos Suarez a decidirse, la que accedió casi inmediatamente.
Ya fuera de la vista de los vecinos, mi mama y yo respiramos más calmadamente.
La decoración de la casa de Miramar se llevo a cabo con toda la agilidad que es posible con los dólares por delante, todo quedo como en las películas.
El comenzó a querer sacar las uñas al ver tantos chicos lindos en la calle, y que por un pulóver pasaban la noche jurándote amor eterno, comenzamos una relación de amantes y amigos que era muy cómoda para mi, me permitía disfrutar de todo y me dejaba el lugar de honor ante la sociedad gay que aun me recordaba.
Luciano, me pregunto de donde conocía a tanta gente y siempre lo dejaba con la duda, solo le confesé algo cuando de veras necesite de su protección y cuando uno de sus arranques de celos puso en juego mi actual estatus. Sabia que a esa relación le quedaba poco, había dado todo lo humanamente posible y me enfrasque en una desenfrenada carrera, en dejar bien equipada mi casa lo que logre a medias, (pues al el darse cuenta que le llegaban facturas de cosas que no había comprado, porque al ya conocerme en algunos comercios para diplomáticos me dejaban comprar y mandarle la factura a la casa), me dejo plantado en plena calle con un grito de                           
¡ JINETEROOO!.
Me abandono en mal momento, mis arcas estaban vacías, pues no me había preocupado al saber que junto a el tenia crédito abierto. Solo me quedaban unos pocos dólares y mi cuerpo para trabajar.
Las relaciones si las mantenía, por lo que decidí para conservarla, retirarme un poco de la calle, cosa que hice inmediatamente, ya casi en la parte final de mi carrera, me había ido a Varadero con unos amigos, a mi regreso mi madre me esperaba con la noticia que una amiga de Lilian me estaba buscando, que estaba sola y necesitaba operarse, que necesitaba ayuda. Deje lo que traía de equipaje y como mismo estaba vestido me fui al Hotel Victoria para saber que sucedía en realidad.
La chica me recibió colgándose a mi cuello y abrazándome, después de los saludos tan afectuosos me dio una carta de Lilian, me explicaba que Verónica era su amiga, que tenia un serio problema y que necesitaba ser operada, que yo le diera toda la protección que pudiera y la ayuda en todo, que se había venido prácticamente sin dinero y que la ayudara. Hablamos largamente, tenia un fibroma en el útero y en su país la única opción que le daban era la extirpación total del útero y la imposibilidad para siempre de tener hijos, que esta era la única opción que le quedaba, que había venido con la ayuda de todos, pues lo que mas anhelaba en la vida era tener un hijo, me conmovió tanto su realidad que le jure que haría hasta lo imposible por ayudarla, inmediatamente, recogió sus cosas y se fue conmigo a mi casa.
Al verme llegar mi madre rompió a llorar a mi me había conmovido todo aquello pero como conozco a mi madre lo exagerada que es, todo aquello parecía una escena de una telenovela mexicana.
La acomodamos en el cuarto que nos quedaba libre y nos trazamos un plan de acción, ella traía varias cartas de recomendación para varios dirigentes a diferentes esferas, comenzamos por ahí, (algo que sabia no llevaría a ninguna parte) y recorrimos desde el Ministerio de Salud Publica hasta el de Relaciones Exteriores, todos daban esperanzas, pero la realidad era que si no pagaba su operación en dólares, nada se podría hacer. Nos decidimos por, la otra vertiente la del “Sociolismo”, mi mama como buena hipocondriaca que es conocía a muchos médicos y con un surtidito de obsequios que ella se había traído, ( como jabones, shampos, artesanías, pintura de unas, pintura de labios y cositas así)nos fuimos al Hospital Hijas de Galicia, nos atendió una doctora muy amiga de mi mama y nos aseguro que si lo que ella quería se podía hacer no repararían en esfuerzo, nos llevo ante el jefe de cirugías, según todos una eminencia en el asunto, traíamos urdida toda una historia sobre la procedencia de Verónica, que era mi mujer y no se cuantas cosas mas.
Llegamos ante el Doctor que nos impresiono mucho por su hermético semblante, cuando le íbamos a hacer aquella historia, tuve un arranque de sinceridad y le contamos toda la verdad, se compadeció de mi amiga y tras examinarla, le diagnostico lo mismo que ella traía ya dicho desde Quito, con la diferencia que cuando la fuera a operar si existía la posibilidad de salvarle el útero lo haría.
Nos indico como hacer, la inscribiría como cubana en el Hospital, que tratara de hablar lo menos posible y en todo caso dijera que era Oriental, así se les hicieron todos los exámenes y quedamos en breve espera para ingresar.
Mientras pasaban los pocos días de espera nos enfrascamos en una carrera para lograr algún dinero, ella solo traía cien dólares, lo que era demasiado poco incluso para cuba, hasta en estas circunstancias donde nosotros la atenderíamos y había comenzado a trabajar, la situación de “peligrosidad” me había seguido hasta Santos Suarez, me habían llevado detenido a la estación de policía y me obligaron a firmar un documento donde juraba no volver a tener relaciones con extranjeros y mas aun no tener relación con homosexuales, so privación de libertad en fin o dejaba de ser maricon o me costaba 4 años en la cárcel.
Cambie mi horario de estudios para la tarde y comenzó a trabajar de estibador en una tienda de la ciudad. El horario de trabajo era de las 12 del mediodía hasta las 8 de la noche y para asistir tres veces por semana a la Escuela de Diseño ( que la unica que quedaba abierta  homosexuales en este país), ahora en cursos de trabajadores, el director de aquella empresa había sido muy “magnánimo” conmigo y para poder ir a la escuela estos días debía de limpiar aquel inmenso lugar en las mañanas para poder salir a las 5 y media de la tarde y estar a la 6 en la Escuela; donde la mayor parte de las veces me quedaba dormido en el aula debido a lo extenuado de todo un día de trabajo, no podía quejarme, mi difícil situación no me lo permitía.
Para estos días me conseguí un certificado medico (cosa nada difícil en este país cuando le llevas al medico un shampo o un paquete de jabones), lo que me permitió atender a Verónica y hacer mis exámenes finales.
Existía aun el mercado paralelo, lo que nos permitía comprar preferiblemente comida para ella, que tanto lo necesitaba, comenzamos a ir a la diplotienda, siempre camuflado ahora menos que nunca podría permitirme un encontronazo policial, comprábamos artículos que por esos días se adquirían a precios bajos y luego se los dábamos a una amiga que los vendía en mercado negro, con las ganancias de estas actividades comprábamos pollos, carne de puerco, leche y cuanta comida pudiéramos comprar, las cosas a veces la dejábamos en casas de amigos y después la íbamos llevando a nuestra casa poco a poco, donde mi madre desesperaba por mi, yo había roto con todo mi mundo anterior, sabia que en la cárcel no podría sobrevivir, en fin poco a poco me iba convirtiendo en lo que ellos querían un “joven revolucionario”, aunque yo perfectamente sabia la mentira en que me había metido obligado por la “maldita carta de peligrosidad”, ahora si sabia como comportarme, jamás llegábamos en taxi a la casa, siempre nos quedábamos unas cuadras antes y caminábamos hasta la casa, algunas veces me cambiaba de ropa en cas de alguna amiga par no levantar sospechas con mis ropas, me negué pese a todo a dejar de escribirme con mis amigos extranjeros.
Habíamos logrado un buen pertrecho de alimentos y dinero para poder afrontar el proceso de recuperación, finalmente ingresamos a Verónica y al día siguiente fue operada, (gracias al medico que siguió siendo nuestro amigo toda la vida y se descubrió como un ser humano fabuloso y con enormes valores hasta que lamentablemente murió de SIDA); pude entrar a la sala de recuperaciones y verla entre lagrimas de ambos supimos por el medico que le había salvado el útero y quizás dentro de dos años podría tener hijos.
La recuperación fue rápida, en el Hospital se corría un gran riesgo al tenerla allí ilegalmente, pero supimos después que nunca seria mayor que el haberla sometido a una operación donde cualquier contratiempo habría hecho que el medico junto a todos nosotros habríamos ido de cabeza para un calabozo, pero bueno como se dice por aquí , como aquí todo es ilegal, lo que nos hace un poco habituarnos y hasta acostumbrarnos a convivir con esta cruz.
Nos la llevamos de regreso al tercer día de operada, donde el medico la veía a diario y le hacia tomar e inyectarse grandes cantidades de antibióticos para evitar una posible infección, Verónica mejoraba por día y al cabo de dos semanas de operada hasta se permitía el lujo de conocer algo de las buenas partes de la habana, pasamos por muchos lugares, desde Tropicana hasta la playa de Santa Maria. A pesar de todo no divertíamos , el tiempo pasaba y se acercaba su partida, le habían mandado sus padres dinero del Ecuador pero era muy poco para pagarse el pasaje de regreso, el que gracias a un alma caritativa, que con un certificado medico, tras largos tramites burocráticos, logro sacarle el pasaje por razones humanitarias, este muchacho ocupaba un puesto importante en el Ministerio de Salud Publica y mediante eso pudo conseguir tan difícil objetivo, junto al actual agregado de la Embajada del Ecuador, el que nos brindo todo su apoyo para llevar a buen fin nuestro deseo.
Finalmente lleve a Verónica al aeropuerto (en la guagua), no podíamos permitirnos el lujo de un taxi, ella se iba y quedaba solo aquí y sin un centavo, sin escenas de llanto, pero con un profundo dolor en nuestras almas nos dijimos adiós tras una bendición que retumbo por todos los rincones del aeropuerto.
Su partida marcaba mi soledad y mi deseo
abrumante de escapar de un país que ya me hartaba de tanta asfixia.
Me aferre ciegamente a mis estudios, había logrado un puesto mejor en mi trabajo, tras mi graduación y con un puesto mas atractivo, hacia mas fácil mi estancia allí.
Casi no salía y mis esporádicas salidas solo estaban enfocadas a algún evento cultural que me interesaba, adopte una posición de apatía total, en fin ya nada me interesaba.
A el lo conocí en el Cafeteatro del Hubert de Blant, donde ya era asiduo justo a mis otros amigos teatristas y esnobistas como yo, estaba actuando una danzarina, que ahora no logro recordar de que país era, representaba una extraña danza dentro de una funda que al color de la luces parecía rosado, simulaba las vainas del filme americano “ El regreso de los cuerpos vivientes.”, estaba allí sobresalía dentro de aquella urda locas que tomaban te y fingían estar muy interesadas en lo que alli pasaba, realmente lo saque por decantación, era lo que mas valía de lo que había allí, estaba sentado en las gradas y yo junto a una de mis conocidas amigas, mas cerca del improvisado escenario, comenzamos a mirarnos y realmente me gusto, era todo lo ajeno a lo que yo había conocido hasta ese momento, su aspecto denotaba rudeza, pero sus ojos pequeños traslucían una necesidad de afecto que me turbo, y haciendo gala de mi nueva imagen saque una libretita y allí mismo le hice un poema, que al solo recordar sus estrofas me ruboriza de mal gusto, pero que en aquellos momentos todo era permitido, cuando termine de escribir aquel insulto a la lengua de Cervantes, ya se había sentado a mi lado. La verdad no sabia como había llegado allí, pero lo había logrado; saque un cigarro y con la mayor de las ingenuidades lo deje cerca de mi boca, a lo que el inmediatamente saco una fosforera y me brindo candela, se dejo escuchar una extraña musiquilla, pero haciendo gala de la mas sórdida frivolidad le deje con los deseos de explicarme el extraño sonido, tras un –Gracias_, que lo dejo sin deseos de volver a intentar un acercamiento, las miradas continuaban y ya se hacían mas atrevidas al ir acompañadas de furtivas sonrisas, gracias al cielo aquella tortura seudocultural llegaba a su fin, y tras preguntarle directamente si se iría conmigo con el mayor desenfado, me contesto que no venia solo, que por favor lo esperara, que se iría inmediatamente.
Regreso acompañado de sus amigas lesbianas, lo que no me agrado mucho pero en fin que podía hacer, salimos caminando y me invito a acompañarlo a casa de una de sus amigas que vivía cerca, fuimos a la pequeña morada de ella, tras conversar sobre lo mas estúpido de la vida, y visiblemente nerviosos, sus amigas salieron y nosotros nos enfrascamos en un desenfrenado deseo que nos impulsaba a consumar todos los pecados.
Todo quedo tronchado de momento ante la inminente llegada de una de ellas, salimos de allí, lo acompañe a su parada de la guagua y tras conversar como siempre en casos de todo lo que no se debe hablar, donde dejamos aun lado las emociones y quizás tras el temor al ridículo escondemos los sentimientos tras una mascara de frivolidad al llegar su guagua le pregunte con ternura ya en los ojos, si no nos volveríamos a ver. Casi con indiferencia me cito para dentro de dos días, desde ese momento ya lo amaba, lo vi el día indicado y comenzó la relación mas feliz y mas sufrida de mi vida, el amarlo constituía todo un atentado contra mi mismo, mis celos quizás exagerados corrompían mi alma, mi espíritu se sentía morir al solo cruce de un saludo suyo con alguien en la calle, había cometido el desatino de señalarme casi todas sus relaciones anteriores y me hundía cada vez mas en una ciénaga de angustias y desvelos que no conocía fondo, pero su sola llegada ocasionaba un vuelco en mi estomago, una llamada suya era un motivo de jolgorio para mi apesadumbrado espíritu, nuestros enlaces sexuales eran toda una carrera contra el tiempo tratando de aprovechar al máximo cada minuto y cada pedazo de piel, nos dábamos tanto placer que llorábamos de puro éxtasis, no le conté nada de mi vida, quería que me siguiera creyendo salido quizás de una urna, (tampoco nunca me pregunto), mi juventud no dejaba dudas, era inconcebible que a mi corta edad ya llevara tanto sufrido, tanto que me hacia relegar el mundo de donde había salido, siempre había un objeto que se muestra y yo había servido para ser sacado a la vista, jamás me había sentido amado, nunca había deseado estar a cada momento junto a una persona, en fin nunca había amado, era el primer enamorado, el de niño, el de adolescente y el adulto, todos los experimentaba de un tirón y los vivía tan en piel que me quemaba constantemente, era como la paz que necesitaba, el retiro necesario a una vida sosegada, solo se levantaba entre nosotros el enorme muro de sus amantes y sus amigos de los que me debía de deshacer para salvar la posibilidad de tener una relación, dios me lo había dado y de mi dependía mantenerlo cerca de mi. Transcurrían los días y mi pasión crecía a cada instante, los celos me laceraban cada vez mas, lo induje a romper con todos ellos, aun hoy siento dolor al recordar cuando saludaba a alguien, mas con astucia que con malas artes lo separe de sus amigos y me limitaba a frecuentar muchos lugares donde no quería ser saludado por mis antiguos conocidos.
Nuestra relación se hiso familiar, fue aceptado por mi familia, mi madre lo adoraba, lo veía como mi salvador de una prisión segura, lo que no me sucedió a mi, el tenia demasiados prejuicios para mi gusto, yo me había buscado demasiados problemas por aceptar siempre mi homosexualidad y sentirme orgulloso de ello, pero la vida me lo devolvía donde mas me dolía, ya no esta vez me encerraban en un calabozo por ser gay, sino que el me dejaba de lado frente a sus amigos ( al hasta dejarme plantado en alguna cola de una cafetería por no querer que me vieran); y ya ni soñarlo con su familia, (esa ni sabia de mi existencia), el pasar del primer lugar  hacia la nulidad, me dejaba casi sin fuerzas para seguir luchando, nos enfrascábamos en interminables discusiones políticas, el amaba fervientemente al sistema y yo le hacia ver infructuosamente el error en que se encontraba, era tanta su obstinación y sus argumentos interminables que hasta llegue a dudar de mis principios y de las experiencias vividas, era tanto mi amor por el que para mantenerlo preferí olvidar hasta mis principios, yo también había sido un pionero, también a mi me habían inculcado a puro cincel la revolución en mi cerebro, la única diferencia es que no logra entrar ni a golpe de cinceles, había descubierto lo engañoso que era este sistema, ya sabia hacia donde nos dirigíamos, pero a pesar de todo claudique, deseche la idea de salir del país, todo lo soporte estoicamente por el, pero el tiempo paso y su familia revolucionaria emigro y el junto con ellos, dejándome sumido en la mas obscena y pegajosa telaraña, me había formado a su imagen y semejanza y me había dejado sin la coraza que tenia para vivir, la que había tenido que romper para poder amarlo abiertamente, y sin valor para comenzar nuevamente, se había ido con sus ideas revolucionarias y yo me había quedado en la revolución sin ideas.
Habían trascurrido ya dos años dese la partida de Verónica y tras la deserción de EL, me había sumido en una depresión como no recordaba otra, no salía de la casa solo para ir al trabajo, me había retirado de todo y mi vinculo con el mundo exterior solo se reducía a cartas y pequeños paquetes que recibía de vez en cuando de mis amigas ecuatorianas.
Por una llamada Verónica me hablo de la dificultad que tenia un amigo de ella, que necesitaba una vez mas de mi ayuda que no tenia dinero y que tenia que ser operado de una pierna, le dije que si y articule los contactos que había dejado cuando la operación de ella, su medico y ya mi amigo me prometió hablar con un ortopédico amigo suyo para hacer a la llegada de Javier lo mismo que con ella.
Ya había recibido las señas de Javier y a su vez el tenia una foto mía para su llegada al aeropuerto, mi amigo el cirujano que había operado a Verónica, me llevo en su auto a recibir a nuestro enfermo, me había echo un simpático letrerito con su nombre, pero no fue necesario, el único que traía muletas era el, tras los abrazos pertinentes nos fuimos a casa, a tiempo para ver el capitulo que correspondía a la telenovela brasileña que transmitían por esa epoca.
Era un hombre pequeño e insignificante, con unos espejuelos que marcaban  aun mas su fealdad, fue nuevamente acomodado en la habitación que ya había quedado para los “huespedes”, ya esta vez sabíamos a donde debíamos dirigirnos primero, el también venia equipado de una buena cantidad de cartas para diferentes dirigentes a distintas escalas y buena cantidad de regalitos para posibles sobornos.
A la mañana siguiente nos vino a recoger nuestro medico y junto a el nos dirigimos a un hospital de la habana que había sido recientemente reformado y se anunciaba a bombos y platillos como la octava maravilla del mundo, fuimos presentados a nuestro futuro protector se hizo una junta de médicos y con todas las radiografías y otros exámenes que se había traído le indicaron que lo mas inteligente seria precisamente no operar, no se sabia como podría quedar ni hasta donde serian las posibilidades de éxito, pero si un profundo tratamiento de rehabilitación y ejercicios bien indicados por un fisioterapista, todo quedo así dispuesto, pero cuando fueron a hacer efectivo el ingreso chocamos con la muralla infranqueable de la “compañera de relaciones internacionales”, (que mas bien debería llamarse la compañera de dolares por delante), que no quiso entender de ninguna manera todos los argumentos humanitarios que les pudimos expresar, ni siquiera transo por una consulta externa. El tiempo había pasado y el sistema se había perfeccionado si no pagaba en dólares, jamás seria atendido ni en ese ni en ningún otro hospital, y comenzó el largo bregar por interminables oficinas gubernamentales que yo sabia desde antes que no le resolverían absolutamente nada.
Nos enfrascamos en una penosa carrera ante las puertas de las oficinas de los mas difíciles poderes de este país, todo era lo mismo, si tu problema no era lo suficientemente doloroso para ser divulgado y seguirle el juego al sistema, jamás serias atendido, nunca seria como las anunciadas operaciones ejecutas por el “celebre” Albares Cambras, ante las cámaras del programa de Isa Dobles, (una venezolana que vivía como quería en cuba y que se hacia pasar por periodista y trasmitía unos reportajes tan comunistas que el rojo estallaba en la pantalla) donde toda la familia del aquejado aparecía en el putumayo con los niños llenos de mocos y las familias en harapos, dándole las gracias a Fidel.
Aunque mi amigo fuera de izquierda no lo era lo suficiente, no era famoso, ni tenia a nadie que lo respaldara, lo acompañaba estoicamente dándole alientos a el y mas que nada a mi mismo.
Mientras tanto las reservas de dólares que se había traído tocaban fin y era necesario hacer algo para podernos mantener por algún tiempo mas, se acercaba el fin de año y aunque en este país esas fechas pasan con mas penas que glorias las diplotiendas si lo festejaban en grande, desde simpáticos Santa Claus junto al que los niños extranjeritos se fotografiaban, hasta las perseguidas rebajas del 50%, las que nosotros buscábamos desenfrenadamente, para poder comprar las cosas y después venderlas en bolsa negra, comprar nuevamente dólares en bolsa negra y repetir el movimiento, negocio por cierto muy lucrativo y como los extranjeros eran los únicos que podían tener dólares y comprar en esas tiendas podíamos hacerlo frecuentemente.
El tiempo de Javier tocaba fin y no había podido hacer nada por su dolencia, solo se había podido hacer una consulta en el Cira García que por el “módico precio” de ochenta dólares le habían atendido y le habían indicado los ejercicios que debería ejecutar y se iba de cuba con la absoluta certeza que era nuestra culpa el no hubiera sido atendido en un hospital, no quería entender que el sistema revolucionario había revolucionado el comercio capitalista de la medicina, se había dicho al mundo que cuba era una potencia medica y no podían perder la oportunidad de sacar partido a eso.
Finalmente partió dejando tras de si una estela mas de penas que de glorias, se había ido y la sensación de vacio y abandono aumentaba dentro de mi, la impotencia y la cobardia eran los estándares que embolvia mi espíritu, dejándome en esta tierra que cada vez mas dejaba de ser mia.
Tras Javier y al poco tiempo llego Eduardo, ya veníamos siendo como una especie de sucursal de las hermanitas benedictinas con atención a los desvalidos de america del sur, este gracias a dios venia con todo ultimado y su hospitalización en el hospital Frank país, centro medico especializado en problemos ortopédicos, venia con todos los gastos pagadoscosa que la “terrible sociedad capitalista”, le brindaba por ser un trabajador publico, solo me había contactado para entregarme un paquete que me enviaba Lilian, lo conoci y lo invite a comer, por aquella época aun nos podíamos permitir esos lujos, tras la cena nos comenzamos a hacer grandes amigos, por fin llegaba alguien que no era tan radical en sus ideas izquierdistas, comprendía quizás nuestro sistema y se auto felicitaba por vivir en su país, me explicaba como funcionaba un sistema capitalista , sus pro y sus contras, de la seguridad social y de cómo mediante ella había podido realizar este viaje.
Pasamos unos días de magnifica comunicación, algo tan distante de nuestras vidas, donde no hay espacio para la diferencia de criterios, donde todo debe ser repetido en todos los lugares y hasta con las mismas palabras, le hizo pareció hilarante valla que se repetían unas tras otras con el texto de “todo buen revolucionario de saber tirar y tirar bien”, referido a que en su país la palabra tirar significaba nada menos que “singar”, en estos momentos estábamos esperando unas de las acostumbradas agresiones que nunca llegaron, La Habana casi se hunde de tantos huecos que se hacían para posibles trincheras que jamás serian utilizadas con esos fines, los que solo servían para llenarse de agua, que al estancarse allí era un magnifico caldo de cultivo para cuanto germen y cuanto bicho deseara reproducirse a sus anchas;
¿ Creo que por esa  época hubo un brote de dengue?, seria que tenia algo que ver??; en fin aquello no importaba había que tener a la población entretenida, aunque el país se hundiera los huecos había que hacerlos, a lo que la gente jocosamente decía que eso no era lo peor, sino cuando hubiera que taparlos, lo que al cabo de un tiempo y las invasiones de mosquitos (y esos si nos invadieron), tuvieron que hacer. La voz popular era sabia.
Como en otras oportunidades la despedida llego, mi vida se había convertido en un constante decir adiós, ya me dolía la espalda de tantos abrazos y me dolía la mano de tanto decir adiós desde la parte de afuera de los cristales del aeropuerto, pero mas me dolía el alma de tanta perdida constante, de tanta gente que se iba y jamás volvía, de tanta soledad, de tanta asfixia, de tanta impotencia y envidia por no ser yo el tomaba el avión.
Creo que fue por esa época cuando le hice una carta a Verónica, la que mas e querido, que hablaran entre ellos a ver quienes me podían ayudar y confesándole mis requiebros y angustias pidiéndole ayuda a gritos, que viniera a casarse conmigo para que me sacara de aquí, estuve forjándome ideas tanto tiempo como duro la respuesta en llegar, me veía en Quito trabajando, luchando, me podía hasta permitir ser de extrema izquierda pero allá, allá todo era posible, pero sobre todo me imaginaba franqueando los rígidos limites de la aduana y subiendo al avión; y la respuesta llego en una carta con toda la demora acostumbrada del correo; me llego la negativa mas rotunda que jamás había recibido, me explicaba que jamás tendría ese dinero, que no podía hacer eso, porque su novísimo novio jamás lo entendería, que seria una empresa demasiado riesgosa , que quizás después de todo quizás no era tan malo estar acá, que de ninguna manera ella podría hacer eso. Su contesta era rotunda me había echado a la cama por un largo periodo, me había incrustado contra el piso, pensé que era importante para ellos, pero me daban una negativa que me ponía a pensar hasta donde habían sido sinceros conmigo, hasta donde me habían utilizado ellos a mi, hasta donde había sido “JINETEADO”.
Me propuse que jamás volvería a incurrir en el mismo error, que jamás volvería a ser utilizado, que siempre en lo adelante seria yo el explotador, pero una vez mas me equivoque, volvería a incurrir en el mismo error ya tiempo después y bajo el nombre de Yanet, que llego a mi con otro paquete y una necesidad de afecto que le ablandaría el corazón a la mismísima “compañera de relaciones internacionales”.
También era de izquierda (y ya me tenían cansados todos ellos), y esta todo le parecía muy interesante, quería estudiar comunismo científico, acá en el ultimo bastión quería quedarse a vivir, luchar contra el imperialismo, esta vez claudique y bajo el juramento de no discutir de política, sellamos la amistad, venia como los demás sin un centavo, por suerte teníamos algunos dólares que me habían enviado y la explote todo lo que creí poder, la empeñe en un constante recorrer tiendas, yo le puse el sobre nombre de “la cangura”, por llevar una enorme mochila al frente y su andar cansado tras de mi por todas las diplotiendas de la habana y de las playas también, se paso dos semanas en mi casa sin jamás dar un centavo (como todos los anteriores), parecía increíble que a pesar de ser ella la extranjera , era mantenida por mi, esta compartió con todos, soñaba a todo momento, quería casarse en cuba con un lindo cubano, pero no se había registrado ningún cubano que quisiera casarse con una extranjera para quedarse a vivir en cuba, todos querían EMIGRARRRR, ni ella misma lo pudo encontrar y muy jocosamente le juramos que si se reportaba alguno le avisaríamos.
Nunca llegamos a saber cual era la situación que tenia en su país o mejor aun en su familia que la impulsaba desenfrenadamente a no regresar, hasta en este país era complicado alguien que realmente quería la revolución deseaba quedarse y se lo negaban, no bastaba con amar la revolución para poder quedarse y que te dieran una libreta, había que tener muchos dólares e invertir aquí para poder ser recibido por el gobierno.
Finalmente Yanet se marcho con su mochila repleta de libros comunistas y regalos de todos, le dimos de todo lo que pudimos comprar con nuestros tristes pesos, la repletamos de artesanías, cuanto libro de Lenin de Marx y demás ideológicos que nos obligaban a comprar, les dimos hasta los libros de texto de la escuela, que quizás en sus manos serian mejor utilizados que nunca, le dimos hasta nuestros pocos recuerdos agradables de la revolución, se fue llena de ella y agradecida de haber sido tan bien recibida y atendida se fue pensando que el producto de este sistema era realmente bueno.? Lo seriamos de verdad?; pero Yanet también me fallo, se había llevado buena cantidad de productos para venderlos en su país y después hacerme llegar los dólares, con los que pensaba yo podría seguir subsistiendo un tiempo mas en esta sociedad dolarizada, aunque nunca entendió porque ella tenia derechos que a nosotros nos tenían negados, y porque casi no se podía comer si no tenias lo que habían sido siempre renegados “billeticos verdes”, eso no se lo pudimos explicar, no quería romperle sus ilusiones y en realidad nosotros mismos no lo sabíamos, espere el retorno del dinero que nunca llego, jamás volvimos a saber de ella, evidentemente había muerto luchando por las causas perdidas o atragantado con los dólares que nunca me mando.
A Ricardo y Guida los conocí en Tarara, yo salía del trabajo porque una de las tiendas que tenia que atender por la empresa de comercio en donde trabajaba era precisamente esa, la tienda que le vendía cosas a los rusitos de Chernóbil y aparte de ir a hacer el trabajo aprovechábamos para comprar cosas en pesos cubanos que en otros lugares era imposible, como shampos , pasta de dientes, detergentes, jabones, chancletas de goma y cosas así, tenia una amiga que vivía dentro de tarara que era un área cerrada y solo para extranjeros y nos sacaba las jabas con las cosas para afuera en su carro, pero a veces no había mucho que llevar y como había que sacarlo a escondidas nos metíamos los chocolates hasta en el calzoncillo, así que siempre llegaba con el culo lleno de chocolate, bueno estaba en la parada de la guagua esperándola que siempre se empecinaba en demorar, los vi bajarse de un camión ( que quizás lo habían traído de botella, cargados de mochilas y con unos deseos terribles en sus ojos de ayuda, les pregunte si necesitaban algo, al contestarme con su extraño acento (eran brasileños), me explicaron que deseaban desenfrenadamente una habitación para descansar, les ofrecí mi apartamento por el simbólico precio de diez dólares el día, aceptaron de inmediato, llego por fin la guagua y los lleve a mi casa y tras prepararles un delicioso almuerzo y ducharse, me invitaron que los llevara a recorrer la habana, este trabajito de guía me estaba realmente molestando, pero mas me molestaba que también eran de izquierda, pero ¡coño! Que suerte tenía para ellos. Hice como con Yanet, pactamos después de un rato de conversaciones políticas, no hablar de eso, esa parte mejor se la dejaba a mi pareja que ya vivía conmigo en esos momentos. El adoraba al Che y hasta se le parecía bastante físicamente, yo lo odiaba totalmente ( al Che), mas que nada por haber sido un homofóbico redomado y mandaba a los campos de concentración a cuanta loca hubiera en la habana, le parecía de mal gusto el comercio excesivo que veía de su imagen, así como de los símbolos del país, toda una gama de pullovers y toallas con sus fotos y hasta su imagen formada por brillos y lentejuelas esa es por supuesto la que mas me gustaba, porque seguro era una venganza de algún gay que lo había diseñado y finalmente lo había mariconeado hasta la saciedad.
Esa noche la pasamos en casa tomando ron y escuchando música cubana (que otra cosa se puede hacer en cuba), al menos era buena música cubana la de antaño que se habían comprado en el palacio de la artesanía a sugerencia mía. A la mañana siguiente nos fuimos a una agencia de viajes que se encargaba de sus vuelos para confirmar el día siguiente, de ahí nos fuimos al hotel comodoro, donde se habían hospedado unos compatriotas de ellos, salían en ese momento para varadero, el hiso los tramites para ir en ese viaje aunque yo me negué a ocasionarles ese gasto y porque además no llevaba mi avituallamiento de playa que era bastante extenso por cierto, desolló mis argumentos y nos fuimos todos a Varadero íbamos en una guagüita de turistas con guía y todo, al yo ser cubano y según mis acompañantes de gran confianza obviaron a la guía y comenzaron a acosarme a preguntas , a estas alturas ya yo había echo un curso intensivo de portugués en 24 horas y lo hablaba bastante bien, (portuñol como decían ellos), pero me ponían en una situación difícil al tratar de contestar sus preguntas ante los ojos acusadores de la guía, esta vez también claudique (bueno todo fuera por la excursión a varadero), y les dije precisamente lo que querían oír, pero Ricardo me miraba quizás compadeciéndose de mi al verme sin poder expresar mis propios criterios. Hasta tenia que explicarles las cosas que íbamos viendo, aquella guía no sabia nada de la historia de cuba y solo le interesaba mostrarle los lugares turísticos, así que yo me tome todas las licencias históricas y geográficas que me dieron la real gana, desde decir que la estatua que estaba frente al amejeira era la de maceo hasta pasar por santa cruz y decir que eso era una refinería de petróleo (cuando era la fabrica de ron), y al preguntarme porque la provincia de matanzas se llamaba así , les dije que ahí había habido una matanza de indios ( cosa que después me entere que era cierto, al menos en eso la había pegado), en fin yo lo decía con tanta soltura y desenfado y en ese lenguaje inventado que todo se podía creer.
Finalmente y gracias a dios llegamos a varadero, nos soltaron en el hotel Tuxpan, a las once de la mañana y nos recogerían a las 4 de la tarde para traernos de regreso, nos habíamos ido sin nada para bañarnos en la playa y al ella preguntarme sobre donde podríamos comprar trusas para bañarnos, les indique un centro comercial cerca de allí donde se podían comprar cosas bastantes económicas, según los precios de varadero que son bastante altos, y tras un pequeño soborno al chofer de la guagüita nos llevó a hacer las compras de lo que podíamos necesitar, después de regresar nos cambiamos y nos metimos alegremente al mar, estaban maravillados, los deje disfrutando de lo lindo y me fui junto a unas señoras mayores que nos acompañaban y como ya guida les había contado de mis dotes culinarias fui centro nuevamente de preguntas esta vez y parece que habiéndose dado cuenta de cuanto me disgustaba hablar de política, les explique en mi recién estrenado portuñol, buen numero de recetas de cocina, lo que ellas atendían con bastante atención, al notar mi garganta seca me ofrecieron una coca cola la que recibí casi con saltos de alegría, al poco rato llegaron mis amigos y las señoras se fueron a almorzar, lo traían ya pagado en el paquete, nosotros (bueno en realidad ellos pidieron yo con que iba a pedir si no tenia con que pagar, allí todo era en dólares), nosotros pedimos hamburguesas, pollos fritos y otras cosas, seguimos conversando y conociendo el hotel cinco estrellas , llego la hora de la partida y después de el haber dado un buen escándalo nos tuvimos que ir sin haber comido nada pues nunca lo trajeron, eso significaba las estrellas que ostentaba el hotel, nos fuimos de varadero sin haberlo conocido en lo absoluto, los habían llevado a un hotel muy semejante al donde ellos se encontraban les habían ofrecido un trozo de playa y una piscina igual que cualquier otra, les habían cobrado cincuenta y tantos dólares y no habían visto ni pitoche de varadero; ahh pero eso si habían ido a varadero.
Al regreso nos quedamos cerca de la casa, lo que causo también otro disgusto, que diferencia había en quedarnos antes, no podía creer que nos llevaran  hasta el comodoro cuando nos podían dejar en la vía blanca, al final lo logramos y llegamos con mas frustración que otra cosa, aquello era todo lo que no se debía esperar de una excursión, peo en fin estábamos en cuba y hasta para ellos no había otra opción.
Llegamos a la casa verdes de hambre, por lo que tuve que hacer galas nuevamente de mis dotes culinarias y hacer una suculenta comida, gracias a unas latas de atún que nos habíamos traído, seguimos tomando ron hasta la noche en que pidieron un taxi que nunca llego y tuvieron que irse en un carro particular hasta el aeropuerto. No sin antes darnos las direcciones y prometernos escribirnos.
Ricardo también era un romántico, soñaba con traer a sus hijos a estudiar a cuba y venirse a vivir acá. Tampoco contaba con recursos para eso, nos seguíamos escribiendo y el decía sufrir por lo que pasaba en cuba, “el terrible capitalismo” y su pérfido bloqueo contra cuba,( aunque en las diplotiendas no se notaran para nada), me contaba que cuando Brasil y cuba se hicieran amigos no nos faltaría de nada porque en su país había de sobra, pero mi novio lo callo con un mejor se ocupan de sus muertos de sus hambre, de las favelas, de la delincuencia y de sus aborígenes que caían como moscas en el amazona, antes de dar sus recursos a otros como hacia nuestro gobierno, que prácticamente manteníamos a otros gobiernos, que luego nos darían con las puertas en las narices como Angola por ejemplo.
Había pasado mas de un año cuando llego Lourdes, la madre de Ricardo, este me lo había anuncia por teléfono, me llamo y me pido que fuera a verla al hotel y la ayudara a conocer la habana, le explique que las cosas como siempre habían cambiado para peor, en este país esa es la única manera de cambio siempre para peor, el transporte estaba imposible te podías pasar el día entero en la parada de la guagua y no pasaba ninguna, se podía tener dólares, pero no se podía entrar a los hoteles, lo teníamos demasiado arraigado en nuestras mentes de treinta y tantos años de prohibiciones; la señora me llamo y me pidió que fuera a verla al hotel Neptuno, que era muy importante para ella, y ante la expectativa de un posible paquete que me enviaba su hijo fui hacia allá.
Tras una larga espera en que finalmente tuve que hacer un abuso de mis facultades histriónicas en mi único personaje, la encontré junto a tras mas en el restaurante. Era una señora mayor no hablaba ni ápice de español, tan siquiera portuñol, era la presidenta de la casa de la cultura cubana y sociedad José martí en minas giráis, por supuesto de “izquierda también”, fui presentado a sus amigos, me llevó a su habitación para entregarme lo que Ricardo me enviaba, todo se reducía a dos libros para aprender portugués. Casi me echo a reír pues siempre me sucede lo mismo, las expectativas son tantas que me quedo bastante decepcionado, pero ella si me dio de sus reservas, una buena cantidad de jabones, shampo, pasta de dientes, etc. y una caja con los bombones mas deliciosos que había comido en mi vida (creo que habían sido los únicos), me explico que ella comprendía lo que pasaba aquí, que había venido a unas sesiones de solidaridad con cuba, pero que por favor los llevara a ellos a recorrer la habana, que la querían conocer de veras, salimos de la habitación y tras conversar un rato con los amigos y explicarles lo de imposible de las guaguas, a lo que ella me dio 20 dólares para que tomara un taxi lo que le agradecí enormemente y quedamos en que esperaría su llamado para vernos.
Esto sucedió a los dos días, me llamo al trabajo para que por favor la acompañara a realizar unos encargos que traía para algunas personas, (por suerte dentro del libro venían 100 dólares, algo que agradecí mucho mas que los libros por supuesto) la acompañe y después nos fuimos a hacer algunas compras, me tubo todo el día dando carreras por la habana, claro en taxi, ya no caminaba ni un paso mas, pero eso si sin tomarme ni un refresco, ( que energía la de esta señora), todo a estas alturas era porque se lo debía a Ricardo y quizás la esperanza de algún regalo.
Al día siguiente no nos vimos, concertamos una cita dentro de dos días y la seguridad de que conseguiría un auto particular para que nos llevara a todas partes, conseguí un auto moskobich, casi nuevo y de una señora actriz de este país que lejos de alquilar su carro para comprar jabón debería de viajar en limosina.
Llegue con el carro y enseguida se me unieron, lo primero que hicimos fue ponerles gasolina, tramite que realice para ganarme algunos dólares, enfilamos hacia la habana, fuimos a ver primero el museo de la revolución, siempre escoltados por niños que nos pedían moneditas intur y dólares a cada paso, ellos se enfrascaban en darles lápices y caramelos, lo que era muy bien recibido, pero insistían en los dólares, lo que a ellos les disgustaba y a mi no hacia mas que causarme risa.
Al entrar al museo fuimos parados por la agradable noticia que debían pagar 5 dólares por cada uno para ver los recuerdos revolucionarios, ahí solamente valían mis derechos de cubano, para mi la entrada era gratis y yo que precisamente no quería entrar, era suficiente con ver los únicos dos canales de televisión gubernamentales para saber todo lo que ahí había, (porque se negaron rotundamente a pagar por ver fotos),  tras el primer intento fallido de turistear nos dirigimos hacia la bodeguita del medio, donde todo turista que se respete debe ir, allí nos sacamos las acostumbradas fotos y nos tomamos el celebre mojito, salimos escoltados nuevamente ya no solamente por niños, sino por personas de todas las edades que nos requerían pidiéndonos e todo, hasta una jovencita con su bebe en los brazos nos pedía un tete o algo para el, hasta donde hemos llegado, allí también se vendía de todo, desde una muleta, hasta las consabidas imágenes del che, que Lourdes estuvo tentada de comprar y quizás viéndome la repugnancia en el rostro se retracto. Salimos de la catedral muy apenados, no entendían que sucedía, aquello no era lo que decían en la convención en que participaban; tras la despenalización del dólar, se le había escapado la gente de las manos, ya los jineteros no eran unos cuantos, ahora se había ampliado mucho mas, la realidad era cruel, el vil dólar se había convertido en la razón de nuestras vidas.
Nos fuimos a mi casa donde les hacia el almuerzo, ahora la cosa era distinta, solo les podía ofrecer, moros y cristianos, ensalada de tomate ( que por ese momento había en nuestros agros) y unos suculentos pescados “chicharros” que bajo el titulo de “un exquisito pescado tropical en fase de extinción” se los comieron encantadas aunque les tomo bastante tiempo porque parecían unos puñeteros alfileteros de tantas espinas que tenían, ellas habían tenido el desatino de preguntar que deberían de comprar para la comida, a lo que aproveche y tras comprar cervezas y algunos refrescos les pregunte con la mayor ingenuidad si no habían probado la malta con leche condensada, al contestarme como imaginaba que no, aproveche para darme un buen gustazo  y compre un paquete de maltas y latas de leche condensada, yo también tenia derechos ehhh, ya tendría mi novio leche condensada por un buen tiempo, de otra manera hubiera sido imposible.
En realidad la pasaron bien, al menos eso dijeron aunque por poco se van sin probar la malta con leche porque yo casi quería olvidarlo, pero ellas me lo recordaron.
Ese fue otro día agotador, al llegar al hotel de regreso, los esperaba una inminente intelectual cubana que salía en el programa de televisión escriba y lea y estaba allí luchando un jabón, al darme Lourdes nuevamente dinero para que me fuera en un taxi, nos quedamos en que los iría a recoger al día siguiente con el carro para ir a varadero.
Llegue bien de mañana, los encontré a todos fuera del hotel, pensé que me estarían esperando, pero al acercarme a ellos note cierta tensión y disgusto por su parte, rápidamente me contaron que se habían enterado que Color de Melo estaba hospedado en el hotel contiguo al de ellos. El Comodoro, que prepararían en ese mismo momento unos carteles y se irían a protestar frente al hotel, me puse pálido y empecé a temblar, le trate de explicar ya con la voz entrecortada que en este país eso estaba estrictamente prohibido, que irían en contra de ellos mismos, sin pensar que a mi me meterían a la cárcel y botarían la llave, pero argumentaban que no comprendían que podía hacer su ex presidente allí, cuando había sido destituido por corrupto y lavador de dinero, necesitan una explicación promesa de armar un escándalo, sabia a lo que me expondrían de hacerlo, la tención se iba acrecentando, las especulaciones y las opiniones de otros brasileños los enaltecía, se hablaba ya de posibles conversaciones gubernamentales, definitivamente aquello me había superado, que no entendían como le habían permitido la entrada de el a este país. Debía de estar haciendo lo que en otro momento quizás había echo Noriega , y de los etarras que también veraneaban en la isla , lo mismo hacían.
Eso los dejos clavados en el piso, había logrado hacerlos callar, con argumentos irrebatibles e incuestionables, se montaron al carro y nos fuimos.
Nos fuimos a varadero y con el aire que entraba por la ventanilla, trataba de despejar mi temblor y miraba constantemente hacia atrás pensando que en cualquier momento viniera la policía a pararnos, me propuse que el viaje no seria como el de Ricardo y guida, pensaba mostrarle varadero y espantar las sombras de lo ocurrido, en el camino lo preguntaban todo, me resultaba agotador el conducir y además de explicar maravillas geográficas e industriales, pero son mucho mejores estas preguntas. Entramos a varadero ante los ojos maravillosos de mis amigos, fuimos directo hacia el Tuxpan, ya que no se podía continuar mas allá, estaba en construcción un nuevo hotel cerca de las Américas.
Allí mismo nos quedamos, le explique a Lourdes que allí había estado junto a su hijo y su nuera, lo que produjo una incesante lucha por hacernos una foto para que su hijo nos viera en el mismo lugar donde el había estado. Tras la sesión de fotos nos dirigimos a la playa, elogiaban mucho la blancura de arena, lo cristalino del agua, tras estar allí un tiempo les propuse seguir el descubrimiento de “la playa mas hermosa del mundo”; al preguntarme si todos los hoteles eran parecidos a aquel y asentir , me dijeron que si yo no me disgustaba preferían quedarse allí, no tuve otra opción que encogerme de hombros y disponerme a disfrutar un agradable día de playa; (quizás los guías de turismo sabían lo que hacían).
Salimos del hotel ya entrada la tarde, no quería  que me cogiera la noche, pero tenia hambre y deseaban almorzar antes de irnos, por lo que nos fuimos al bodegón criollo, degustamos un delicioso plato típicamente cubano y finalmente nos fuimos de Varadero.
Definitivamente nos cogió la noche en la carretera, finalmente llegamos al hotel los dejes para que se cambiaran y pase a recogerlos mas tarde para irnos a La Maison. Deseaba fiestear y esa era la única oportunidad que tenia, al no podérmelos pagar yo por mis medios, debía esperar siempre por algún turista para poder frecuentar cualquier lugar.
Llegamos a La Maison, lugar que particularmente me fascina, por el encantador lugar donde esta enclavado, los pases de Fashion Show, el espectáculo que casi siempre es de buen gusto, por suerte ese día estaba un grupo de salsa rock que me gustaba especialmente para auto felicitarme.
Nos sentamos bien cerca de la pista, uniendo dos mesas, vino el mozo, (por cierto muy buen mozo, es como si los escogieran), mis amigos no se ponían de acuerdo, por lo que me pidió que cuando se decidieran lo llamara.
Por fin puse orden a aquel embrollo y tras pedir, continuamos viendo muy animadamente el pase de moda, terminado este, salió un mago con su hija y esposa, la hija era casi boba, la suspendía de una escoba ( como habría echo para conseguirla, la escoba digo),lo que lucia horrible tras ellos, llego la esposa del mago, era o parecía una telepata, cuanto mal gusto, se derrumbaban mis expectativas del lugar, pero el clímax llego cuando el mago le pidió una cartera a una jinetera y tras preguntarle a la clarividente que tenia en la mano, la pobre señora se devanaba los sesos tratando de adivinar, hasta que finalmente dijo- lo que usted tiene en la mano es una libreta de abastecimiento y sacando el mago la libreta de la cartera asintió con la cabeza y el estruendo de la risa de todos los cubanos fue unánime, lo que los extranjeros por supuesto no entendieron nada, para nosotros resultaba totalmente surrealista que en aquel lugar y con todo aquel derroche de capitalismo, saliera algo tan tropical y folclórico como una libreta de la comida, solo eso era posible aquí donde las “jineteras” hacían de todo.
Tras explicarles a duras penas lo que pude de aquello, cosa que creo nunca llegaron a entender, entro el grupo Monte de Espuma, les encanto, coincidían conmigo su música buenísima, así como lo agradable de las chicas que cantan.
Llegaron los pedidos, les pusieron cervezas a los que habíamos pedido, refrescos a otros y a Lourdes su jugo, me llamo aparte y me pregunto que porque le habían puesto eso y no lo que ella había pedido, ya sin comprender y ella contestarme con un sonido gutural, que no logre comprender, me señalo un vaso que lo que quería era ron, me disculpe y le pedí ron casi muerto de la risa y a punto de atragantarme con el sándwich que yo me había pedido; la noche paso muy agradable, terminando el espectáculo bailamos un rato y después nos fuimos. Llegamos al hotel y tras acompañarlos a las habitaciones me obsequiaron algunos productos deficitarios por acá, algunos dólares y nos despedimos fuertemente, sabia que jamás los volvería a ver.
Hasta cuando seguiría este constante despedir, esta constante incertidumbre hacia el futuro, hacia el extranjero, al saber que cada persona que se va muere inmediatamente, la distancia es inflexible, no perdona jamás las partidas.
Me fui de allí casi como había llegado, solo con un poco mas de fantasmas a mis espaldas, volvía a quedar solo hasta la próxima llegada.

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