Entradas populares

miércoles, 23 de marzo de 2011

El Periquiton.

                                                            ElPeriquiton.

Me había llegado un mejicano enviado por Lalo que quería hospedarse en una casa de un cubano y vivir como los cubanos, por supuesto gay, no tuve mayor complicación aunque le advertí que si quería acostarse con muchachos cubanos jamás seria como cubano, ahí no la vería ni pasar, tendría que soltar los dólares, ya todo había cambiado mucho todo era con dólares y hasta se podía tener encima sin caer preso por ello.
El venia con pocas cosas y sospeche con poco dinero también ya a estas alturas tenia que cobrar alquiler la cosa estaba demasiado dura.
 Hacia un tiempo se venían dando unas especies de fiestas de gays “clandestinas”, hasta Lola la mama de mi migo Luis los que habíamos caído presos una vez en los carnavales había echo una en la azotea de su casa, estaba bastante bien, muy buena música show de trabestis y cobraban 2 dólar la entrada , todo era a 1 dólar emparedados de jamón y queso y cervezas y los tragos, no todos podían pagárselas pero los gays siempre tenemos las maneras, habían echo otra por la calle Refugios en Centro Habana donde se presentaba una trasvertí divina y comiquísima que se llamaba Lola Montes, también cantaba una rubia despampanante llamada Paloma que cantaba las canciones de Amanda Miguel mejor que la misma cantante, también habían abierto hacia poco otra de estas discotecas en Marinao llamada el Periquiton, ya era muy famosa y aunque un poco mas caras que las otras se auguraba mucho mejor:
Así pues en los altos de Marianao casi La Lisa, una noche llegamos a "El Periquiton de Marianao" lo alarmante es que colindaba con los patios del ITM instituto técnico militar, o sea una unidad militar a escasos metros!! Igualmente las locas temerarias iban cada noche y desfilaban provocadoras delante de la posta de guardia , por suerte nunca sucedió nada...hasta esta noche.
El lugar tenia unos muros enormes de mas de dos metros que perimetraban la casa , tres pistas a diferentes niveles, pasillos con bombillitos como en Tropicana, mas un VIP y una caseta a 4 metros del suelo para el dj con luces y audio del carajo, zonas techadas , zonas al aire libre y el periquiton fue de las primeras casas que cobró la astronómica suma de dos dólares la entrada y algunos se rompían el lomo y hasta los dientes, toda la semana trabajando para juntar los 2 dólares para ir el fin de semana.
La mayoría de las veces la gente iban caminando, otras en guaguas cuando les daba la gana de pasar o en turistaxi cuando ibas con algún turista, en el mundo frívolo de la noche habanera el status es importante, en aquel momento poder andar en taxi o vestir bien o "consumir " en esos lugares era símbolo de poder económico y quieras o no te abría puertas (y piernas)...y como al lugar donde fueres haz lo que vieres..pues si había que pertenecer a alguna mitad, que fuera la mejor mitad...De ninguna manera este lugar se hubiese podido sostener sin la anuencia de la policía e incluso de los segurosos porque de lo contrario no hubiese durado ni media hora abierto, cuales eran las traquimañas internas? no las se y no me interesaban tampoco, el caso es que todos esos años fue un sueño cada fin de semana la diversión a pleno, el turismo en Cuba en pleno auge , una cierta apertura por parte del gobierno que permitía algunos rebusques al pueblo, pero el periquiton se hacia conocido en Europa y comenzaba a aparecer en las guías gays del mundo y ahí mismo se fue todo al carajo...
Esto salió en la mayoría de los periódicos del mundo menos en los de Cuba por supuesto:
El cineasta Pedro Almodóvar por poco es atrapado en un club gay La Habana AFP Una gigantesca fiesta de gente liberada , en un club gay clandestino de La Habana, concluyó en una redada policial de la que escapó providencialmente el cineasta español Pedro Almodóvar, director de la cinta Mujeres al borde de un ataque de nervios.
La discoteca El Periquitón, instalada en una casona del barrio habanero Marianao, fue intervenida por decenas de policías la noche del viernes al sábado, cuando se encontraban reunidas entre 700 y 1.000 personas, según versiones de testigos.
En la reunión, según los testimonios, se encontraba el afamado modisto francés Jean Paul Gaultier, de quien se desconoce si fue detenido. Hasta ahora periodistas que han tratado de ubicarlo en su hotel no han tenido suerte. La Embajada Francesa en La Habana y su consulado informaron que el modisto no ha entrado en contacto con sus oficinas. El cineasta Almodóvar, quien hasta el domingo anterior pasó varios días de vacaciones en Cuba, se encontraba entre los presentes en El Periquitón, pero se salvó de la redada policial debido a que se retiró momentos antes, aseguraron varios testigos.
El Periquitón, en el que se realizaban shows travestíes y era frecuentado mayormente por homosexuales, venía funcionando sin autorización desde meses atrás y tenía gran aceptación entre la comunidad gay, en parte por su bajas tarifas de entrada: 10 pesos (un dólar equivale a 23 pesos a cambio semioficial) para los cubanos y un dólar para los turistas extranjeros.
Aquello era todo un despliegue de tecnología y de flete, yo con el mejicano al lado que giraba mas la cabeza que la niña poseída del exorcista sin contar que lo que le faltaba para echar humo por las orejas era poco, de ver tanto chico lindo en tan poco especio, varios chicos me pedían cigarrillos y yo se los daba, si me parecía quizás un poco extraño los pelados a maquina sin la mano de un peluquero y las camisas a cuadros, pero era tanta la vorágines de aquel lugar que inmediatamente lo olvide, daban un show de trabestis de unas bailarinas que danzaban, era ya un poco entrada la madrugada, cuando encendieron las luces y entraron militares con armas largas y echaban a todos a empujones y nos obligaban a sentarnos en el piso, no lográbamos entender que pasaba, el mejicano lo tenia al lado mío y mi amigo José que había ido conmigo estaba por otro lado yo le gritaba que viniera junto a mi; y un “genízaro”(así se les decía a los orientales que llevaban de policías a la habana) gritándome, cállate me dio con la culata de la escopeta en la cara, la sangre comenzó a brotar y me tuve que tapara la boca con un pañuelo que el mejicano me dio, salíamos y nos montaban en guaguas (donde las abrían conseguido y además gasolina para echarle) si en la calle no había para el transporte publico, nos montaban a empujones en esas guaguas , en realidad no lograba entender nada, me gritaban ese es uno de los dueños , pero yo no sabia que se referían a mi, nunca antes había estado en ese lugar.
Después que llenaron esas guagua, nos llevaron para una estación militar que había en el mismo Marianao y que antes había sido una escuela primaria (que manía tienen los dictadores de este país de convertir las escuelas en cárceles); nos bajaron allí y sin excusas ni dejar a nadie hablar nos metieron en un enorme salón, que por suerte de ser de los primeros en llegar pudimos sentarnos en una esquina pegados a la pared y donde había una ventana por la que entraba un poco de aire y se podía ver un poco hacia afuera.
Seguían llegando guaguas con gente, aquello era lo de nunca acabar al montarnos en las guaguas nos habían quitado el carnet de identidad, en eso estuvieron toda la madrugada trayendo gente allí la mayoría nos conocíamos, por fin vi a mi amigo José, que no podía acercarse a mi, porque lo guardias no dejaban a nadie levantarse, parece que yo era de los peores no se porque pensarían que yo era uno de los dueños, en fin no entendía nada, ni nadie tenia ninguna intención de explicarlo, estuvimos allí entre gritos, culatazos e idiomas que a veces no entendíamos de algunos europeos hasta que al amanecer, llegaron unos militares y dijeron que todos los que fueran extranjeros se pusieran de pie , se pusieron de pie y los sacaron del lugar por la ventana vi que les entregaban los pasaportes los que los tenían( al mejicano logre explicarle como llegar a la casa y dijera lo que me había pasado y que avisaran en casa de José) y los que no los pasaban a otra sala, algunos formaban pequeños escándalos, (quizás sabiendo los derechos que tendrían en sus países, pero aquí eso no funcionaba), a los que les entregaban los pasaportes evidentemente los dejaban salir, tiempo después y cuando ya había salido el sol, nos sacaron a todos y nos pusieron a todos en el patio (quizás ahí se realizaban los matutinos de la escuela e otro tiempo), era un patio bastante grande, porque entre todos ocupábamos casi la mitad, claro habían sacado a todos los extranjeros que eran bastantes también, tenían algunos militares con armas largas custodiándonos, salieron algunos militares de otra aula y se quitaron las camisas, dejando al descubierto sus espectaculares pectorales y se lavaron en unos lavaderos que habían allí, y una loca sin poder mas y con ese toque de humor hasta en los peores momentos les grito !! ay ya empiezan las torturas!!, y no nos quedo mas que todos echarnos a reír.
Armaron una fila de mesas de escuelas con unas sillas, nos iban llamando y nos entregaban el carnet de identidad con un papelito dentro, allí mismo te juzgaban y te sentenciaban, después de un rato me llamaron y me entregaron mi carnet de identidad con un papelito dentro, cuando llegue ante el militar me lo pidió y se lo di, me pregunto que hacia allí, le dije que había ido a ver el show, miro el papel que había dentro de mi carnet y me dijo así que tenencia de armas blancas (eso era mentira yo no tenia ni una lima de uñas), escándalo publico (mira tu dentro de una discoteca cual es el escándalo); Y la consabida ostentación de la homosexualidad (bueno estaba en una discoteca gay que creían); en fin de un mazazo me pusieron 6 meses de privación de libertad, allí mismo dictaron sentencia y me subieron a una jaula policial, solo pude ver a José y desde lejos tirarle un beso, el mejicano había ya había desaparecido.
Nos llevaron y tras sentir el sonido metálico del candado contra la reja fue rotundo, me encontraba solo entre fieras, era un lugar extremadamente obscuro, una débil luz se abría paso a duras penas por unas persianas echas con concreto en la misma pared, todo era gris, las camas no eran mas que pequeñas lapidas de concreto adosadas a los lados de las paredes, solo había un espacio en el ultimo de arriba donde me subí y donde quería hacerme invisible, comenzaron a cuestionarme mi motivo de estar allí, mis ropajes y olores no jugaban con mi presencia allí, deje de lado las buenas maneras y aunque sabia que había micrófonos por todos lados lo conté todo, si lo creyeron no se, pero los rostro aunque imposible de definir sus expresiones se me antojaban solidarios.
Tras levantar una segunda acta fui llevado a otra celda, mas obscura que la anterior, pero con muchísimas mas personas, allí estaban los que esperaban traslado, aun tenia esperanzas de salir de allí ileso, hasta donde me estaba llevando mi obstinación; es increíble la solidaridad y el apoyo que puede encontrarse dentro de aquellos futuros reclusos, al ver a alguien que desentonaba con ellos, quizás no se querían revelar aun como lo cruel que serian después, se hablaban ahí dentro los temas mas insospechados, se hacían verdaderos aportes sobre la posibilidad de que existiera vida en otros planetas u otras galaxias, quizás desearían escapar allá.
Me pude sentar nuevamente en lo mas alto de aquellas lapidas, donde no quería bajar a nada y donde la suerte me hacia una mueca desde la puerta del calabozo, estuve trepado allí hasta que el sueño finalmente llego, por suerte no me había dado mis terribles migrañas, aunque los fantasmas de mi pareja teniendo romances con otros, no me dejaba casi respirar, lo veía disfrutando mientras yo estaba confinado en aquel lugar, hasta días después no supe cuanto me amaba.
Evidentemente todo el sistema policial funcionaba magníficamente, me había seguido mi “expediente de peligrosidad” y las relaciones que mantenía con extranjeros y lo peor aun que me acostaba con ellos, por lo que definitivamente me acusaban de los mas pomposos epítetos, la ya consabida “ostentación de la homosexualidad”, que brillaba delante de todos, como para que no hubiera duda que yo era una loca temeraria, relaciones inmorales con extranjeros, en fin PUTA, y por ultimo, escándalo publico y demás nombrecitos revolucionarios que no logro acordarme de ellos.
  Fui sentenciado a cuatro años de privación de libertad, por lo que se apelo nuevamente y a quien, pero bueno al menos apelaba que ya era algo.
Sin darme siquiera un segundo para despedirme me sacaron por otra puerta y me encerraron nuevamente en la jaula donde había sido llevado anteriormente y fui llevado al la prisión del combinado del este.
Avanzábamos hacia lo desconocido, solo se podía distinguir los constantes contrastes de luz que entraban por una pequeña escotilla que estaba situada en el centro del techo, donde todos nos apiñábamos tratando en vano de conseguir alguna ráfaga de viento que seria quizás lo único libre que podríamos conseguir, todos íbamos prácticamente sin mirarnos, el dolor era tan fuerte que no me permitía ni levantar la cabeza.
Nos dimos cuentas que habíamos llegado cuando la jaula se detuvo y al poco rato se abrió la puerta, fuimos sacados casi a empujones de allí, aunque no hacia falta nos maltrataban, era parte de la forma correccional, nos dijeron que a partir de ese momento dejábamos de ser personas y solo éramos reclusos, pensé que por haber sido sentenciado por homosexual pasaría a un lugar especial donde estarían ellos y seria quizás menos difícil.
Hacia tiempo que eso había sido erradicado y teníamos que estar todos juntos, en fin yo tenia que compartir la vida con aquellos seres por un pequeño espacio territorial y un tiempo indefinido de permanencia, porque generalmente te complicaban con algo y se extendía la condena, cosa a la que estábamos todos expuestos por la sencilla razón de estar allí, sin contar que también dependía estrictamente del humor de los “combatientes”.
Pasamos tres días en lo que se llama Admisión, un reducido espacio donde esperamos hasta ser llevados a nuestras galeras, lo que no significaba que fuera definitivo, todo allí estaba sujeto a constantes cambios, arbitrarios por supuesto y a voluntad de los combatientes, así se hacían llamar los militares que nos “cuidaban”, éramos una infinidad e hombres encerrados en aquel lugar sin bañarse y teniendo que defecar allí mismo y ante la vista de todos, pero eso no era lo peor, la realidad comenzaría ya después cuando fuimos llevados a nuestras galeras, antes de esto me habían pelado al rape, me habían dado un uniforme azul con una franja mas obscura al lado y mucho mas pequeño que mi talla, eran sabios los combatientes sabían que dentro de un tiempo me quedaría mucho mas grande de lo que hubiera podido imaginar, también me dieron un par de chancletas de plástico, que deberían durarme todo el tiempo y que me fueron robadas en la primera noche, por lo que debía de andar descalzo siempre y recibir alguno que otro “gomazo” por mi desliz, a partir de ese momento aprendí a dormir con mis pocas pertenencias pegadas a mi pecho, lo que yo llamaba la goma recibía el nombre de “componte”, era una goma de auto enrollada diabólicamente con la que nos pegaban, cuando sucedía algo o sencillamente se lo imaginaban, yo la hube de probar en varias oportunidades, cuando en unos de mis arranques de desesperación trate de suicidarme; abrí los ojos al dolor del combatiente que me pegaba con el,  aun sin yo saber por que?, sin decir palabra me dejo tirado en mi camastro ya sin colchoneta, los presos habían aprovechado mi fallido intento para llevarse la colchoneta y haberme dejado sin menos que nada, solo me advirtieron que de intentarlo nuevamente me enviaran a la celda de castigo, no sabia lo que era , pero si era de castigo, comparado con aquello seria el mismísimo infierno, esta vez me quede tranquilo sobre los flejes de la “cama”, que al pegarse a mi piel cruzada por los verdugones del componte me producían un dolor interminable, así pase algunos días, pero tengo un cuerpo demasiado resistente como para soportar todos aquellos encontronazos de la vida.
Cuantas gotas de sudor y lagrimas no se quedaron colgadas de esos barrotes, de aquella celda, de aquella galera de aquella guarida donde tantos hombres debían expiar “acaso sus pecados”,, donde se mataban a diario o se daba de navajazos y hasta se violaban para mantener su “hombría” un termino bastante difuso allí, para no perder eso que quizás era lo único que les quedaba, cuantas miserias, cuantas angustias, lloraban sin fin en aquel lugar donde las imaginaciones no existen, donde la realidad es tan cruel y tacita que solo a golpe de sopa de campana y cigarros de marihuana se podía a veces evadir, donde no existe el cuestionamiento, donde nada deja lugar a dudas, donde la cobardía se paga a precio de piel, donde todos somos simplemente números.
Recibí nuevamente la visita de mi madre, el jamás iría a verme, no podía , me hubiera complicado mas aun, o se hubiera complicado el, solo era para los familiares allegados y las parejas homosexuales no estaban dentro de esa categoría, eso era para ellos algo demasiado inmoral como para permitirse en esta sociedad, pero junto con mi madre venia su mensaje y su esperanza, su total apoyo y la fe absoluta de volver a vernos al final de mi estancia allí, de seguir amándome aunque el mismísimo dios se opusiera, de no dejarme ante nada, ni aun ante mis dudas, las que se disipaban cada vez mas, pero aquello no era suficiente.
Ya había pasado un buen tiempo y mediante no se que motivo las condenas se conmutaban a la mitad y mas con la buena conducta, (quizás les aliamos demasiado caros al gobierno), aunque aun señoreaba sobre mi la sombra del suicidio, para ellos había mejorado mucho, ahora me dedicaba a hacer de “casamentera”, parece que la mayoría de los gays tenemos la facilidad de la escritura y en lugares como esos, eso al menos valía algo, escribía cartas de amor de los reclusos a sus novias y esposas y hacia oídos sordos a los reclamos sexuales de algunos de ellos, se había filtrado la causa o algo por el estilo de mi motivo de estadía allí y habían pasado a llamarme “La Yuma”, quizás por mis intentos de hacerme pasar por extranjero, ya había ingresado a una cooperativa, donde los presos unían sus avituallamientos y los compartían y custodiaban entre si, a mi me convenía muchísimo pues no lo perdía todo con tanta frecuencia ante los jefes de allí, que eran los presos mas antiguos y de peores causas y a ellos les interesaban porque así podían probar lo que me traían que para aquel lugar eran verdaderos manjares; había un negro oriental gigante como un gorila que ya se había casi echo amigo mío, era muy serio y muy temido, pero tenia una debilidad, amaba las revistas del corazón, especialmente las españolas, no se porque le interesaban tanto las monarquías del país que fuera y la vida de las folklóricas españolas y las novelas de Corín Tellado, las que por supuesto yo mandaba a comprar a precio de oro, por toda la habana para dárselas, y las mandaba a pedir a mis amigos de afuera y el se las agenciaba con los combatientes para que mi mama pudiera pasar toda esa literatura y entre eso cosas para mi que de otra manera jamás se podrían pasar en aquel lugar, esto me aseguraba tranquilidad y protección al menos dentro de lo posible en aquel lugar; al saberse que yo era protegido por el era casi intocable, el pobre hombre se creía todo lo que casi leía, lo que hacia muy mal y a veces terminaba creyéndose historias que no estaban escritas, pedí libreta y lápiz y le empecé a enseñar a leer y escribir, pero tenia que ser escondidos en las literas donde el mandaba a salir a todos de la celda y nos enfrascábamos en aprender, el no quería bajo ningún concepto que los demás supieran que no sabia ni leer ni escribir, aunque era bastante avezado en matemáticas, sabia sumar restar y multiplicar a la velocidad de la luz, pero imagino eso si lo hiso el solo a golpe de tener que trapichar allí mismo, a mi me convenía que nos dejaran solos porque así pensaban los otros reclusos que el era mi “marido” y así era intocable para los otros que me hacían reclamos socavados de transes sexuales.
Se sentía un escándalo supremo desde el fondo de la galera, todos corrimos hacia allí y hasta las locas salían debajo de sus mosquiteros teñidos de rojo aseptil, cosa que hacían para diferenciarse y los demás supieran donde había sexo seguro, llegamos al tumulto del fondo donde se describía un espectáculo impresionante, un hombre se había cosido la boca con aguja e hilo y con su propia sangre se había escrito en pecho LIBERTAD, aquello retumbaba por todo aquel infierno terrenal y si no se sabia como había llegado allí esa aguja y ese hilo todos seriamos castigados, después que todos se deleitaron con aquel hombre que ni tan siquiera podía gritar se lo llevaron, a todos nosotros nos pararon en fila y nos dieron un sonado componte.
A los pocos días llego el hombre de la enfermería, venia totalmente cambiado, la enfermera había tenido la osadía de avisar a su familia y ellos habían contactado con un fiscal. lo que había sucedido era que después de lo que había hecho, le habían dado tal cantidad de golpes que había quedado irreconocible, por eso lo del fiscal, pero le habían advertido los militares que si hablaba le darían otra golpiza igual hasta dejarlo sin vida, pero que por el contrario si lo callaba todo, pronto lo pondrían a trabajar en la calle, (el sueño de todo recluso), eso nunca llego a suceder había muerto a los pocos días escupiendo sangre y sin ser atendido por ningún medico evidentemente a los golpistas se le había ido la mano o quizás se habían excitado demasiado en sus labores de sadomasoquismo, pienso que lo mas probable es que le habían quebrado algún órgano vital, que al no ser atendido por ningún medico y después tampoco al quererlo llevar a la enfermería aunque algunos tratamos de decirlo, pero todo fue en vano , nunca llego a trabajar en la calle y su familia nunca supo de que murió, en el acta de defunción decía como en todas las actas de defunción de las prisiones, “muerte natural”; si claro muy natural que muriera después de haberlo molido a golpes.
Esto me había desesperado totalmente y me había abierto los ojos de hasta donde podían llegar los combatientes que podían ser peores que los mismos reclusos, tenia el acoso constante de un recluso que me desperdigaba reclamos sexuales a cada momento y ya casi no le importaba la protección de mi amigo que ya estas alturas casi sabia leer bien y se releía las revistas del corazón enterándose de lo que no se había enterado anteriormente, ya temía una violación con el apoyo y el silencio general, pero el dolor y el sufrimiento eran mayores que el deseo de vivir, por lo que preferí ceder a los reclamos que ser victima de la violación, ya sabia yo lo que se sentía en esos casos, solo avise a mi amigo y le dije lo que pasaba, imagino le habrá dado una buena golpiza a mi pretendiente porque después solo me tiraba besos desde lejos pero nunca mas se me acerco, quería salir la “libertad” bullía afuera y yo quería participar y la tenia cercenada totalmente , me sumí en lo profundo de mi litera, no bajaba a nada, me había convertido en un ser perdido en los limites de la realidad, ya no serbia ni para escribir las cartas de antes, que eran las delicias de las amantes de mis compañeros, solo salía a las visitas , las que ya casi no soportaba por el tanto llorar de mi madre, y las promesas de el, que ya yo no quería escuchar, solo quería dormir y no despertar.
Es increíble como el cuerpo humano esta capacitado para resistir a cualquier contingencia, para negarse a dejar de seguir existiendo aun en los peores momentos; fui llevado a la enfermería casi sin conocimiento, ya de estos momentos no recuerdo casi nada, todo se componía de pequeñas imágenes entrelazadas por un hilo desconocido que fundía la realidad con lo soñado, fue mi mejor momento dentro de aquel lugar, la evasión era casi constante , lo que me mantenía alejado de allí, era como una larga penitencia en las sombras de lo soñado.
Fui recobrando el conocimiento lenta pero firmemente, al fin habían pasado bastantes días desde mi ingreso en aquel lugar, donde tanto predominaba el gris, había solo un fantasma parecido a un ángel que flota frente a mi y para el que yo no parecía existir, desgraciadamente me podía incorporar, yo quería seguir dormido ya que no podía muerto al menos con los ojos cerrados y soñando no estaba en aquel lugar, recibí la visita de mi mama nuevamente y me dijo al oído que aguantara un poco que pronto estaría en la calle, me quiso explicar algo pero no logre entender, yo solo quería dormir.
Casi no podía ni pensar, por suerte mi madre me había traído buena cantidad de sedantes y le había dado no se que a la enfermera para que me los pusiera en el suero y me mantuviera durmiendo, finalmente la libertad me llego precedida de un fuerte grito desde la metálica puerta de la enfermería, había pasado mucho tiempo pero esta vez la suerte me hacia un guiño de despedida.

2 comentarios: