Tras el comienzo de la entrada de la comunidad cubana en el exterior, se entreabrió algo la inmensa puerta que nos prohibía la mirada expectante hacia el exterior, pero tras el éxodo del Mariel, fue cerrada nuevamente de un tirón.
Ya era tarde la gente había visto hacia afuera y sabia que existía un mundo que vivía y bullía en deseos de ser conocido, comenzaban las pequeñas informaciones. Tras mucho tiempo después la hermética sociedad cubana se permitía hasta a veces alguna que otra pequeña critica sobre establecimientos y entidades gubernamentales, se comenzaba un proceso que dejaba espacio quizás a algún que otro ojo aguzado pudiera describir en el futuro, criticas mayores, pero “jamás contra el sistema”, ¡alto ahí!; no podía ser cuestionable nada que tuviera que ver con los medios de dirección gubernamentales!.
A decir de un estudiante de periodismo en un trabajo televisivo, que su “audacia”, hecho a rodar no pocas cabezas, “tenemos un periodismo de omisión”, sabias y atrevidas palabras, nunca nadie se había arriesgado a tanto; Se flexibilizaron algo los medios de difusión; ¿acaso para darles un maquillaje de liberalismo?, aunque siempre habrá que reconocer que no pocos artículos y por suerte cada vez son mas, llegan a ser a veces atrevidos, los que al salirse de la cotidianidad, son blanco al día siguiente de comentarios populares.
Cuando entre tantas cosechas de papas que jamás llegaran a nuestros mercados,(por acá se acostumbra a decir, prepara la jaba que va a empezar el noticiero de tv) y las grandes invenciones de la ANIR, y la “desgarradora miseria en el continente africano” y lo magnifico que resultan los bueyes en la tracción animal, que supera por supuesto a los tractores, (como es posible decir tales disparates, en tan poco tiempo en pantalla), se esboza alguna información interesante todos nos sentamos a la expectativa de que pasara y no pocos se preguntan que será de tan osado cronista, aunque los telecentros llevan ahí la avanzada de la audacia, la mayor parte de las veces son acallados prontamente por el tono acusador de algunos entrevistados, salir a hacer encuestas a la calle es una odisea de titanes, lograr que la gente diga precisamente lo mismo y casi con las mismas palabras no es tarea fácil, son verdaderos maestros nuestros editores, que hacen maravillas tijera en mano, es increíble como no existe la diferencia de criterios, todos los cubanos pensamos igual?, No, por supuesto que no. Ahí radica la necesidad de expresarse, de hacerle saber a los demás que nuestras cabezas a pesar de lo que nos han impuesto, piensan y de que manera y cuando alguien logra hacerlo publico bendito seas, quedamos reivindicados por algún tiempo, aunque eso signifique la desaparición misteriosa y policial de esa persona.
Aunque en cuba (se dice oficialmente), no existe un departamento especifico de censura, ya queda implícito dentro del medio hasta donde podemos llegar, cualquier alteración puede ocasionarnos grandes dolores de cabeza y hasta en el pecho, debemos esperar pacientemente que las notas periodísticas sean bajadas por el gobierno para entonces poder darlas a conocer, tenemos por supuesto temas totalmente prohibidos como la iglesia, los medios militares, los dirigentes políticos, levantamientos ciudadanos, así como toda información que llegue del exterior que sin antes de ser autorizada y dados los retoques necesarios jamás pueden salir a la palestra publica.
A pesar de todo eso en el mundillo periodístico e intelectual se manejan las informaciones a todos los niveles, pero siempre queda reducido a un pequeño círculo elitista al que no es fácil tener acceso, asi como las cosas que suceden a los más encumbrados periodistas y personalidades.
Así supimos que la aparente, desenfadada y quizás progresista periodista, se empecinaba en cambiarse de ropa con frecuencia, cosa que no seria nada censurable fuera de cuba, siendo una mujer publica, pero su deficitario escaparate la hace recurrir a medios mas drásticos como solicitar con firmeza y poder, le sean dados los vestidos que existen, en los depósitos de la televisión cubana y las pobres vestuaristas, que a veces se tienen que volver magas para sacar como en este caso un viejo vestido. Esto sucedió durante una de las entrevistas que el “comandante”, convoco con motivo del éxodo de agosto, ella necesitaba un vestido urgente, pero en los almacenes de ropa del instituto hay muchas chinches y otros insectos, y eso le sucedió a la pobre joven “escuchadora”, (porque en este país no existen entrevistadores, menos aun al viejito mayor), le sacaron un vestido infestado de estos terribles bichitos, (habría sido casualidad?) y se lo puso para salir en directo al aire en tal oficial entrevista, que aunque ellos (los periodistas), estaban allí de figura decorativas, casi no tuvieron que hablar, bueno en realidad casi nunca lo hacen el solo habla, la pobre periodista se mostraba inquieta y daba unos pequeños y mal disimulados saltitos en su asiento, cuanto debió haber sufrido para mantener aquella cara de interés cuando los bichitos la comían viva, una vez terminada la “entrevista”, corrió despavorida a quitarse aquel trapo de los infiernos, daba realmente pena, tenia todo el cuerpo surcado de espantosas ronchas, e esta manera obtuvo que le hicieran en la casa “Verano”, unas de estas boutiques para extranjeros un “modulo de ropa”, pero los encargados de estas funciones dijeron que ¡jamás le cocerían a una cubana!, ya habían sido avisados y a nadie les gusta que un ojo indiscreto como el de ella viera todos los trapicheos que allí como en todos los lugares había; por lo que se negaron rotundamente y por detrás decían que ¡a esa chismosa nunca!, solo quedaba la opción de “La Maison” , ya advertidos asintieron en hacerlo, ya no había donde mas recurrir, pero que en represalia les harían unos diseños tan fabulosos que parecería una ejecutiva trasvertida de los años treinta y así la podemos ver alegremente en la televisión.
Otro caso realmente fabuloso fue el de una rígida reportera, encargada de dar a la luz publica cuanto evento judicial de envergadura se realizase en el país, la que realizo un contrato fantasma con Cubatabaco para realizarle publicidad por el canal del sol y cobro nada menos que seiscientos dólares por un trabajo inexistente que ella ya lo había realizado, la dirección de la televisión quiso desmayar de estupor, como tan insigne compañera estafaba de esta manera. Pero todo quedo ahí, por supuesto tenia un respaldo envidiable.
Es altamente conocido la necesidades reales que tienen nuestros personajes públicos que cada vez desean lucir mejor, quizás parecerse a sus colegas de estas televisoras en español como Univisión y Telemundo, pero la realidad es otra y sus exiguos salarios en pesos no les permite darse esos lujos, hasta ellos les a tocado de cerca el periodo especial, ahora ya no todo se resuelve con un golpe de teléfono a algún socio dirigentillo, se necesita una verdadera fuera estatal para lograrlo o tener los dólares contantes y altisonantes para estas transacciones.
Situaciones de todo tipo se dan con mucha frecuencia en nuestros medios de difusión masiva, es altamente cuestionable cuando los locutores del noticiero de televisión salen en cámara con alegres blusas de muchos colorines y a la censura del director decirle desenfadadamente, que si no les dan ropa, deben aguantar estoicamente lo que ellas logren conseguir, generalmente pidiéndole prestado a infinidad de amigas y gays que trabajaban en puntos clabes, también es delicioso el desenfado con que se quiere barnizar nuestro noticiero y el locutor a las siete y treinta se le ve dando los titulares sin el saco y las ocho dar el noticiero con el saco puesto sudando y con los ojos lagrimeando tratando de leer un telepronter descolorido y opaco.
También estaban las reuniones de los martes por CHTV, el telecentro de la capital, donde unos simpáticos gorditos, decían lo que supuestamente darían y lo que seguro no darían por la libreta, (el perro sin tripa se distribuiría en playa o el picadillo de soya en estaba “atrasado”), entiéndase (nunca llegaría), la gente les decía alegremente la reunión de los cerditos , pues todos estaban rollizos y con unos colores que ni los televisores en blanco y negro lograban quitarles, como osaban hablar de periodo especial , evidentemente ellos lo conocían solo en el papel que les ponían a leer, pero no durarían muchos, fueron prontamente sustituidos por un “compañero” con cara de ratón, muy dirigente del partido, espejuelos y un frondoso mostacho que era lo único que se le destacaba, pues era tan flaco que los mismísimos tuberculosos sentirían envidia, ¡nada que como cubanos o no llegamos o nos pasamos!.
algo para pensar
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