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miércoles, 20 de julio de 2011

la mudada (parte 1)

La mudada.
Esta aventura comenzó hace mas de un año, cuando nuestros arrendadores en el edificio donde vivíamos, tras dar unos brochazos de pintura en las paredes de la fachada decidieron aumentarnos sin previo aviso y de un plumazo 350 dólares el alquiler, ahí decidimos que debíamos irnos ya no bastaba estar confinado a un cuarto con aire acondicionado, porque los otros dos cuartos estaban alquilados, me negaba tener que hacer vida social con los inquilinos, así que ahí comenzó el largo bregar de buscar para donde irnos, después de mucha  búsqueda infructuosa, y que las quincenas de mi esposo quedaran reducidas a un pago simbólico después de pagar el alquiler del apartamento y yo tuviera que hacer malabares vendiendo bisuterías a todas las viejas del bingo, conseguimos un apartamento que podría ser nuestro futuro, pero el que tenia un largo arrastre de incomprensiones, bueno mis cosas siempre son así, incomprendidas , desesperadas y de esperas realmente interminables, después de mas de un año de dimes y diretes enredos comerciales y favores que quizás nunca serán pagados, estamos tratando de hacer una mudada, ah la mudada, algo que me encantaba cuando niño, seria porque solo amanecía en otra casa, donde casi siempre dejábamos detrás la mitad de las cosas, mi mama maniática de la limpieza y de botar todo, así lo hacia ante permanente encogimiento de hombros de mi abuelo que se había tomado tanto tiempo en reunir cada tornillo y cada tuerca que en aquel país donde nunca había de nada, siempre decía que a lo mejor algún día nos haría falta, pero siempre llegábamos a una casa nuevamente vieja, nuevamente fea y nuevamente despintada, en una Cuba totalmente descolorida, pero donde al menos llegábamos a unos vecinos que no nos conocían pero que después de un tiempo seguramente odiaríamos y nos odiarían respectivamente, yo era un poco maricon para el gusto revolucionario y nos volveríamos a mudar, en ese constante  cambio cada vez nos reducíamos mas y mas y nos enfeabamos también cada vez mas, pero bueno eso fue allá.
 Aquí las mudadas son mucho peores, porque uno se va llenando de pozuelitos plásticos sin tapas, tazas sin platicos, platicos sin tazas, cuchillos sin tenedores, platos de diferentes tipos, tamaños y colores, copas inutilizables, exprimidores de naranja que nunca se usaron, porque aquí el jugo de naranja viene en unas divinas cajitas de tetra pack que no hay que guardar, sabanas viejas, toallas desflecadas, (las que después tuvieron mucho uso en el manantial permanente que teníamos en el baño eso lo tengo que reconocer), pues al tratar de levantar las lozas de este baño nuestro ilustre albañil había roto una tubería de agua y tuvimos que vivir unos cuantos días cerrando y abriendo la llave de paso porque teníamos un lindo riachuelo que salía de la pared del baño e inundaba toda la casa, en fin reducir un apartamento de tres cuartos con infinidad de closets, donde se guardaba toda esta mierda innecesaria, donde se guardaba hasta la ropa que trajimos de cuba, con una cocina de tres mesetas e igual cantidad de gabinetes a un apartamento de un cuarto y la mitad de otro con un closet y tres gavetas y una cocina con una meseta y unos tristes y empequeñecidos gabinetes que las puertas sucumbieron a mi primer impronta de abrirlos al quedarme con la puerta literalmente en la mano, es una tarea difícil.
 Finalmente comenzamos una mudada donde realmente yo no hice nada, siempre pasa así, soy totalmente inútil e incapaz de hacer nada útil con estas manos, acaso solo sirvo para hacerle entender a los demás lo que quizás deben hacer y en que orden, quizás mi inutilidad manual me desarrolla ese otro sentido, mi pobre esposo (como se le dice de otra  manera al hombre que a vivido a tu lado por 30 años, en una relación estable , amable y amorosa aun sin los correspondientes permisos de ningún gobierno), siempre se tiene que hacer cargo de todo, bueno todo el mundo viene con una cruz a esta tierra, la de el a sido cargar conmigo, pero en el camino lo a disfrutado bastante tampoco es tan triste la cosa.
Yo me negaba como siempre a empezar a empacar por la consabida predisposición que tengo a la fatalidad y asumir que las cosas o se demoran mucho o nunca suceden, finalmente empecé a empacar con la ayuda de la empleada que viene una vez a la semana; si y hace lo que le da la gana, como debe ser, me recuerda siempre a una adorable señora que nos limpiaba en cuba, (tras una discusión mefistofélica, acalorado, gritada y vapuleada a los cuatro vientos, como solo se lograba hacer en un edificio de
Micro brigada en un barrio periférico entre el y yo en ese puñetero Reparto Chivas decidimos que o nos separábamos o buscábamos a alguien que hiciera las tareas hogareñas, porque definitivamente ninguno de los dos queríamos ponernos la bata de casa, finalmente optamos por la segunda, y yo casi trabajaba para pagarle a la señora, así que ya sabemos que para evitar problemas esta siempre es la mejor opción); y tenia tan malas pulgas 
(la señora),que me mandaba a subirme arriba de la cama y no bajarme hasta que ella hubiera terminado de limpiar y el piso estuviera seco, conste que en cuba no había televisión durante el día, así que solo me quedaba mirar al techo frente al pequeño ventilador ruso que me discutía con ella, ella lo quería para secar el piso y yo para secarme el sudor, empezaba a tirar cubos de agua y a baldear como se decía en cuba, pero ahí quedaba yo relegado arriba de la cama hasta que ella me daba la orden que debía bajarme, una maravillosa mujer que con su amor y su trabajo infinito crio unos hijos adorables.
Sigamos, siempre me voy en los recuerdos, nos enfrascamos ella (la señora)y yo a empacar lo que creíamos necesario, tratábamos de botar lo que creía no servía antes que el llegara, porque nos sacaba las cosas de la basura si lo veía; casi todo le parece bueno y utilizable, o guardable para quien lo pueda utilizar en el futuro,(esa maravillosa e incomoda tendencia que tiene a pensar en los demás, a tratar de solucionarle la vida a los demás y a tratar de aconsejar a todos), era todo un reto vigilarle el horario para botar las cosas antes que llegara, pero solo guardábamos algunas cosas que realmente importaban o al menos eran las menos malas, trata de deshacerme a como diera de lugar lo que sabia no cabria aquí de ninguna manera, de sillas con patas flojas, mesas hundidas, sofás descoloridos, sillones que se abren ante mi peso, enormes muebles que pesaban mas que yo (y ya eso es demasiado), mesitas rotas, en fin todo un cementerio de muebles inútiles y donados por otros, que a su vez no los querían en sus casas y que yo tenia que forrarlos con plástico para que no se rayaran, ¿mas?, definitivamente ya lo hacia mas por evitar un disgusto que por la certeza de que no se romperían aun mas, de cuadritos tan sucios que una vez a la insistencia de el mostrarle la foto que contenía a una amiga y ella tomarlo en sus manos, no lograba entender ella el tizne prieto que se le había quedado en los dedos tras soltar el cuadro, que no lograba que se le quitara por mucho que se lo restregara y yo tener que salir corriendo a reírme al cuarto, eran muchos años de churre pegados al marco; en fin una empecinada casa de reciclar los inreciclable diría yo, aquí realmente se cumplía el famoso lema cubano de; “ hacer mas con menos”, aquí es casi hacer mas sin nada, realmente mudarse cuesta mucho, pero gracias a los amigos de el y en especial a la familia pirulí, lo que siempre le agradeceré a ese noble señor el haber echo suya esa mudada sin nunca verle una mala cara ni un mal gesto aun ante mis brazos cruzados, finalmente el apartamento para el que íbamos habían logrado casi hacer unas paredes y poner unos casi aires acondicionados a mi manera de ver un poco chicos, pero eso siempre a sido así, “en casa del herrero cuchillo de palo”, yo como siempre decía que “con la mierda no se puede hacer caramelo”, pero bueno aquí casi llego a realizarse, el baño medio empezado y todo medio echo se fueron mudando cosas poco a poco según se podía en enormes cajas entizadas en tape, llenas con cuanta mierda se pudiera recoger y que seguirán muchas cajas serradas por años en este minúsculo apartamento y las que después tuvieron que ser bajadas la mayoría por las escaleras cinco pisos, pues o se quedaban las cosas dentro y nosotros fuera o había que entre lagrimas y suspiros deshacerse de ellas, según la gracia de dios daba la mano para lograrlo, yo lo mas que lograba era tomar diazepam en cantidad que adormecerían a todo un hospital siquiátrico, y pastillas para evitar la diarrea porque lo menos que quería era una diarrea en esta odisea que constituía una excursión al baño.
Es milagroso lograr hacer cosas y tratar de medio remodelar un apartamento sin dinero es muy difícil, casi imposible, la casa de empeños en donde soy tan conocido que hasta me regalaron una botella de vino en fin de año por ser tan buen cliente, iban sacando el blog donde te hacen el recibo, al solo verme despuntar por la puerta y solo me preguntaban, ¿cuanto quieres?, finalmente quedo todo allí, las pocas prendas que se han podido acumular tras muchos años de carencias y deudas están durmiendo el sueño eterno en esa famosa casa de empeño, las tarjetas de crédito, bueno la tarjeta porque es una sola exploto, “se le debe a las once mil vírgenes y un peso a cada santo”, pero finalmente todo quedo reducido a un cuarto donde logre forrar las ventanas con lo que yo llamo black out de a cuara que no es mas que cartuchos de basura negros, pegados con tape en las ventanas, lo mejor de todo y algo que desconocía era el bañarse en este minúsculo baño, donde casi no entro, donde casi no temo caerme porque al ser tan minúsculo seguro quedaría atrapado entre las paredes y no llegaría al piso y el maravilloso acto de cagar, ah esa es la mejor parte,... (continuara)

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