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domingo, 21 de noviembre de 2010

tras tu partida

Me dejaste enfermo de lo pulmones y entre dudas y análisis iba mejorando para mi tristeza, soñé con un cáncer en los pulmones, quizás con morir de sida. Logre tras mis intentos y una personalidad falsa ser atendido en el amejeiras.
Para un cubano atenderse en ese hospital significa la seguridad de su diagnostico, el amejeiras constituye la meca de la salud cubana, un  centro hospitalario enclavado en un enorme edificio equipado según se divulga con la mas avanzada tecnología medica, entrar a ese lugar y mas aun llegar a los ascensores para subir a los pisos superiores donde están las áreas especializadas, constituye todo un alarde de inteligencia y de camuflaje algo que los cubanos hemos perfeccionado maravillosamente, el acto de mentir, los cubanos nos hemos especializado en inventar justificaciones de todo tipo, hasta cuando no nos la piden y son tan ingeniosas que dejarían con la boca abierta a no pocos novelistas.
Logre con mi caracterización de extranjero subir al octavo piso, sala de terapia intermedia adonde los familiares de los enfermos a veces no pueden subir, pero los extranjeros si.
Fui directamente a ver un medico que según había averiguado previamente era de los mejores. Me hicieron pasar a un pequeño saloncito muy acogedor y me pidieron con la mayor cortesía esa que solo le dan  uno cuando le dan el titulo de señor que esperara, que el doctor me atendería, el lugar era limpio par el estado en que se encuentran en estos momentos las instalaciones medicas cubanas, por supuesto, una mirada aguzada lograba ver las fisuras de la limpieza, los cristales estaban limpios hasta la altura de una persona mediana, de ahí, hacia arriba se veía claramente que hacia mucho tiempo que nadie pasaba una bayeta, las persianas de la salida del aire acondicionado que otrora funcionaba también dejaba ver el olvido a que había sido relegado.
Hasta este momento nadie me había preguntado que hacia yo allí, mi presencia y mi vestimenta eran suficientes como para no ser molestado. Tras una espera relativamente larga llego el medico, era un hombre alto, de maneras refinadas con un perfume que invadía todo el aposento unas zapatillas NIKE que evidentemente tenían que haber sido obsequiadas por alguien que las hubiera traído especialmente para el, pues de sobra sabia que no eran del tipo que se comercializaban en las tiendas para turistas de este país.
Se acerco con la mano extendida y tras un fuerte apretón de manos:
Usted dirá señor en que puedo ayudarlo? como conozco mis propias limitaciones, deje a un lado el acento extranjero que me había llevado hasta allí y solo conserve las maneras refinadas y le conteste:-

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